martes, febrero 02, 2010

la falta de inversión en ciencia por el mito de la pobreza

El mito de la pobreza para evitar invertir en la ciencia y la tecnología no tiene sustento. El territorio mexicano no invierte en ciencia y tecnología, pero podemos gastar 2 mil 910 millones 57 mil pesos de financiamiento público para los partidos políticos nacionales. En que se gasta la mayoría de este dinero, en renta de oficinas y en publicidad en los medios impresos y electrónicos.

Al paso que vamos, pronto, los países de Africa superarán las inversiones en el rubro:


Es un mito que por ser pobre México no tenga recursos para invertir en ciencia y tecnología. Naciones con menor desarrollo, como Ruanda, en África, destinan 1.6 por ciento de su producto interno bruto (PIB) a ese rubro, señaló José Franco, secretario de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC). El investigador asistió a la reciente asamblea general del Panel Interacadémico de Asuntos Internacionales (IAP, por sus siglas en inglés), fundado hace 18 años, que reúne a las academias de ciencias de 104 países de todo el mundo, donde se hizo hincapié en que gracias a la intervención de las academias científicas de África con sus respectivos gobiernos, por lo menos 10 países de ese continente fijaron lineamientos para superar el uno por ciento del PIB de inversión en ciencia y tecnología.

Además de no invertir en investigación, también se restringen las becas a estudiantes de posgrado:

Este año el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) negó la ampliación de becas a decenas de estudiantes de posgrados, que en tiempo y forma solicitaron una prórroga para obtener ese apoyo. Estudiantes del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (Cibnor) de La Paz, Baja California, señalaron que debido a esa negativa nos veremos obligados a trabajar y descuidar el posgrado. Habitualmente, los becarios de todo el país pueden solicitar la ampliación de su beca al no poder concluir en dos años la maestría o en tres el doctorado, pues en muchos programas es imposible entregar buenos proyectos en ese periodo.

Y luego, compraremos la ciencia y la tecnología que necesitamos a precios que pongan las grandes empresas globales, como el caso de las vacunas en contra del virus AH1N1


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