lunes, abril 30, 2012

¿Invertir en arte o en monumentos que a nadie le importan?

Se acaba otro gobierno federal, con más pena que gloria, exactamente igual a los gobiernos de los últimos 40 años. De las grandes promesas, acaso un par de puntos para un crecimiento y desarrollo marginal. ¿Hay alguna cosa que parezca atractiva en el asunto de cultura y arte? Al igual que el gobierno anterior, se creó un nuevo elefante blanco, un gran foco de luz para festejar tristemente el bicentenario. Pero la cultura no fue atractiva para la inversión federal. Las galerías de arte pasan por malos momentos:

Los recursos públicos deben destinarse al arte, la cultura y la educación y no a gastos superfluos, como ha sucedido con la cuestionada Estela de Luz, explicó el galerista Norman Bardavid. Si existieran apoyos presupuestales se podría iniciar una transformación en todos los ámbitos de la vida nacional. Para concretar ese propósito, Bardavid encabeza el Movimiento de los Revelacionistas, el cual de manera oficial comenzó una serie de acciones en favor del arte y la educación. El objetivo es ayudar a transformar la vibración desde México para el mundo mediante acciones creativas y teniendo como arma fundamental el arte, señaló. En el movimiento participan alrededor de 5 mil personas –entre artistas, pintores e intelectuales– de diversas asociaciones, quienes durante nueve meses impulsarán una transformación y una forma novedosa de abordar el arte. En México las galerías entraron en crisis, porque cada vez se invierte menos en obra de arte y se han eliminado todos los apoyos de los gobiernos, dijo Paul Achar Zavalza, presidente de la Sociedad de Autores de las Artes Plásticas.

Los gobiernos, producto del sistema escolar mexicano, no sabe hacer muy bien las cuentas. Por ejemplo, no sabe cuál es la contribución de la cultura en el PIB. No entiende que una de las riquezas que se aprecian en el siglo XXI es el conocimiento; la cultura es un ejemplo de conocimiento valioso. México tiene la ventaja de ser un territorio extenso en donde han habitado variadas culturas. Sin embargo, los gobernantes no han podido sacudirse el fantasioso encanto de pensamiento virreynal, por ello, siguen admirado las actividades culturales que se realizan fuera del país:

Durante la reunión de trabajo del Grupo de Reflexión sobre Economía y Cultura (Grecu) de la UAM Xochimilco, Raúl Figueroa, director de Cuentas Satélite del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), informó de los avances en la integración de la Cuenta Satélite de Cultura (CSC). De esta forma, el INEGI tiene ya un primer escenario de desagregación a partir de la estructura sectorial existente en el Sistema de Clasificación Industrial de América del Norte, entre otros instrumentos con que cuenta para esta tarea. El análisis y conteo arroja una estimación preliminar de entre 2.5 y 3% de aportación de la cultura al Producto Interno Bruto (PIB). Esta cifra contrasta fuertemente con estimaciones previas que se han hecho, en particular con el cálculo más socorrido, el realizado por el economista Ernesto Piedras, quien con datos del INEGI, pero considerando a aquellas actividades protegidas por el derecho de autor (incluso, y en muy buena medida, considerando aquellas actividades informales que no pagan derechos de autor aunque debieran), calculó una cifra de 7.3% para el 2003.

Un país que sigue apostando a la ignorancia poco protagonismo tendrá en el siglo XXI. La ignorancia siempre genera unos pocos privilegiados y millones de pobres. Los mexicanos seguimos atrapados en las supersticiones y creencias que no fomentan el aprendizaje ni la búsqueda de la sabiduría.






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