lunes, marzo 12, 2012

planean mejorar la infraestructura de instituciones de educación artística en México

Los medios publican otra historia de una gran bailarina mexicana que a pesar de las nulas condiciones para ser una profesional de la danza.... emigró para ser reconocida:

El coreógrafo francés Maurice Béjart creó La Consagración de la Primavera en 1959 y marcó un hito en la historia del ballet. Cuarenta años más tarde, en 2001, el genio de la danza del siglo XX le confió su obra maestra a una de las bailarinas de su compañía. “Quiero que te la aprendas”, le dijo en español a Luisa Díaz González, la mexicana que había reclutado un año antes por su talento y técnica excepcionales. Luisa Díaz es una de las bailarinas principales del Béjart Ballet Lausanne; su imagen suele ser usada en los carteles de difusión de las giras de la compañía del coreógrafo fallecido en 2007, a los 80 años de edad; se ha presentado en los teatros más importantes del mundo como La Scala de Milán, en donde bailó La valsé á mille temps, obra que creó junto con el coreógrafo en 2004 y que es una de las más alegres de su repertorio, que abarca cerca de 200 obras. Luisa tiene 29 años de edad y aunque no ha recibido invitaciones para bailar en México, tiene en mente realizar unas funciones que podrían formar parte de su titulación como licenciada en filosofía con especialidad en danza postmoderna, por parte de la Universidad Intercontinental, carrera que estudia a distancia desde Lausanne, Suiza. En febrero de 1992, la famosa bailarina y coreógrafa Claude Bessy, entonces directora de la Ópera de París, le dijo que tenía potencial para trabajar en su compañía. Luisa se dedicó a perfeccionar su francés y para el verano de ese año se convirtió en la primera mexicana en la Escuela de la Ópera de París. A más de 10 años de esta experiencia, Díaz dice estar orgullosa de ser mexicana, de sus instituciones y de su lucha valiente contra las adversidades, de su búsqueda de la justicia y la legalidad; y de los bailarines mexicanos; pero también lo está de haber sido admitida en Suiza para trabajar y para ser ciudadana, pues ya adquirió esa nacionalidad.

Mientras en México seguimos luchando por conformarnos con tener una decorosa infraestructura para la educación artística.... pero no para crear trabajos, fomentar la cultura o crear públicos. Se prefiere este tipo de inversión porque supuestamente las construcciones generan votos....

Para que la infraestructura educativa de este país esté al nivel de sus alumnos y de sus egresados, entre los que destacan Elisa Carrillo, primera bailarina de la Ópera de Berlín, quien estudió en el Escuela Nacional de Danza del INBA, o el mismo Plácido Domingo, Horacio Franco o Rolando Villazón, quienes estudiaron en el Conservatorio Nacional de Música, este año se invertirán 103 millones de pesos. Teresa Vicencio Álvarez, directora del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), dijo que dicha inversión es un tributo al talento en México: “Queremos que nuestros estudiantes y futuros artistas cuenten con mejores espacios”. La funcionaria precisó que su plan de acción contempla el dar mantenimiento a los centros de educación artística (Cedart) y a las escuelas superiores del INBA; buscar recintos en comodato y construir nuevos edificios, entre ellos la Escuela de Laudería, en Querétaro, única en su tipo en América Latina; la edificación de la nueva sede de la Escuela Nacional de Danza Floclórica, en el Centro Nacional de las Artes (Cenart), así como la apertura del bachillerato José Clemente Orozco, en Guadalajara, y el Cedart Alfonso Reyes en Nuevo León.

Necesitamos pensar que la calidad educativa es más que edificios.... como lo escribió hace tiempo Jorge Ibargüengoitia, los mexicanos seguimos confundiendo lo grandote con lo grandioso.




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