miércoles, septiembre 28, 2011

¿Importa la ciencia en el 2012?

El desarrollo y prosperidad de las naciones se derivan de varios factores, entre los que destaca el desarrollo científico. Sin embargo, México no se ha intersado los suficiente. No hay una inversión en el capital humano, no existe tampoco capital social, y menos inversión financiera, ni de la empresa privada ni de instituciones gubernamentales. La evidencia se acumula a nivel global. Los intentos para formar un gran capital humano en ciencia no pasa de "experiencias piloto":

Existe contundente evidencia que los países que más han invertido en ciencia y tecnología han logrado un desarrollo económico vigoroso. México tiene un rezago notable en el número de científicos e ingenieros que existen en el país, lo que demuestra lo apremiante que debe ser el financiamiento a la ciencia como una inversión de futuro, indispensable para lograr un desarrollo económico, pues nunca más volveremos a tener ingresos a cambio de la mano de obra barata. En México está claro que debe avanzarse con rapidez para mejorar el nivel educativo, científico y técnico. Esto puede lograrse con la enseñanza de la ciencia a través de los Sistemas de Enseñanza Vivencial e Indagatoria de la Ciencia (SEVIC). Con este método los alumnos disfrutan el aprendizaje, desarrollan su curiosidad.  Este sistema ya tiene antecedentes en México. Inició como una prueba piloto, pero actualmente existen más de 300 mil alumnos y 10 mil profesores trabajando con este método gracias al apoyo de la Secretaría de Educación Pública, los gobiernos estatales y los donativos de diversas empresas. Este programa internacional se está implementando en 9 estados del país.

En el 2012 aparecerán los discursos de tu político favorito prometiendo hacer de México un país emergente con gran desarrollo económico y social. Lo malo es que los discursos se evaporan a la hora de la asignación de recursos financieros:


Pese a que el gobierno de Felipe Calderón pretende destinar el próximo año 40 mil 970 millones de pesos para ciencia, tecnología e innovación –menos de 0.4 por ciento del producto interno bruto (PIB)–, lo que significa un incremento de más de 7 mil millones de pesos en comparación con lo aprobado para 2011, la revisión de su estrategia programática revela que se reducen en casi 2 mil millones los fondos destinados a innovación tecnológica y competitividad de las empresas, pero también en inversión para proyectos de ciencia básica, fomento regional al desarrollo científico e infraestuctura para el sector. De continuar esta tendencia en 2012, este rubro perderá más de 30 por ciento de sus fondos, en comparación con lo etiquetado por el Congreso en 2010.

Y la divulgación de la ciencia sigue siendo un asunto de filantropía más que de una política pública:

Hacer que la divulgación de la ciencia y técnica no cueste a quien la realiza es algo que le hace falta a nuestro país, puesto que, hasta ahora, a los divulgadores han tenido que pagar por esta difusión, consideró José de la Herrán, fundador y asesor técnico de Universum, Museo de las Ciencias. De la Herrán señaló que desde hace 20 años en que se formó la Asociación Mexicana para la Divulgación de la Ciencia y la Técnica (la cual cuenta con 400 socios), sus miembros han tenido que solventar los gastos de divulgación y esta actividad no debería costar, pues “la divulgación es una disciplina indispensable, junto con la educación, para tener un panorama de lo que pasa en el mundo”.

Y la vinculación entre academia y la empresa sigue siendo inexistente. Se prefiere importar la tecnología que desarrollarla en México:

La idea de vincular el sector académico con el empresarial para la transferencia del conocimiento a la industria existe en México desde hace al menos 30 años; sin embargo, no hay indicadores que muestren resultados contundentes, aseguraron investigadores y representantes de la industria privada. “La revista Nature lo puso en claro hace algunos años. Definió a la ciencia mexicana como la del ‘yo también lo hice’. Llegamos en segundo lugar en muchas cosas, son pocas en las que llegamos en primero. Todavía tenemos mucha colaboración con laboratorios del extranjero, hay pocas áreas en las que somos el número uno, siempre estamos un poco a la zaga. Creo que es momento de que haya más grupos que lleven el liderazgo internacional; sí los hay, pero son pocos.” Rafael Rivero, director de la unidad Irapuato del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional, indicó que esta dependencia, que es la segunda en producción científica del país –después de la UNAM–, tiene grandes dificultades para transferir el conocimiento a la industria. Esto se da, señaló, debido a que desde su fundación el Cinvestav es una paraestatal, por lo que son regidos por la normatividad del gobierno federal. Esto convierte a sus investigadores en servidores públicos que tienen que sujetarse a esas reglas, lo que les impide en muchas ocasiones la transferencia.

Hay ideas, hay tecnología que simplemente no se utilizan:

México cuenta con 11 mil kilómetros de litorales, la energía de las olas que rompen en estas costas podría utilizarse para limpiar los puertos contaminados y las más de 100 lagunas costeras; sin embargo, aunque la tecnología ya está disponible, no hay un solo sistema instalado, señaló Steven Czitrom Baus, investigador del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM. El especialista en oceanografía física señaló que, de acuerdo con estudios previos que ha realizado en las costas de nuestro país, existen numerosos puertos, lagunas costeras y otros cuerpos de agua que podrían aprovechar esta tecnología para renovar sus aguas y revivir su fauna. El oceanógrafo explicó que el sistema funciona transportando agua limpia y oxigenada del océano adyacente al cuerpo de agua afectado, promoviendo su ventilación y limpieza. Además, el sistema no lastima los organismos marinos, como las larvas de camarón, por lo que puede utilizarse para establecer áreas de crianza de especies con valor comercial en las lagunas costeras. La tecnología desarrollada y patentada por el Instituto de Ciencias del Mar y Limnología de la UNAM se conoce como SIBEO (Sistema de Bombeo por Energía del Oleaje) y ya se ha puesto a prueba de manera experimental en la Laguna de Lagartero, en Oaxaca, en colaboración con una cooperativa de pescadores.

Y también hay talento humano:

El equipo mexicano integrado por Paola Sansón, Jesús Siller, Elías Salce y Marco Tapia ganó una medalla de oro, una de plata y dos de bronce en la V Olimpiada Iberoamericana de Biología Costa Rica 2011. 

Paola Sansón Tinoco, originaria de Michoacán, conquistó el oro, Jesús Siller Farfán, de Nuevo León, la plata; y Marco Tapia Maltos y Elías Salce Ruiz, del Distrito Federal y Nuevo León, respectivamente, sendas medallas de bronce.

Sin embargo, para el 2012, lo que aparentemente interesa será el gasto dedicado a la propaganda política: las gorritas, camisetas, y los comerciales televisivos son más importantes que la ciencia. El problema consiste que nuestros políticos siguen creyendo en la pata de conejo y el tarot, no en los hallazgos científicos.




 

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