domingo, diciembre 12, 2010

historia del centenario... perdida entre cajones de la burocracia


Una de las características del tercermundismo mexicano es el poco cuidado que existe en la burocracia. Se hacen muchas actividades, se gastan enormes cantidades de dinero, pero se obtienen pocos resultados. Esta situación es producto de las personas que laboran en las entidades gubernamentales: los "jefes" que están más interesados en mantener el hueso que en hacer cosas, y los "empleados" que consideran que tener una plaza es sinónimo de vacaciones pagadas. Este coctel permite que ocurran cosas como esta:

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) extravió 200 testimonios de personas que fueron testigos de diversos acontecimientos de la Revolución Mexicana. En 1985, ese instituto, a través de la dirección de Culturas Populares, realizó un proyecto excepcional al enviar a trabajadores a todo el país para recabar la historia oral revolucionaria de México. Se eligieron los mejores 30 testimonios de los 230 recabados y se publicaron en una colección de tres tomos: Mi pueblo durante la Revolución. El resto se archivó, pero no hay donde localizarlos. “Esas entrevistas no pudieron ser rescatadas, están perdidas. El archivo completo no les pareció importante y está extraviado”, dice la historiadora emérita del INAH y en ese entonces coordinadora del proyecto, Alicia Olivera. La investigadora de la Dirección de Estudios Históricos dice que esos testimonios son imprescindibles porque se hicieron en todo el país y las que hablan son personas de todas las clases sociales. “Es otro enfoque de la Revolución Mexicana. Son personas que no participaron, sino que sufrieron la Revolución. Era gente que no estaba de acuerdo, que pensaban que para ellos había sido terrible”.

El peligro para México siguen siendo los mexicanos mismos. Queda un largo camino para erradicar el tercermundismo.


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