martes, enero 13, 2015

en el siglo XXI, México exporta migrantes que no terminan la educación básica. La escuela no funciona

El desarrollo económico del siglo XXI no se basa en la exportación de materias primas, el desarrollo económico está ligado a la innovación científica, tecnológica y a las innovaciones sociales. Los países que tienen una economía basada en exportación de materias primas y con sistemas sociales del siglo XVI simplemente son fábricas de pobres. Por ejemplo, México se ha convertido en el segundo exportador de migrantes, sin embargo, la mayoría de ellos no terminaron la educación básica; esto significa que realizarán tareas de bajo nivel de complejidad: 

México se ha convertido en el segundo exportador de migrantes —sólo superado por la India— y el cuarto receptor mundial de remesas, con 22 mil millones de dólares. Sin embargo, no figura en la lista de los principales exportadores de estudiantes. Nuestro país exportó 22 mil 800 estudiantes a países de la  OCDE en 2011 que corresponden a 0.83% del total de los dos millones 752 mil 200 estudiantes migrantes internacionales que fueron recibidos en centros de estudio de los países avanzados. Los 13.2 millones de mexicanos en el extranjero representan el 5.7% de los migrantes en el mundo. El 39.1% de los connacionales tiene entre 30 y 44 años; 21.8%, entre 15 y 29 años de edad, lo que indica que bien podrían estar estudiando. No obstante, sólo 6.5% de los mexicanos migrantes tiene algún título profesional o de posgrado y 10.9% algún grado asociado. La mayoría no terminó la secundaria y menos de 40% sí la terminó. Los destinos de los emigrantes mexicanos, según datos de 2010, son Estados Unidos con 11.9 millones, Canadá con 58 mil, España con 48 mil, Bolivia con 16 mil, Alemania y Guatemala con 14 mil respectivamente, Francia y  Reino Unido con 7 mil, cada uno, e Italia y Panamá con 5 mil cada uno y 51 mil más a otros países no especificados.

Esta situación se explica por la baja calidad del sistema escolar mexicano, y que en realidad la educación no produce ningún cambio social de manera importante. El viejo régimen revolucionario ha dejado estancada a la educación, y regresa a sus formulas de 1940. Piensa que las viejas prácticas políticas son suficientes. Sin embargo, nada ha cambiado. Por ejemplo, las evaluaciones y diagnósticos no se utilizan. Se prefiere confiar en "la astucia" de los políticos:

Hasta ahora, la evaluación ha tenido un “uso limitado” en los procesos de formulación de la política educativa y en la mejora de la práctica escolar, asegura el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). Además, advierte que al problema de la mala infraestructura se suma también el “inadecuado clima escolar” que se observa en los planteles de prescolar, primaria y secundaria, en los que “existen reglamentos y castigos que vulneran los derechos de los niños y las niñas”.

Se anunció con bombo y platillo que "por vez primera" se realizaría un censo escolar (por qué se tardó tanto tiempo es una incógnita) que sentaría las bases para la mejora.... Después de dos años, el viejo régimen sigue sentado. No ha pasado gran cosa, todo sigue igual. Hay escuelas sin agua, sin electricidad, sin ventanas, con problemas en techos y paredes:

En México, más de 42 mil aulas de planteles públicos donde se imparte educación especial, prescolar, primaria y secundaria carecen de energía eléctrica, mientras que 177 mil 719 presentan fisuras o cuarteaduras graves en techos, muros o pisos. De acuerdo con el Censo de Escuelas, Maestros y Alumnos de Educación Básica y Especial (Cemabe), se registraron 924 mil 561 aulas en el país, de las cuales 167 mil 360, que corresponden a escuelas públicas, tienen goteras o filtraciones de agua. De estos espacios educativos, 20 por ciento (185 mil 389) tienen vidrios rotos, y 21 mil 397 salones de clase carecen de puerta. Un diagnóstico del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa (Inifed) revela que más de la mitad de los centros escolares requiere reparaciones mayores, debido a que superan una media de 30 años de haber sido construidas, mientras que de los 152 mil 895 inmuebles escolares públicos, 36 por ciento tiene construcciones precarias o adaptadas para fines formativos.

Baste un ejemplo clásico que se presenta en el Distrito Federal, el lugar con gran desarrollo económico y sede de las autoridades federales:

La secundaría 51 se localiza en la colonia Niños Héroes de Chapultepec, en la delegación Benito Juárez; su estructura quedó dañada tras los sismos de 1985. El edificio, de tres niveles, fue construido en los 60 pero, después de los terremotos, sus escaleras quedaron dañadas, se movían con el paso de los alumnos. La reanudación del ciclo escolar 2014 en la secundaria 51 Carlos Benítez Delorme será, para sus más de 600 alumnos, igual que los tres anteriores: aprenderán en 18 aulas prefabricadas, pues todavía no construyen el plantel, el cual fue demolido en 2011. En ese entonces les dijeron: “Luego de tirar el plantel, se construirá uno nuevo”, recordó la presidenta de la asociación de ex alumnos, Osianidas Colín. Además, la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), por cuarto año, negó recursos para dicha edificación. Los encargados de la construcción de escuelas en México son el Instituto Nacional de Infraestructura Física Educativa (Inifed) y, en este caso, su representación en el Distrito Federal (Ilifedf). En ese sentido, el presidente de la Comisión de Hacienda de la ALDF, Héctor Saúl Téllez, explicó que, primero, se determina cuál de los institutos construirá tal o cual escuela. Posteriormente, “si hubo presupuesto, se ve la construcción con el instituto local”.

Así todas las promesas que plantean los candidatos de los partidos políticos quedan como sueños del autoritarismo mágico o como simples mentiras. En el 2014 el Senado como los maderos de San Juan pidiendo pan para las escuelas:

El Senado exhortó al Ejecutivo federal a que mediante la Secretaría de Educación Pública (SEP) se dote de mobiliario suficiente a las escuelas públicas ubicadas en las zonas de pobreza y marginación, sobre todo en Oaxaca, Chiapas y Guerrero. Los senadores refirieron que el Programa Institucional del Instituto Nacional de la Infraestructura Física Educativa afirma que uno de los problemas a los que se enfrenta la infraestructura física educativa (INFE) en el país es que el gasto público que se destina anualmente a ese rubro es de aproximadamente 10 mil millones de pesos anuales.




Mientras tanto, las sociedades en Norteamérica, Europa y Asia se concentran en crear sociedades basadas en el desarrollo del conocimiento. Bien parece que nuevamente la sociedad mexicana no puede sacudirse su tufo de siglo XVI, viviendo del autoritarismo mágico.








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