Hace unos meses un par de investigadores mexicanos fueron sancionados por manipular resultados en sus investigaciones con el afán de publicar en revistas científicas. La controversia inició por colegas canadienses. Las acusaciones tuvieron repercusiones laborales de los investigadores:
Alejandra Bravo y Mario Soberón, investigadores del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), fueron sancionados pormanipulaciones inapropiadas y categóricamente reprobables de imágenes sobre estudios de la bacteria BT –utilizada en productos como el maíz transgénico– para enfatizar los resultados que buscaban obtener en al menos 11 artículos divulgados en revistas científicas. Entre los castigos aplicados están las renuncias de Soberón a la jefatura del Departamento de Microbiología Molecular y de Bravo a la presidencia de la Comisión de Bioética. El proceso comenzó a partir de que el equipo de expertos canadienses integrado por Vincent Vachon, Raynald Laprade y Jean Louis Schwartz publicó el estudio “Revisión crítica de los modelos que existen para explicar la forma de actuar del bacillus thuringiensis (BT)”, en la revista científica El Sevier, en el cual señalaron que había modelos aplicados por los mexicanos que no se sostenían, pues era imposible replicarlos. Autoridades del instituto abrieron una investigación y el caso fue enviado para su análisis a una comisión externa que después de evaluar al menos 11 estudios de Bravo y Soberón, consideró que en dos artículos había evidencias claras y contundentes de manipulaciones inapropiadas y categóricamente reprobables. Carlos Aramburo explicó que el instituto sancionó a los científicos porque se consideró que no era adecuada (la manipulación de imágenes). Hasta donde entiendo, la motivación fue decir que debió haber sido preferible que los datos se mostraran tal como estaban. Alejandra Bravo está adscrita al área de Microbiología Molecular. Las líneas de investigación que desarrolla en su laboratorio se centran en estudios sobre las proteínas insecticidas producidas por la bacteria BT. Desde 1996 trabaja en estrecha colaboración con el grupo de Mario Soberón. Bravo obtuvo el premio L’Oreal-Unesco en 2010, que se otorga a científicas. Respecto de Mario Soberón lideraba el grupo de investigación sobre las toxinas cry de BT. De acuerdo con una comunicación emitida por el director del instituto, Carlos Arias, la comisión externa que opinó sobre la trascendencia de las manipulaciones identificadas en artículos de Bravo y Soberón fue integrada por Rubén Lisker, director de Investigación del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición; Rosario Muñoz, profesora de la Facultad de Química de la UNAM, y Jean Philippe Vielle Calzada, investigador del Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad, del Instituto Politécnico Nacional.
El caso se turna a instituciones de los EU que por mala fortuna desacreditan las opiniones de los colegas mexicanos.... según los organismos de los EU no hay caso que sancionar y seguirán apoyando económicamente las investigaciones del equipo mexicano:
La Oficina de Integridad de la Investigación (ORI, por sus siglas en inglés) del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, emitió su resolución final sobre el caso del doctor Mario Soberón y la doctora Alejandra Bravo en la que concluyen que los investigadores del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) “no incurrieron en conductas inapropiadas”.
A finales de 2012, Soberón y Bravo fueron acusados por autoridades de la Universidad por modificar imágenes que acompañaban la publicación de artículos científicos y que calificaron de “manipulaciones inapropiadas y categóricamente reprobables”, dentro de las investigaciones que los científicos han realizado con la bacteria Bacillus thuringiensis (Bt), que modificada genéticamente permite producir bioinsecticidas y maíz resistente a plagas.
Posteriormente, el caso fue turnado a la ORI, encargada de supervisar las denuncias de mala conducta en la investigación biomédica de los proyectos que reciben apoyos de las agencias relacionadas con los servicios de salud pública de ese país.
La participación de la ORI en este tema obedece a que los científicos citados cuentan con un donativo de los Institutos Nacionales de Salud (NHI). La resolución implica además que se mantienen vigentes los apoyos económicos a los proyectos en los que participan Soberón y Bravo.
La ORI revisó la documentación que incluye las acusaciones, las respuestas de Soberón y Bravo a las mismas, los dictámenes de la UNAM y las respuestas de las revistas en los que fueron publicados los trabajos implicados, entre otros.
Parece que el tercermundismo sigue imperando en la academia mexicana. Parece que sigue más preocupada por el "qué dirán" que en generar ciencia y conocimiento pertinente y robusto. En ciencia las mentiras se descubren con cierta parsimonia. El mediano tiempo dará la razón o a los expertos mexicanos o los expertos de los EU.
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