lunes, enero 17, 2011

deserción escolar y fuga de cerebros en México


Las sociedades con mayor calidad de vida se basan en crear y exportar conocimiento. Las sociedades que venden materias primas siguen persiguiendo el desarrollo económico y social. México sigue estancado. Hay dos problemas muy complicados que resolver: 1) Evitar la fuga de cerebros, en las últimas décadas los mexicanos con mayores niveles de educación deciden trabajar en otros países; 2) evitar la deserción escolar en los jóvenes mexicanos.

El primer problema se relaciona con la pocas oportunidades de trabajo, oportunidades de que el trabajo sea bien remunerado. Ni los gobiernos ni la industria ni las ONG brindan puestos de trabajo interesantes y con una paga justa:


Cada vez más profesionistas mexicanos deciden hacer sus maletas e irse a trabajar al extranjero. Y un empleo mejor pagado no es el único motivo, también influye el proyecto que van a emprender, la empresa para la que van a trabajar, las prestaciones y la calidad de vida que pueden obtener a cambio. “La gente se mueve más por proyectos y no tanto por el salario, aunque muchas veces la paga llega a ser de 20 hasta 100% mayor”, explica Gustav Juul, director de Cátenon México, una empresa de búsqueda de profesionales. Este dato es confirmado por un estudio que publicó BBVA Bancomer en el 2010 donde destaca que en los últimos 14 años México exportó hacia Estados Unidos 20,000 mexicanos con estudios de doctorado. El documento agrega que entre más grados de escolaridad tenga un mexicano la probabilidad de emigrar tiende a ser más alta y para quienes tienen doctorado esa posibilidad es cuatro veces mayor a la de alguien con primaria. En la decisión de dejar el país de origen también influye el alto nivel de desempleo. “Los jóvenes de entre 14 y 21 años representan 53% de los desempleados en México; 49% de los eventos de pérdidas de empleo y 30% de los informales”, explica Jesús Marcín Priego, asesor en temas laborales y legales de la firma Ernst & Young.
En este sentido, la OCDE en sus “Perspectivas de la Migración Internacional 2010” destaca que aunque en México se ha promovido una mayor educación las oportunidades de empleo son insuficientes. Y sentencia que “aunque la mano de obra calificada mexicana representa una mínima parte de la fuerza laboral en EU, estos emigrantes suman 8% de los profesionales en México. Se espera que para el año 2025 México comience a sentir los efectos de esta fuga de cerebros”.

El otro problema se relaciona con una baja calidad educativa y las escasas opciones que ofrece el territorio mexicano a los jóvenes quienes no tienen interés en la escuela y tampoco creen que la educación sea una opción real para mejorar su calidad de vida. Tres ejemplos, de los miles de casos que ocurren actualmente:

¿Puede alguien imaginar que a los nueve años un niño huya por rebeldía de su casa para drogarse y prostituirse o que eso puede ocurrir en poblados rurales entre menores indígenas? Es el caso de Cristóbal, un niño rarámuri de 12 años del poblado de Guachochi, enclavado en la sierra tarahumara en Chihuahua. Él tomó por sí mismo lo que ahora sabe fue una decisión incorrecta y que a la postre lo llevó a dormir en la calle, sufrir hambre, tener relaciones sexuales para obtener droga, inhalar cocaína, pegamento y aguarrás, así como fumar mariguana. Ahora, por su propia voluntad busca su rehabilitación en un centro de atención creado y dirigido por ciudadanos que dedican su tiempo libre, y el no tan libre, para ayudar a otros menores que viven en iguales o peores circunstancias.

A los 11 años probó el alcohol, a los 12 huyó de su casa y tuvo su primera relación sexual.
Algunas veces tuvo sexo para conseguir cocaína y mariguana de sus amigos, todos mayores que ella y vendedores de droga al menudeo. Doris es extrovertida. A sus 13 años se comporta como una joven de 20 y cuida mucho su arreglo personal. Siempre quiere lucir guapa y alegre, aunque cuando platica sus experiencias las lágrimas delatan su sufrimiento.
—Estoy aquí (en la casa de rehabilitación Libres por Amor) por ingobernabilidad y adicciones. Al alcohol, cocaína y mariguana, que conseguía con mis amigos. Ellos iban a la escuela, pero yo la conseguía afuera.
—Pero la droga es cara, ¿cómo la conseguías?
—Sí, es cara, pero por andar con mis amigos y me decían que hiciera algo y yo lo hacía, y eso me facilitaba que me dieran droga, o la conseguía en fiestas. Empecé por el alcohol a los 11 años, en sexto de primaria. Me invitaban a fiestas y ya. Iba a la escuela y de ahí buscaba tener amigos más grandes que yo, y de ahí empezaron a decirme que me saliera de mi casa y yo me iba con ellos y ya me ofrecían alcohol. De ahí mis papás estaban más sobre mí y ya empecé con más cosas, a salirme de mi casa, a ser ingobernable. No me gustaba que estuvieran siempre diciéndome las cosas que hacía que estaban mal.

Hace dos años que Julián no asiste a un salón de clases. Dejó la escuela al terminar la secundaria, no por falta de capacidad –culminó sus estudios básicos con más de 9 de promedio–, sino porque siempre se le tachó de indisciplinado. Esa mala fama, sumada a su idea de que terminar una carrera no lo hará millonario, ocasionaron que el joven, de 17 años, pase la mayor parte de su tiempo con sus amigos en una esquina de la colonia popular en la que habita. El chico afirma no tener interés en trabajar ni seguir estudiando. Con la banda la paso chido. Mejor vivir el presente. El de Julián es uno de miles de casos de chicos desesperanzados que forman parte de un sector de los jóvenes que no estudian ni trabajan (ninis), a quienes –a diferencia de otro sector de los llamados ninis– no les interesa conseguir un empleo ni estudiar, asegura Nelia Tello, investigadora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM.

Sin un cambio en nuestras creencias, en el año 2025 se cumplirán una serie de circunstancias que nos pondrá en el último lugar de desarrollo en América:

1) una mayoría de personas en la tercera edad sin pensión y sin seguro social.
2) los jóvenes más talentosos trabajando en países desarrollados.
3) jóvenes sin preparación educativa tratando de sobrevivir con trabajos inhumanos o ilícitos.

¿Éste es el futuro que deseas para tus hij@s, sobrin@s o niet@s?




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