viernes, octubre 28, 2011

el arte visual, el arte auditivo y el arte de reparar instrumentos musicales

La creación artística nos ha acompañado desde hace 20 000 años. Quizá desarrolló nuestra capacidad cultural, a pesar de ello, el mundo contemporáneo presta poca atención al desarrollo artístico. La metáfora de la fábrica ha empobrecido la educación. Hoy solo importa formar a estudiantes para trabajar en las fábricas que ya no existen, en trabajos repetitivos y poco inteligentes que pronto serán ocupados por robots. Sin embargo, después de 20 000 años el desarrollo artístico permanecem recordándonos que somos humanos:

Contemplar obras de arte tiene efectos beneficiosos para los pacientes con Alzheimer, según un estudio realizado por el Centro de Medicina del Envejecimiento de la Universidad Católica de Roma, conjuntamente con la Galería Nacional de Arte Moderno, según informó el diario romano "Il Messagero". La investigación se realizó en 14 pacientes con un grado de leve a moderado de la enfermedad y demostró que admirar la belleza de las obras de arte puede reducir en un 20% la frecuencia de algunos síntomas como la ansiedad, la apatía, la irritabilidad y la agresividad en quienes padecen el mal. "El test compilado antes y después de la visita por la galería ha evidenciado una notable reducción del nivel de estrés, no sólo en quien está mal sino también en los acompañantes", explicó la geriatra Rossella Liperoti quien, además, agregó que los efectos se prolongan incluso por varias semanas. Sin embargo, no se demostró ninguna influencia de las obras de arte en el déficit cognitivo de los enfermos.

Los jóvenes lauderos mexicanos son reconocidos a nivel global, a pesar de ello, la escuela no siempre obtiene los recursos que necesita:

Los estudiantes de la Escuela de Laudería del INBA –única en América y reconocida ampliamente en Cremona, Italia– y se sienten orgullosos de estar aquí porque en menos de cinco años serán capaces de repararle el alma a una viola o a un chelo, y sabrán cómo restaurar un Stradivarius o un Amati de cualquier época.

 La escuela, creada hace 24 años, es un taller estrecho de dos niveles con menos de 15 personas entre profesores y alumnos, donde priva el olor a madera y aceites dulces. De aquí han egresado hasta ahora 25 lauderos profesionales que tienen sus talleres en México y el extranjero. Pero el plan a futuro es compartir el plan de estudios de nivel licenciatura con Cremona, Italia, y Argentina, donde están interesados en adaptar un sistema similar, explica Luis Gilberto Lavalle, director de este plantel.
 Un laudero egresado de esta institución, ubicada en el centro histórico de Querétaro, es capaz de construir un instrumento de buena calidad, reparar y restaurar instrumentos del acervo patrimonial o de músicos particulares.  Hay alumnos egresados de ésta que ocupan puestos en otros países.

Uno es el caso de Gabriela Guadalajara, quien se fue a hacer una estancia en Nueva York, pero se quedó a trabajar en Long Island y recientemente puso su taller propio con gran éxito. O Ángel Verde, otro egresado que trabaja en Canadá desde hace nueve años en el taller de Tom Weider.

Y Alejandro Díaz, profesor de este taller, tuvo en sus manos la responsabilidad de hacer la restauración completa del violín de Cathy Robinson, segundo violín del Miami String Quartet.

 La Escuela de Laudería también tiene sus tesoros, una serie de catálogos ilustrados de instrumentos de Antonio Stradivari, con un costo aproximado de 2,150 euros, con fotografías de alta calidad, o ejemplares del laudero Guarneri del Gesù, así como 400 discos compactos con los sonidos originales de los instrumentos por familia desde la Edad Media hasta el siglo XIX, importados de Europa. La única piedra en el zapato de esta institución es el presupuesto, que opera anualmente sólo con 600 mil pesos, que le otorga el INBA.

Seguimos gastando dinero en un sistema educativo que fomenta la mediocridad. Un sistema educativo que no considera valioso desarrollar la creatividad y maestría en sus estudiantes.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Todo muy bonito, no, pero es un vergüenza, yo quise entrar a la escuelita aquella pero como tengo 34 años pues ya me fregué, pues el sistema cada vez acorta la edad para entrar... cómo si de eso dependiera el ser más diestro o talentoso!!
Que absurdo e indignante!!!