viernes, marzo 25, 2011

renuncia el director general de Conacyt, asume uno nuevo. ¿Cambiará el estancamiento de la ciencia mexicana?

Una de las características que más se recuerda del científico Albert Einstein era su claridad para explicar cosas complejas. Era capaz de divulgar su propia obra científica y fue de hecho una celebridad en los medios. Compárese con el lenguaje oscuro y complicado del exdirector de Conacyt. Su discurso recuerda más un brujo hechicero que a un científico:

Renuncia Juan Carlos Romero Hicks. Al preguntar si su salida se debe a cuestiones políticas, respondió que la ventaja del Conacyt es que aquí no hay variables metajurídicas ni meta- políticas. Nunca hubo un sesgo; aquí se hace todo de manera daltónica; no hay colores, no hay partido ni ideologías. En su discurso destacó que cuando la crítica te lastima, te hace fuerte; cuando te descalifica, te da valor agregado, y en estos tiempos de luces y sombras, lo que se espera de los funcionarios son resultados. También hizo un recuento de los logros de su administración, entre los que destacó el programa de becas. Aunque una de las quejas más constantes fue en ese renglón, aseguró que nunca hubo restricción presupuestal en ese rubro.

Habría que precisar que los daltónicos confunden los colores y para no ver colores sería necesario que no existiese la luz, uno de los fenómenos físicos que más estudió Einstein. Bueno, después llega un nuevo director a Conacyt:

Al tomar posesión como nuevo director general del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), Enrique Villa Rivera sostuvo que su gestión no se regirá por tiempos sexenales, ya que la ciencia y la tecnología nacionales no se deben guiar por programas de seis años. Villa Rivera expresó que la posición de nuestro país en el contexto internacional es un desafío que nos muestra la necesidad de acelerar el paso. Anunció que entre las estrategias que aplicará en su gestión de menos de dos años están: acrecentar a mayor velocidad el número de investigadores, avanzar rápido en la formación de masa crítica, aumentar el porcentaje de estudiantes de posgrado en México y el extranjero, y mejorar la eficacia en la gestión del presupuesto.

Como el caso de los virreyes de la Nueva España, quizá el problema no es quién ocupa el cargo, sino el diseño institucional y los mecanismos de operación:

Los problemas que enfrenta el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) no son cuestión de personas y recursos económicos, sino de organización, sostuvo Rosaura Ruiz, directora de la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Agregó que la institución está muy rebasada, toda vez que no hay una política de Estado en materia de ciencia y tecnología. La investigadora dijo sentir beneplácito con la llegada de Enrique Villa Rivera a la dirección del Conacyt, aunque advirtió que será difícil para la nueva administración hacer algo mejor con esa misma estructura.

¿Por qué importa la ciencia? Parece una pregunta trivial en una época que impulsa a las sociedades del conocimiento. Pero, todavía requiere que la sociedad mexicana y los partidos políticos presten atención a las respuestas. Contribuye a solucionar problemas humanos. En un futuro próximo se agotará el petróleo, es necesario encontrar fuentes de energía alternativas como la luz solar o el agua:

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) inauguró instalaciones cientificas. El nuevo Laboratorio Nacional de Sistemas de Concentración Solar y Química Solar (LACyQS), tiene su sede en el Centro de Investigación en Energía (CIE), en Temixco, servirá para hacer investigaciones sobre nuevos materiales y combustibles. Por ejemplo, ayudará a comprender cómo romper moléculas de agua (H2O) para extraer de éstas hidrógeno (H), que es una de las posibles fuentes de energía del futuro, y liberar oxígeno (O). Para describir las instalaciones en Temixco habría que pensar en un edificio de tres pisos y que en uno de sus cuatro muros hay una ventana gigantesca que abarca los tres pisos. Afuera, frente a la ventana gigantesca, hay un enorme espejo plano de 36 metros cuadrados, inclinado diagonalmente para recibir la luz solar y rebotarla. Dentro, hay otro espejo gigante con forma curva, como una cazuela, construido con 211 espejos hexagonales. Ese espejo-cazuela, hace que los rayos del sol se concentren en un solo punto y sale por una especie de pistola que dispara algo que se ve como un rayo láser. En la inauguración se demostró cómo ese rayo concentrado de luz solar perforó, en menos de 10 segundos, una placa de acero al carbón de un cuarto de pulgada. En otro experimento, el mismo horno había fundido tungsteno a 3 mil 400 grados centígrados. El laboratorio puede concentrar un haz de energía solar que puede alcanzar hasta 5 mil 445 grados.

El petróleo que hoy se utiliza es muy contaminante, por ello, es necesario encontrar mecanismos anticontaminantes:

Un grupo de investigación de la UNAM, dirigido por Rafael Vázquez Duhalt, desarrolló varios métodos descontaminantes con resultados exitosos. Se trata de un estudio con enzimas de origen fúngico (de hongos) modificadas genéticamente y capaces de transmutar sustancias contaminantes, lo que sirve para restaurar ecosistemas afectados por la industria petrolera. Con esa tecnología, los universitarios asesoran a firmas dedicadas a la biorremediación que colaboran con Pemex. “En nuestra planta piloto producimos una suspensión bacteriana que degrada el hidrocarburo y la transferimos a una empresa que la aplica en lugares contaminados, como los campos petroleros en Tabasco o Coatzacoalcos, Veracruz. Esa asociación con compañías remediadoras contratistas de la paraestatal lleva ya cuatro años, aunque he estado involucrado en la biotecnología en esta materia por más de dos décadas”, apuntó Vázquez Duhalt.

¿Cómo impulsar la ciencia? ¿Cómo hacer para divulgar y aplicar los descubrimientos en la vida cotidiana? ¿Cómo dejar la pata de conejo y mejorar la calidad de vida de los mexicanos?


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