miércoles, mayo 14, 2014

la producción científica en México se concentra en pequeños cotos académicos que no necesariamente generan soluciones para el siglo XXI

Mientras que la sociedad mexicana, y especialmente sus gobiernos federales, siguen creyendo que el petróleo será fuente de grandes riquezas en los próximos 30 años (para cuando las reformas estructurales se hagan realidad; y que nosotros estemos en el otro mundo), científicos de los EU han logrado elaborar combustible usando el agua de mar; una nueva tecnología que reduciría el valor del petróleo a casi 0:

La Marina de Estados Unidos cree que encontró la solución a los combustibles: cómo utilizar el agua de mar como combustible y reducir así la dependencia del petróleo. Al capturar el dióxido de carbono (CO2) y el hidrógeno contenidos en el océano, es posible producir un queroseno sintético utilizable en los motores de barcos y aviones. Los científicos del Laboratorio de Investigación Naval de Estados Unidos (NRL, por sus siglas en inglés) hicieron volar un avión con un combustible producido a partir del agua de mar. La Marina es una gran consumidora de energía: en 2011 utilizó cerca de 2 millones de toneladas de combustible. El combustible resultante tiene una apariencia y un olor similares al del queroseno convencional y es utilizable en los motores de los barcos y aviones actuales.

Uno de los problemas consiste en que la producción científica en México y el resto de Latinoamérica es muy débil. Después de 200 años de vida independiente seguimos manteniendo una economía y un sistema político virreinal. Hay poca producción científica publicada en castellano:

Aunque más de 450 millones de personas hablan español, ese idioma aporta sólo 0.24 por ciento de la producción científica internacional, dominada en 97 por ciento por el inglés. La obra El español, lengua de comunicación científica, presentada en Madrid y de descarga gratuita en Internet, indexa 8 mil 300 revistas científicas, en las cuales 97 por ciento de más de 7 millones de artículos publicados entre 2005 y 2010 está en inglés. El alemán es el segundo idioma, con un porcentaje inferior a uno por ciento y el español aparece como quinta lengua de las publicaciones. La investigación fue realizada por José Luis García y José Antonio Alonso, de la Universidad Complutense de Madrid, y el profesor de economía aplicada Juan Carlos Jiménez, de la Universidad de Alcalá de Henares. Ante hechos como el de que las principales revistas científicas se publican en inglés, los autores proponen fomentar el uso del español en el ámbito científico, sin cuestionar la hegemonía del inglés, y más bien con el propósito de lograr el bilingüismo.

El problema de la producción científica en México es perenne. La sociedad mexicana sigue privilegiando la ignorancia y la superstición. No solo falta inversión en el el sector, existe una crónica baja productividad por parte de los científicos mexicanos:

Carlos Beyer Flores, Premio Nacional de Ciencias y Artes 2007, negó que la baja producción científica en el país se deba a falta de recursos, ya que en España los investigadores reciben menos recursos que los que se otorgan en México. Advierte que más que una falta de recursos es la falta de pertinencia de las investigaciones y de los equipos científicos para detectar áreas de oportunidades para el desarrollo de la ciencia. Beyer Flores menciona que los científicos mexicanos piensan que hay baja producción científica en el país, por la "falta de dinero, financiamiento inadecuado, y bajos salarios de los investigadores. Es decir, se considera que el factor dinero está relacionado con la baja producción cuantitativa, pero quizás no es tan claro". Sin embargo, al presentar un estudio internacional en el que se hace un análisis de los presupuestos que reciben los investigadores en otros países, detectó que el dinero que se otorga en México es superior al que reciben España y Argentina, y la producción científica es mayor en esos países que en México. "Entonces, como vemos, no podemos explicar nuestra baja producción como un problema estrictamente financiero. Los salarios de los investigadores que siempre se critican suelen después de cierto tiempo ser muy buenos, no les digo cuánto porque seríamos secuestrados".

Y se han concentrado en crear pequeñas islas académicas con pocas oportunidades de mostrar las posibilidades de desarrollo científico, económico y social:

En México la ciencia ha fallado en demostrar su utilidad para la sociedad y considerarla como una herramienta para mejorar la calidad de vida de las personas, afirmó René Drucker Colín, secretario de Ciencia, Tecnología e Innovación (Seciti) del DF. Y enfatizó: Debemos sacar a la ciencia del cajón y empezar a resolver problemas. Para ello, la Seciti tiene un propósito claro: Tratar de usar a la ciencia como instrumento para resolver las dificultades que enfrenta la ciudad y, con ello, generar mejores condiciones de vida para sus habitantes. A poco más de un año de su creación, destacó que se impulsan proyectos que van desde incidir en el combate a la contaminación del agua en Xochimilco mediante la biorremediación, así como la instalación de un nuevo sistema de riego para mejorar la producción de alimentos, hasta la construcción del primer prototipo de un auto ciento por ciento eléctrico hecho en México, o impulsar el desarrollo del transporte urbano elevado con un fonicular horizontal. Se trata de iniciativas, dijo, que comparten una misma característica, tratar de resolver problemas reales que afectan a la ciudadanía.

Mientras en Inglaterra hay oportunidades para el desarrollo de científicos muy jóvenes:

Jamie Edwards es un adolescente de 13 años. Pero también y es un destacado científico que logró construir un reactor de fusión nuclear. Esto lo convierte en el investigador nuclear más joven de la historia en crear este tipo de reactor, mediante el apoyo de su escuela de Preston (Reino Unido). La energía de fusión es la que utilizan las estrellas para mantenerse activas y podría suponer una fuente de energía segura, limpia y prácticamente inagotable. El colegio Penwortham Priory Academy dio un voto de confianza a esta futura estrella de la ciencia y le entregó 3,350 dólares para llevar a cabo su proyecto. Edwards se hizo con una cámara de vacío, cable de tungsteno, una barra de aluminio, válvulas y otros materiales y trabajó sin descanso. Se quedaba en la escuela cuando acababan las clases para construir el reactor y relatar día a día en su blog sus avances. Localizar y sellar las fugas en la cámara de vacío fue uno de los escollos que tuvo que superar, así como las reticencias de algunos profesores preocupados al ver que recibía de manos de un mensajero un bote de deuterio (hidrógeno pesado). Antes de poner en funcionamiento el reactor, Jamie tendrá que asistir a un curso de seguridad de radiación. “Ya terminé el reactor (...). Estoy esperando ahora para seguir un curso de seguridad de radiación antes de poner en funcionamiento el reactor”, escribía el adolescente en su última entrada del blog junto a una fotografía suya junto a su proyecto.

Las mentes científicas mexicanas envejecen en sus cubículos alargando su estancia en las pocas instituciones existentes para evitar perder sus salarios:

En un estudio sobre las perspectivas de jubilación de los miembros del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), publicado en 2013, el Foro Consultivo, Científico y Tecnológico (FCCyT) realizó 10 hallazgos principales y se emitieron seis recomendaciones. De acuerdo con la coordinadora general del FCCyT, Gabriela Dutrénit, “hay investigadores muy viejos que se mueren en las instituciones porque no hay un sistema de retiro digno y así no se pueden desocupar las plazas”. La distribución de los investigadores en el SNI en 2012 mostró que en el nivel 1 había 10 mil 40 personas, de las cuales 348 estaban entre los 65 y 70 años de edad, y 101 entre 71 y 76 años, lo cual representaba el 3.47% y 1.01%, respectivamente. En el nivel 2 se contabilizaron 3 mil 287 investigadores, de ellos 236 tenían entre 67 y 72 años y 91 entre 73 y 78 años (7.18% y 2.77%, respectivamente). En el nivel 3 el número de científicos fue de mil 549, de los cuales 274 estaban entre 65 y 70 años, y 161 entre 71 y 76 (17.69% y 10.39%). Las expectativas sobre el momento de la jubilación no dependen de las características demográficas (edad, sexo y lugar de residencia), ni de la institución de adscripción (salvo excepciones) o pertenencia al SNI (nivel o importancia asignada al estímulo económico). De acuerdo con el mismo estudio, la decisión de jubilarse de manera voluntaria se ve afectada por la brecha de ingreso entre la posible cantidad de la pensión y el monto de los ingresos como académicos activos (incluidos salarios y prestaciones no-salariales como estímulos, bonos, etcétera). Los investigadores que asignan mayor importancia a la pérdida de beneficios tangibles (seguro médico privado, espacio para trabajar, recursos para investigación, asistencia a congresos u otros apoyos similares) tienden a posponer la jubilación o a manifestar que nunca se jubilarían. De estos beneficios el más importante es el seguro médico.

En un intento de crear un acervo sobre la investigación científica mexicana se plantea construir un repositorio nacional de acceso público:

La Cámara de Senadores aprobó las reformas a las leyes de ciencia y tecnología, educación y Ley Orgánica del Conacyt para garantizar el acceso abierto de la información científica y, educativa para la población mediante la creación de un repositorio nacional donde los investigadores depositen sus estudios y puedan ser consultados. Estos repositorios estarán supervisados por el Conacyt, institución que será el árbitro que avalará el rigor y calidad de los textos que se pongan en la red. La iniciativa, determina establecer un marco jurídico que ponga al alcance de la sociedad el conocimiento científico mediante plataformas tecnológicas. Actualmente sólo dos instituciones tienen repositorios con mandato de acceso abierto: la Universidad Autónoma del Estado de México y la Universidad Autónoma de Nuevo León.

Por otra parte, universidades de los EU comienzan a abrir algunos campus en México:

La Universidad Estatal de Arkansas comenzará a construir su campus en México, con una inversión de 50 millones de dólares financiados con fondos privados. La primera piedra se colocará el 5 de febrero y la obra se ubicará en la ciudad de Querétaro. Las autoridades queretanas acudieron a la Universidad Estatal de Arkansas (ASU, por sus siglas en inglés) para buscar ayuda con el fin de crear una universidad de estilo estadunidense en la que los estudiantes vivan en el campus, a diferencia de México, donde suelen vivir con sus familias y viajar cada día a la universidad, dijo Yvonne Unnold, líder del proyecto ASU-Querétaro. El campus en Querétaro se inaugurará a finales de 2015 con unos mil estudiantes, y se espera que la población aumente a 5 mil estudiantes en cinco años. La escuela estima que cerca de 30 por ciento de los estudiantes provendrá del mismo estado de Querétaro y otro 30 por ciento de otros estados mexicanos. Las clases serán impartidas en inglés y la escuela ofrecerá al principio 15 carreras, incluyendo ingeniería eléctrica, química, idiomas, administración de empresas y comunicación estratégica.

La BUAP busca colaborar con el MIT:

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT por sus siglas en inglés) acordaron colaborar en el desarrollo de investigaciones de punta. Razón por la cual, investigadores de la BUAP podrán realizar estancias académicas en los laboratorios del MIT, pero también estudiosos de este instituto vendrán a las instalaciones de la universidad poblana.

Y el IPN con la Universidad de Manchester:

El Instituto Politécnico Nacional (IPN) y la Facultad de Ingeniería y Ciencias Físicas de la Universidad de Manchester suscribieron dos acuerdos para actividades de cooperación académica a través de proyectos de investigación, intercambio de estudiantes y de participación en varios programas.


Así por el momento, los países desarrollados crean mentes científicas a temprana edad, las instituciones científicas  mexicanas se han convertido en féretros vivientes esperando una milagrosa resurrección.






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