De no ser por el despilfarro de las finanzas públicas, el legado del ex-presidente Vicente Fox pasaría al olvido:
Además de ser un enorme contenedor de libros, la Biblioteca Vasconcelos también funciona como cementerio de automóviles. El recinto que costó al erario público mil 189 millones de pesos más IVA —según cifras oficiales— es utilizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) como depósito de autos y camionetas que ya no utiliza. Desde la rampa de acceso al estacionamiento subterráneo se pueden observar cerca de 40 autos cubiertos de polvo y algunos con las llantas desinfladas, reflejo de que no han sido movidos de ese lugar desde hace tiempo. Los vigilantes del estacionamiento confirmaron que los vehículos no son propiedad de los trabajadores de la biblioteca, sino del Conaculta.
El veto del ex-presidente fue ignorado por el Senado:
El Senado aprobó con sólo dos votos en contra y cinco abstenciones del PAN, la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro que fija el precio único para el mercado editorial nacional. Con ello, se ha ignorado un veto presidencial al dejar sin efecto las observaciones que hizo en su momento Vicente Fox a esta legislación. Se reservó un artículo en lo particular para modificar el precio único y reducirlo, cuando se trate de libros editados, importados, antiguos, usados o descatalogados, cuando tengan 18 meses de anterioridad.
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