Nuestras escuelas y lugares públicos son espejo de nuestra sociedad autoritaria:
El índice de intolerancia y exclusión que revela la Encuesta Nacional de Exclusión, Tolerancia y Violencia en las Escuelas Públicas de Nivel Medio Superior en México es resultado “tanto de una sociedad conservadora, cómo de la pérdida de espacios públicos donde los adolescentes puedan convivir con otros diferentes a ellos, pues ni la escuela ni la familia ni los lugares de esparcimiento son una alternativa para entrar en contacto con quienes son diferentes tanto en grupo social, cultura, religión o preferencia sexual”, aseguraron investigadores y especialistas en identidades juveniles y el sistema educativo nacional. Luego de que se diera a conocer la investigación realizada por el Instituto Nacional de Salud Pública destacaron que hoy en día prevalece una sociedad “más fragmentada, con presencia de grupos extremistas, y donde la educación no puede suplir el papel fundamental que tiene la acción en la formación de valores, es decir, no se trata de un conocimiento de pizarrón, sino de una práctica cotidiana”.
Imagen de nuestra cultura lo sucedido entre jóvenes mexicanos:
Se llama Los Sillones en honor a dos sillones viejos que están en el piso y que cargan a uno que otro emo de 40 kilos que guste de reposar con caguama en mano. Es el antro favorito de los emos y el primer lugar en la ciudad en recibirlos con los brazos abiertos. Es pequeñito. Ocupa el segundo piso de una tienda de ropa donde abundan jeans y las playeras a rayas. Adentro dos sillones. Una banda. Una barra. Un refrigerador lleno de caguamas de a 30 pesos y un personaje de 18 años, El Sugus, que atiende sin camisa y que lo mismo tiene éxito con las niñas que con los niños. La bienvenida a Los Sillones sale de dos bocinas “no salgan, afuera se los quieren madrear”. La respuesta al cantante de la banda en turno, primero risas y luego una mentada de madre a chiflidos. Aquí beben cerveza, escuchan bandas de hardcore en vivo y mamacean, término con el que los emos bautizaron las conquistas con besos y permiso para tocarse el cuerpo.
Las barreras de cualquier ideología juvenil, gusto musical, o forma de pensar se rompieron este sábado en la Plaza de la Constitución. La joven dark se volvió compañera de la emo y juntas , con sus vestidos negros, su crinolina y tenis en lugar de zapatillas, posaron para las cámaras mejilla con mejilla y sonrisa compartida. La ilusión se hizo realidad para todas las quinceañeras cuando el reloj de la catedral marcaba las 15:00 horas. Cinco turibuses ingresaban al zócalo capitalino por la calle de Madero mientras la música de Carmina Burana anunciaba la llegada de estas jóvenes a impacientes padres de familia, padrinos, amigos y a los curiosos que se acercaban a ver de qué se trataba esto. Un récord Guiness se rompió esta noche porque 282 señoritas subieron a un templete instalado en la plaza del Zócalo; todas al unísono ejecutaron su vals para el que ensayaron por dos meses
No hay comentarios:
Publicar un comentario