sábado, mayo 28, 2011

el acoso y violencia de las escuelas mexicanas no es cosa de estudiantes; los padres toleran y fomentan la agesión

El acoso en las escuelas mexicanas siempre ha sido un problema "tolerado", un asunto de estudiantes mientras no se "manchen demasiado". Pero la violencia ha escalado hasta el escándalo y por fin se trata de controlar el problema:

La Comisión de Educación de la Cámara de Diputados aprobó modificaciones a la Ley General de Educación, para que profesores o autoridades educativas presenten denuncias penales cuando detecten el abuso, acoso o agresión a alumnos en escuelas públicas o privadas. El dictamen destaca que las agresiones a alumnos entre sí y de personas ajenas a los planteles se han convertido en un problema de seguridad para los estudiantes, que debe ser contenido y sancionado, sobre todo porque el país vive un ambiente de violencia prácticamente generalizado. No obstante, la comisión definió que la indisciplina y la violencia en los planteles no son dinámicas diarias, sino actitudes de los alumnos que deben ser atendidas observando cada caso de manera particular y dentro del marco reglamentario de las instituciones educativas.

Varios ejemplos de la violencia y agresión, que sobre pasan con mucho el famoso "calzón chino". Lo más grave es que esta agresión es incitada por los padres de familia:

Una estudiante menor de edad de un colegio en la ciudad mexicana de Ensenada, en el noroeste de México, sufrió un derrame cerebral y murió tras ser golpeada horas antes por una de sus compañeras a la salida de la escuela. La Procuraduría General de Justicia del Estado indicó que los hechos se registraron cuando la menor, de 16 años, fue agredida a la salida de la escuela por su compañera, de 17, con la que mantenía "conflictos estudiantiles". La atacante esperaba en compañía de su padre a la víctima a unas dos cuadras de la escuela preparatoria CET 74. Según las autoridades, el padre animó a su hija a que golpeara a la otra estudiante y no la detuvo cuando la lesionó en el cuello, rostro y cabeza, mientras la afectada permanecía indefensa en el suelo. Por la noche la menor agredida se quejó de un severo dolor de cabeza, por lo que debió ser ingresada a una clínica de Ensenada, a la que llegó sin conocimiento debido a un derrame cerebral.

En este otro caso, las acosadoras son madres de familia:

El auto de Alejandra fue rodeado por las cuatro mujeres que bajaron de una camioneta Jeep y la comenzaron a agredir verbalmente. La mujer subió a su carro y le dijo a su hija, María Fernanda, de 12 años, que subiera las ventanillas para huir del lugar. Las agresoras las siguieron insultando al tiempo que les aventaban botellas y latas. Dos horas antes de ese hecho la mujer había sido insultada afuera de la escuela primaria, Juan Montalvo. Alejandra es parte de la mesa directiva de la primaria y sus problemas comenzaron cuando Virginia se acercó para decirle que su hija, de nombre Gabriela, tenía problemas de bullying. Le explicaron que una niña de nombre Valeria, de 12 años, agredía constantemente a su hija. El problema se inició el año pasado, cuando Gabriela comenzó a ser acosada por Valeria y otras niñas. La madre de Gabriela, como en la mayoría de los casos, no se dio cuenta del bullying que sufría su hija. “Yo no entendía por qué pasaba esto, esas niñas inclusive vinieron a mi casa, donde otra hija mía que es estudiante de medicina les impartió un curso de sexualidad y todo con la anuencia de sus padres”, explicó Virginia, mamá de Gabriela. La mujer habló con la profesora de sexto B, quien negó cualquier tipo de bullying y desestimó las acusaciones. Pero la situación se agravó. “A mi hija se le ocurrió subir fotos de cuando era chiquita a su Facebook y en cada una de esas fotos Valeria le colocó comentarios despectivos como: la niña más naca, eres una chaca, la más fea, etcétera”, detalló la madre de Gabriela.

Según los legisladores, el acoso es tan brutal que pueden llevar al suicidio:

El legislador priista Manuel Ignacio Acosta advirtió que 190 jóvenes del Distrito Federal se quitaron la vida en 2010 como consecuencia del acoso escolar y por ello propuso una reforma a la Ley General de Educación para fortalecer la prevención, atención y erradicación del acoso escolar. La iniciativa prevé que las autoridades educativas elaboren un programa de capacitación al personal docente para detectar oportunamente la violencia entre alumnos. De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa, dos de cada diez alumnos son objeto de burlas y cuatro de cada diez sufren robos en escuelas primarias y secundarias. La detección del bullying se presenta frecuentemente de forma tardía, cuando los efectos nocivos de la agresión resultan ser inocultables y han causado un daño severo. Algunos de los síntomas del acoso escolar son la depresión, la agresividad hacia los padres, un descenso repentino en el promedio escolar e inasistencia a clases por razones aparentemente inexplicables.

La sociedad mexicana necesita modificar su tolerancia al abuso y acoso escolar. Necesita reflexionar, en especial, sobre el papel de la familia. La escuela tiene pocas herramientas para erradicar el acoso escolar cuando son los padres quienes incentivas tales conductas. Esta situación se vincula con el predominio de una cultura autoritaria.


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