miércoles, enero 14, 2009

México pierde competividad y capacidad de inventar

El siglo XXI está destinado a crear las condiciones para cambiar la salud y el futuro de la especie humana gracias al avance de las ciencias biológicas:

El primer bebé británico seleccionado genéticamente para no portar el gen del cáncer de mama ha nacido en Londres, informó el hospital del University College. Tanto la madre como la niña están "bien" , precisó el equipo de ese centro, responsable del tratamiento que evitó que los padres transmitieran el gen que predispone a sufrir el tumor a la pequeña, llamado BRCA1.
Desde hace unos cinco años se conoce la existencia de ese gen, que aumenta significativamente la probabilidad de padecer cáncer de mama o de ovario.La identidad de los padres de la niña se desconoce, pero la prensa ha informado de que el marido es portador del gen y de que a tres generaciones de mujeres de su familia -entre ellas su abuela, su madre, su hermana y una prima- se les diagnosticó el tumor. El director de la Unidad de Reproducción Asistida del hospital, Paul Serhal, que no facilitó la fecha del nacimiento, señaló hoy que "la niña no tendrá que afrontar el riesgo de esta carga genética del cáncer de mama o cáncer de ovario cuando sea adulta".

Sin embargo, estos avances se concentrarán en aquellas sociedades que puedan desarrollar la ciencia y la tecnología. Nuestro país no se encuentra entre ellos, así como la era de la industrialización nos rebaso, nuevamente estamos detrás de la revolución genómica:

La inventiva de los mexicanos se “estancó” en los últimos 16 años, lo que hace que el nivel de competitividad de la economía “muestre el pobre desempeño” que tiene en innovación la ciencia, los centros e instituciones de investigación, señala el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Al respecto, el Programa Especial de Ciencia y Tecnología plantea pasar de 0.47% del Producto Interno Bruto (PIB) de 2006 a 1.2%, aunque durante más de dos décadas esa ha sido la meta fijada y no se ha conseguido mayor inversión para este rubro. El impacto que prevé el gobierno federal, de esa inversión, es que nuestro país logre escalar 28 posiciones en el ránking internacional que elabora el Foro Económico Mundial en términos de competitividad.

Y se han cambiado las reglas del financiamiento en ciencia y tecnología:

A partir del 2009, las empresas no deducirán de sus impuestos su inversión en investigación y desarrollo, como lo hacían desde 2001. En lugar de eso podrán solicitar dinero de tres programas de apoyo directo a la investigación empresarial, que cuentan con un presupuesto de dos mil 500 millones de pesos para su primer año. El dinero comprometido es parte de los 4 mil 340 millones de pesos para innovación que anunció la víspera el secretario de Economía, Gerardo Ruiz Mateos.

Pero existen dudas del nuevo esquema:

La asignación directa de recursos a empresas como parte del impulso a la investigación y desarrollo tecnológico no fue recibida como buena noticia por la Academia Mexicana de Ciencias, toda vez que la experiencia del Programa de Estímulos Fiscales “no fue exitosa”. La presidenta del organismo, Rosaura Ruiz, recordó que este programa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología condonaba impuestos a las firmas que invirtieran en ciencia y tecnología, pero no tuvo beneficios para el país sino para transnacionales. Reiteró que 18 mil millones de pesos en impuestos no llegaron a las arcas de Hacienda “y no sabemos dónde quedaron, porque entre los indicadores fundamentales del desarrollo tecnológico están las patentes y éstas no aumentaron”.

Además, del crónico problema del finaciamiento, el sistema de científicos mexicanos replica el modelo centralista de la política, la economía y la educación:

En varios sectores ligados con la ciencia y la tecnología se destaca que una de las problemáticas del desarrollo en estos rubros en el país es la centralización de los especialistas, lo que genera desigualdad entre las entidades federativas. De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), 10 de las 32 entidades concentran 78 por ciento de los más de 15 mil integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), organismo en el que se distingue a los expertos por su calidad y el prestigio de sus contribuciones científicas. Las estadísticas indican que en el Distrito Federal se aglutinan la mayoría de los investigadores, con 6 mil 208 especialistas, que representan 41.3 por ciento del total de miembros del SNI. El estado de México se ubica en segundo lugar con 876 miembros, que representa el 5.8 por ciento del total; seguido por Morelos, con 792 (5.2 por ciento), y Jalisco, con 711 (5.1 por ciento). A estas entidades le siguen Puebla, con 559 miembros del SNI (3.7 por ciento); Nuevo León, con 511 (3.4 por ciento); Guanajuato, con 471 (3.1 por ciento); Baja California, con 468 (3.1 por ciento); Michoacán, con 422 (2.8 por ciento), y Veracruz, con 343 investigadores, cifra que representa 2.2 por ciento del total.

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