jueves, mayo 24, 2012

los mexicanos esperan que "una pata de conejo" los ponga en el primer mundo

En 200 años de independencia el sistema educativo mexicano sigue manteniendo dos fallas fundamentales para fortalecer la democracia. La primera es desconocer el progreso científico. La segunda mantener la ignorancia. Según, el Artículo 3o de la Constitución de los Estados Unidos Mexicanos, la educación en México debe basarse en los resultados del progreso científico y luchar contra la ignorancia y sus efectos, las servidumbres, los fanatismos y los prejuicios. Supuestamente, los gobiernos federales deberían ser fieles a esta doctrina. Sin embargo, los resultados han sido magros. En primer lugar, una gran parte de los mexicanos tienen más confianza en las supersticiones (esto incluye a los políticos actuales) que los avances de la ciencia. Y por otra parte, la ignorancia es persistente en el sistema político; simplemente hay que analizar lo que proponen los partidos políticos, sus candidatos y los analistas políticos. La mayoría del discurso político parece una narración de un partido de baja calidad de fútbol, los periodistas, analistas y articulistas tienen publicaciones llenas de prejuicios, que apelan a la servidumbre, y se presentan como fanáticos de uno u otro candidato.


En pleno siglo XXI los mexicanos siguen utilizando estrategias del siglo V a.c., veamos:

Marcela compra una veladora azul para hacer una oración frente al ramo de flores, ruda y romero que lleva entre sus brazos. Son para alejar las malas energías de su casa. Con eso confía en devolverle la salud a ese familiar que hace unos días sufrió un asalto y hoy se encuentra con heridas graves en el hospital. Ella, al igual que  Tomás, Manuel y Virginia, deposita en sus imágenes y rezos una confianza total. Los tres se ubican dentro del 70% de los mexicanos que confían más en la fe que en la ciencia, cifra que, sin embargo, se redujo 11% entre 2009 y 2011. Poco más de la mitad de  mexicanos (55.67%) considera que los científicos “tienen un poder” que los hace “peligrosos” para el país, según la Encuesta sobre Percepción Pública de la Ciencia y la Tecnología en México 2011. También se encontró que una tercera parte de la población mexicana dice que limpias, homeopatía, quiropráctica y acupuntura son alternativas adecuadas que la ciencia no reconoce. El nivel cultural, educativo y de conocimiento sobre ciencia de la población mexicana hacen que 40% esté de acuerdo en que “algunas personas poseen poderes síquicos”. También hace que una tercera parte afirme que algunos de los ovnis (objetos voladores no identificados) que “se han reportado, son en realidad vehículos espaciales de otras civilizaciones”. O bien, confían en “los números de la suerte”, como lo hace Virginia Castillo. Ahí, en el atrio de la iglesia de San Hipólito, observa los dos cachitos que reposan en sus manos, y los compara una y otra vez, mientras balbucea frente a la lista de la Lotería: 28-290, 28-290. No, veintiocho-cero-sesenta-dos es el más cercano. Entonces nada más saqué reintegro, nada cercano al premio mayor. Esta vez ahorrará los 100 pesos que cada 15 días invierte. Para René Asomoza, director del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), recurrir a rezos y limpias sólo refleja que los mexicanos “continúan pensando ancestralmente”. “Representa que no tenemos un nivel educativo adecuado. La población no puede distinguir entre los recursos que le pueden ayudar a resolver sus problemas y los que no la  llevarán a nada. Es el resultado de una educación de baja calidad. En general, creo que los científicos hemos comunicado mal lo que hacemos”, afirma. Arturo Menchaca, titular de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC),  que agrupa a los 2 mil científicos más destacados del país, advierte que este río de prácticas muestra el “nivel de ignorancia” y la falta de una educación científica para que no sólo se le proyecte como un asunto de ciencia ficción. “Si nuestra educación es deficiente, nuestra educación en ciencia es todavía más mala”, porque la gente no está consciente del impacto de la ciencia en la vida diaria, cuando es innegable que, por ejemplo, la mayor expectativa de vida de los mexicanos se debe al desarrollo de investigación y de la tecnología. “No es producto de milagros”, asegura el científico.

¿Los gobiernos federales han realizado esfuerzos para cambiar estas ideas? No. En primer lugar porque los políticos son parte de ese 70% que cree más en la pata de conejo o en la lectura del Tarot que en la ciencia. En segundo lugar, prefieren administrar la pobreza y eso es más fácil con poblaciones ignorantes. En pleno siglo XXI, el gobierno federal nunca se reunión con el consejo de consultores de ciencias, así de simple:

Un ejemplo del desinterés del actual gobierno por la ciencia y la tecnología fue que el titular del poder ejecutivo federal nunca se reunió con los integrantes del Consejo Consultivo de Ciencias (CCC) de la Presidencia (que agrupa a los ganadores del Premio Nacional de Ciencias y Artes), cuya misión es asesorar al Ejecutivo federal en esta materia. Por ello, el presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), Arturo Menchaca Rocha, resaltó la necesidad de concretar un programa de gobierno con líneas claras y articuladas que permitan la intercomunicación con consejos especializados para establecer y discutir políticas gubernamentales enfocadas a la promoción del conocimiento, y que esas políticas sean lo más coherentes y provechosas posibles. Subrayó la importancia de emprender una transformación educativa con énfasis en la enseñanza de la ciencia, pues México “no saldrá de donde está con el pésimo nivel educativo que tenemos”.

En donde si aparece es para dar un premio a un científico nacido en España.... y claro que se justifica por la falta de inversión en la ciencia.... cosa que ocurre solo en los países llenos de pobres:

El titular del poder ejecutivo federal entregó el Premio México de Ciencia y Tecnología 2011 al biólogo español Carlos López Otín por sus aportaciones a la biología molecular. También señaló que debido a los tiempos de dibicultad económica que se están viviendo, el presupuesto para la investigación científica se ha frenado en varios países de Europa, incluso varios de ellos han tenido que hacer reducciones drásticas. “Sabemos que tenemos un largo trecho por recorrer para construir sistemas científicos y tecnológicos que requiere el país para lograr que cuente con los presupuestos que necesita y sean acordes con los parámetros internacionales y sobretodo que la sociedad comprenda, que la clase política y el congreso pueden hacer suya esta meta y antepongan sus intereses sectoriales”.

Los centros de investigación sufren como las escuelas públicas, bajo salario, trabajo precario:

En los Centros de Investigación del Sistema Conacyt existe un rezago enorme en materia laboral, un ambiente inquietante a causa del deterioro salarial, la precariedad en el trabajo, la vulnerabilidad de los empleos, la arbitrariedad de los mandos y la ausencia de pensiones y jubilaciones decorosas, dio a conocer la Federación Nacional de Sindicatos del Sector de Ciencia y Tecnología, (Fenascyt). Detalló que los trabajadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) demandan una pensión complementaria, regularización de plazas, (basificación y renivelaciones); recuperación salarial vía homologación con el Cinvestav (Centro de Investigaciones y Estudios Avanzados del Instituto Polítecnico Nacional) y desarrollo de un foro donde se discutan las condiciones actuales, a fin de tener una mejor colaboración, más eficaz entre los diversos centros de investigación del organismo.

La ciencia produce conocimiento. El conocimiento produce mejor bienestar, mayor salud, una vida más  humana. La tortilla de maíz nixtamalizada es recomendable para los diabéticos: 

La tortilla de maíz que se consume en México tiene beneficios para la salud de las personas con diabetes porque contiene un tipo de almidón que ayuda a reducir los niveles de glucosa en la sangre. Este almidón está presente en la tortilla en una forma diferente que en otros alimentos elaborados con maíz, como documentaron científicos mexicanos del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

 Cuando el maíz es transformado para hacer tortillas, mediante el proceso de origen indígena llamado nixtamalización, el almidón, que es un componente de la tortilla, sufre cambios importantes en su composición porque se gelatiniza y se vuelve más resistente;

 ello contribuye a reducir los niveles de glucosa en la sangre de los enfermos de diabetes que consumen la tortilla.

La investigadora de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas (ENCB) del IPN,  Rosalva Mora Escobedo, realiza un proyecto de investigación sobre el tipo de almidón que contiene el maíz procesado para elaborar las tortillas. Este ingrediente, además de proporcionar elementos nutricionales, cuenta con propiedades benéficas para los enfermos diabéticos. La especialista en alimentos informó que anteriormente los médicos decían a los enfermos de diabetes que no debían consumir tortillas “porque su consumo les iba a elevar los niveles de azúcar, pero de acuerdo a los trabajos de investigación realizados en la ENCB, se ha comprobado experimentalmente que el almidón que contiene el maíz es de gran beneficio para las personas que padecen esta enfermedad”.

 Mora Escobedo indicó que la manera en que se logran mayores beneficios es guardando las tortillas en el refrigerador, y cuando los enfermos vayan a consumirlas, las pueden recalentar o incluso tostar, porque el almidón al alcanzar mayor dureza es de mayor provecho para las personas diabéticas.

Esta línea de investigación se inserta en el área de alimentos funcionales, que son aquellos productos que después de aportar beneficios nutricionales, también poseen propiedades benéficas para la salud.

¿Sigues esperando por el "milagrito"? ¿Ya te convenció tu político favorito que posee poderes síquicas y contacto con el "más allá"?


Como se dice por allí, no regales tu voto, mejor regala libros a los candidatos. Recomiéndales que dejen de mirar la televisión y mejor se suban al microbús, que vivan un mes con el salario mínimo, que lleven a sus hijos a tomar un mes clases en una escuela pública en zonas de gran marginación. Ellos piensan que sobando la pata de conejo llevarán al país al primer mundo. Tú les crees, yo tampoco.



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