lunes, marzo 14, 2011

las universidades preparadas para el reto del mañana: los balazos y la violencia

“Tuco Benedicto Pacífico Juan María Ramírez, buscado en 15 condados, condenado por encontrarsele culpable de homicidio, robo a mano armada en perjuicio de particulares, bancos y servicios postales del Estado, robo sacrílego, incendio doloso de una cárcel del Estado, perjurio, bigamia (¿?), abandono del hogar conyugal, incitamiento a la prostitución, chantaje, encubrimiento de robos, tráfico de moneda falsa, uso de dados cargados y barajas marcadas, agresión y lesión contra particulares, descarrilamiento de un convoy ferroviario, ultraje de una adolescente, evasión de cuatro cárceles del Estado lesionando a siete guardianes, tráfico ilegal de armas, uso de una manda de ganado y abandono de una caravana en territorio de los indios Apaches.”

De la película: el Bueno, el Malo y el Feo


Los mexicanos han dejado el estereotipo del sombrerudo apoyado en un cáctus (que crece en el norte del país pero difícil de encontrarlo en los bosques del centro o las selvas del sur), durmiendo durante todo el día. El mexicano de hoy tiene que ser dinámico y estar a las vivas para evitar ser baleado, asaltado o secuestrado. El nuevo esterotipo es parecido al que ha creado Hollywood sobre el viejo oeste. En el México del norte las balas y las pistolas están de moda. ¿Cómo es que surgió de la nada este nuevo mexicano que decidió dejar el sarape y agarrar la magnum?

En realidad no surgió de la nada, es producto del olvido por parte de los gobiernos federales y estatales de los últimos 40 años que han apostado por el libre comercio, sin fortalecer la democracia, ni la educación, ni la creación de servicios públicos:

La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal reconoció que el aumento de la delincuencia organizada y de los asesinatos violentos en el país tienen origen en la falta de empleo bien remunerado y oportunidades de estudio para millones de jóvenes de entre 14 y 17 años, que al no encontrar una oportunidad honesta para subsanar sus necesidades más básicas. La secretaría que encabeza Genaro García Luna resaltó que “los pocos trabajos que se ofrecen son cada vez más precarios y exigentes en requisitos, aunado a un crecimiento desmedido de la informalidad laboral, en la que está casi 50 por ciento de la población activa, que por definición queda al margen de la ley. Esto conforma circunstancias para que los jóvenes opten por conductas que pueden llevarlos a una carrera delictiva.

El problema del narcotráfico y el crimen organizado tiene varios matices, varios orígenes, entre ellos el descuido y deterioro social de las comunidades, la falta de oportunidades y acceso a la educación. Para la doctora Gabriela Grijalva Monteverde, rectora del Colegio de Sonora, el crecimiento sin planeación de ciudades fronterizas en el país provocó un aumento en su población desmedido, en el cual los gobiernos locales no procuraron redes de protección social, como el acceso a fuentes de trabajo y educación que fueran proporcionales. “Ha habido un impacto muy fuerte en los municipios porque crea una presión grande en los servicios urbanos; las ciudades han crecido de manera muy desordenada porque la migración ha sido desbordante, en buena medida por el aumento de las maquiladoras”.

Falta de tutores, de ejemplos a seguir y de financiamiento son los tres principales obstáculos que impiden a los jóvenes de las familias de bajos ingresos continuar sus estudios en la ciudad de México, según un estudio del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco). De acuerdo con el trabajo Obstáculos a la demanda educativa en México: ¿por qué los mexicanos no estudian más?, el problema de la falta de movilidad social que se vive en la ciudad y el país se debe en buena medida a que los hogares que tienen las peores condiciones de ingreso y de entorno social también son los de menores niveles educativos. Según el estudio, esto constituye un círculo vicioso, una trampa donde la gente que procede de familias poco educadas está condenada a quedarse en esa condición.



¿Cómo están reaccionando las universidades mexicanas para enfrentar el futuro? ¿Están mejorando su calidad? ¿Creando fondos para becar a los jóvenes mexicanos? ¿Hace investigación para comprender el problema?

No. En realidad se prepara para el mañana con la compra de mallas ciclónicas, bardas, sistemas de televisión cerradas y por qué no, trajes blindados para los rectores:


La Secretaría de Gobernación (Segob) entregará recursos a universidades públicas para reforzar las medidas de seguridad y hacer frente a la violencia generada por la delincuencia organizada que amenaza a estudiantes y profesores en todo el país. Además de los recursos que destinará la Segob, la Secretaría de Seguridad Pública federal brindará asesoría, dijo Rafael López, secretario general ejecutivo de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES). López Castañares dio a conocer que la Segob se hará cargo de proporcionar los fondos para mejorar la infraestructura de los planteles con el fin de prever actos de inseguridad.

El rector de la Universidad Autónoma de Aguascalientes (UAA), Mario Andrade Cervantes, afirmó que se colocarán bardas perimetrales y cámaras de vigilancia, y habrá más personal de seguridad en todas las universidades públicas del país. Tras sostener pláticas con autoridades de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), agregó que se solicitarán recursos a la Secretaría de Gobernación y asesoría a la Secretaría de Seguridad Pública del gobierno federal, ya que se pretende tener un circuito cerrado para vigilar accesos, aulas y edificios en general mediante la colocación de cámaras de vigilancia. Además, para la instalación de módulos de orientación a estudiantes, académicos, investigadores y trabajadores para prevenir asaltos, robos o balaceras, todo en el ámbito de la prevención. Sobre el caso concreto de Aguascalientes, anunció que se entregará a los alumnos un manual informativo de seguridad, con el propósito de que la comunidad universitaria no se vea involucrada en actos delictivos.

Parece que entrando al siglo XXI, todos somos Tuco.


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