martes, octubre 04, 2011

el abuso en la escuela: reflejo de la cultura autoritaria de México

Los medios cada día dan más espacios a las notas relacionadas con el acoso y violencia en la escuela. De paso una crítica, los periódicos gustan de usar el anglicismo bullying, para un evento que existe desde que se creó la escuela moderna, el acoso y abuso. El caso es que un niño se arrojó de un primer piso en una escuela por el constante acoso al que es sometido por sus "compañeros":

Rodrigo, el menor que se arrojó de un primer piso en la escuela primaria Rafael Valenzuela contó que intentó quitarse la vida ante la presión y el maltrato que ejercían algunos compañeros en su contra. Relató que prácticamente todos los días era víctima del acoso. “Me dijeron que era más bonito el cielo porque ahí nadie te gritaba, ni te molestaba y por eso tomé esa decisión. Ellos (sus compañeros) me molestaban y no tenía amigos, nada más tenía a Pablo”. Aseguró que algunos estudiantes más grandes que él lo empujaban y lo agredían con frecuencia; además, le quitaban sus alimentos y le impedían caminar libremente por las áreas comunes de la escuela. Indicó que las agresiones se agudizaron cuando comenzó una amistad con otro niño, que al parecer también es víctima de maltrato escolar.

Otro se defiende con unas tijeras:

Un estudiante de bachillerato hirió con unas tijeras a un compañero de escuela, supuestamente por haber sido agredido física y sicológicamente por varios condiscípulos.  La agresión ocurrió en el Colegio de Bachilleres de Sinaloa (Cobaes) 1, en el municipio de Ahome.

El sistema escolar no analiza ni discute su diseño, ni su forma de trabajo, o su funcionamiento y su relevancia en el siglo XXI. Reacciona como lo ha hecho durante el siglo XX, creando más y más normas que las más de las veces de aplican de forma autoritaria. Se piensa que con sanciones y expulsiones se terminará el problema.... ya veremos que pasa cuando la mitad de la matrícula se encuentre expulsada por asuntos de acoso y abuso:


Por unanimidad, el Congreso de Puebla aprobó la reforma con la que se podrá sancionar hasta con la expulsión a los alumnos promotores del bullying en las escuelas de nivel primaria, secundaria y bachillerato. Con 39 votos a favor se avaló el dictamen por el que se reformarán y adicionarán diversas disposiciones de la Ley de Seguridad Integral Escolar del Estado, que sería pionera al permitir “corregir” a los estudiantes, sancionar a los docentes y otorgar apoyo a las víctimas. El panista Mario Riestra Piña detalló que los alumnos agresores serán “corregidos” con la expulsión parcial o definitiva de los centros escolares, de acuerdo con la gravedad de cada caso. Los docentes se regirán por la Ley de Responsabilidades de los Servidores Públicos a fin de obligarlos a detener cualquier agresión entre el alumnado y, en caso de no hacerlo, también se someterán a un marco de sanciones por omisión. El legislador recalcó que el magisterio tiene la responsabilidad de velar por la integridad de los niños y adolescentes a su cargo. La ley protegerá a las víctimas otorgándoles asesoría sicológica. También se conformarán las brigadas de vigilancia entre padres de familia y alumnos para ampliar la posibilidad de denuncias formales. En tanto, la Secretaría de Educación Pública lanzó una línea 01800 Educatel para que los afectados pidan información y asesoría para actuar ante posibles casos de agresión escolar.

Más y más normas, más castigos, más sanciones, más autoritarismo:

Como parte de las acciones que impulsa la Secretaría de Educación Pública (SEP) para garantizar condiciones de seguridad en los centros educativos del país, se implementará el llamado Marco para la Convivencia Escolar en planteles de prescolar, primaria y secundaria, así como de educación especial del Distrito Federal. Los documentos prevén que se sancionen 135 conductas “inaceptables” en los planteles de educación básica, como la “insubordinación” o desobediencia al personal escolar, tener conductas de “deshonestidad académica”(engañar, plagiar y coludirse para usar materiales escolares ajenos), así como planear, participar u ordenar actos de bullying y ciberbullying, que incluye sanciones por difundir imágenes o cualquier contenido denigrante en contra de integrantes de la comunidad escolar. Las medidas disciplinarias, que no contemplan la expulsión del estudiante “infractor”, incluyen penalizaciones, como realizar “servicio social o comunitario”, pérdida de “privilegios escolares” –no participar en la escolta, visitas a museos o parques–, exhortos verbales, compromisos por escrito del alumno, trabajo académico especial, reposición del daño, canalización a instituciones externas, como clínicas de conducta, centros de salud y de atención a violencia intrafamiliar, e incluso, hospitales siquiátricos.

¿Por qué no van a funcionar estas sanciones? Porque el abuso y el acoso forma parte permanente de la cultura mexicana. Los niños, las niñas y jóvenes asimilan conductas que observan, en casa, en la calle, en el trabajo y en el gobierno. Nada más hay que leer las notas de los medios sobre la autoridad, los gobiernos fuertes, las familias con valores férreos, el maestro con control, el líder que no se dobla, el político que impone, etc. Los datos son bastante claros, el trabajo en México es un lugar poco agradable debido al maltrato y abuso:

De los 15 millones 144 mil mexicanos que componen la Población Económica Activa, al menos 1 millón 784 mil pierden su trabajo anualmente por maltrato de superiores o compañeros. Además, 80% está descontento o inconforme con su empleo, ya sea por los bajos salarios, horarios extremos y desventajas contractuales de su empresa, según explicó Trixia Valle, directora de Fundación en Movimiento, en la lucha contra el Bullying. El fenómeno del maltrato laboral causa además enfermedades como gastritis, estrés, infartos o incluso ideas suicidas. “Casi 60% del desempleo se deriva de roces laborales”. La investigadora explicó que la Organización Interamericana del Trabajo (OIT) ya reconoció el maltrato en el trabajo como un problema grave que afecta la productividad, el desempeño y dignidad del trabajador. El psicólogo alemán Heinz Leymann definió por primera vez maltrato laboral en 1990: “Situación en la que una persona ejerce una violencia psicológica extrema, de forma sistemática y recurrente y durante un tiempo prolongado sobre otra persona o personas en el lugar de trabajo con la finalidad de destruir las redes de comunicación de la víctima o víctimas, destruir su reputación, perturbar el ejercicio de sus labores y lograr que finalmente esa persona o personas acaben abandonando el empleo”. El miedo a perder el trabajo hace que las personas aguanten el maltrato laboral, lo que provoca enfermedades como la gastritis, ataques de ansiedad y de pánico, palpitaciones y hasta infartos e intentos suicidas. “El estrés vuelve a la persona incompetente en sus actividades familiares, laborales, académicas y sociales. La persona puede llegar a un grado de deterioro significativo, puede volverse violenta con su familia, abandonar los estudios o bajar las calificaciones, ausentarse constantemente del trabajo y disminuir su productividad, tener conflictos con el patrón y los compañeros”.

¿Cómo escapar de la espiral de la violencia si en todos los espacios de la vida cotidiana de los mexicanos existe de manera permanente el maltrato, el acoso y el abuso? 100 años de escuela autoritaria no ha cambiado gran cosa a la sociedad mexicana, y es que la escuela no es un agente de cambio.... es un agente de permanencia cultural. Si no cambia la sociedad mexicana, no cambiará la escuela.

¿Y tú que piensas? ¿Este es el mundo que queremos vivir?





1 comentario:

PrissGonzalez dijo...

Hola Paco, acabo de encontrar tu blog y me pareció muy interesante y útil... especialmente para mí, que muchas veces no tengo el tiempo ni la habilidad de andar recabando noticias importantes del sistema educativo, pero que sí me interesa muchísimo estar informada. Ya me puse de seguidora para estar recibiendo nuevas noticias. Me encantó tu conclusión de que la escuela no es un agente de cambio, sino de permanencia cultural, y que si la sociedad no cambia, la escuela tampoco lo hará. En mi opinión, el agente de cambio son las familias y nuestro esfuerzo debería ir encaminado a fortalecerlas para que desde allí, poco a poco se vaya produciendo el cambio. Mucho gusto en conocerte y aquí seguimos en contacto.