martes, noviembre 10, 2009

¿Y el programa escuela segura?

¿Alguien recuerda el famoso programa de escuela segura? Los medios han perdido interés en saber que ha pasado con este programa. ¿Se han recortado fondos por la crisis económica del gobierno federal? ¿Hay resultados positivos? ¿Cuánto se ha gastado en el programa? Mientras tanto, algunos de los números que se mencionan con respecto al problema de la adicción a las drogas:

Jóvenes, hijos de familia y alumnos de educación básica constituyen la población con mayor adicción a las drogas en el DF, revela la Encuesta Nacional de Adicciones (ENA) 2008. Aunque el rango de edad estudiado por las autoridades federales (12 a 65 años) presenta alguna relación con el consumo de drogas, destacan las cifras registradas en la escuela y el hogar, lugares que facilitan el acceso a las sustancias. La Ciudad de México es una de las entidades con mayor consumo de droga en el país, principalmente de mariguana, a diferencia del norte de la República, donde es más común el uso de metanfetaminas; la heroína, en el centro, y el crack en el oriente. La mariguana ocupa el primer lugar de preferencia con 8.8%, seguido del consumo de inhalables, 6.7%; tranquilizantes, 4.9%, y cocaína, con 3.3%, por lo que se coloca por encima de la media nacional en cuanto a drogas médicas.

El problema necesita de un enfoque de protección de los derechos humanos y crear redes de apoyo:

En el Tecnológico de Monterrey se ha creado una red de apoyo para aquellos chicos que bajan su rendimiento debido a que han caído en alguna adicción, principalmente al alcohol. De acuerdo con Marisela Alvarado, directora de Asuntos Estudiantiles del Departamento de Asesoría y Prevención del Tec, Campus Ciudad de México, al generar adicción al alcohol, los chicos buscan “vivir al límite”, porque carecen de satisfactores en sus vidas. Alvarado afirmó que de acuerdo con especialistas en el tema y con la Encuesta Nacional de Adicciones, se concluye que los chicos carecen de futuro, viven una cultura del hiperconsumo, no cuentan con interlocución con sus padres y tienen al alcance de la mano en sus propias casas bebidas alcohólicas.

Las familias actuales, comentó, donde ambos padres trabajan dan poca oportunidad de que éstos presenten atención a las actividades que realizan los jóvenes, y suele ocurrir que no se percaten de que consumen alcohol o algún otro tipo de droga. Ante esto, los jóvenes carecen de modelos a seguir en casa y buscan otra forma de llamar la atención de sus padres, como alcoholizándose y posteriormente accediendo a algún otro tipo de sustancia prohibida. “A veces difícilmente hay un lugar para libros en casa (libreros), pero sí un lugar para guardar el alcohol (una cantina).



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