lunes, febrero 15, 2010

¿Una nueva secretaría federal para impulsar la ciencia y la tecnología?

En semanas pasadas los medios han publicado el interés de algunos grupos para crear una nueva secretaría federal. Esta secretaría sería responsable de impulsar la educación superior, la investigación e innovación científica y tecnológica. Sin embargo, la propuesta parece reproducir el arcaico pensamiento centralista que existe desde el virreynato de la Nueva España. Todo se tiene que concentrar, todo se tiene que fundar en la ciudad de México, se espera que se nombre un secretario tenga el talento y el liderazgo para mejorar la situación, etc., etc.:

Diversos grupos académicos y universitarios del país han externado la necesidad de crear una secretaría en México que se encargue de incentivar y dirigir la investigación científica y tecnológica del país. Se han planteado dos posibilidades: la primera, fusionar al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología y a la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP; y la segunda subir a categoría de secretaría de Estado al Conacyt. La idea básica es que todos los institutos de investigación científica del país se fusionarán en la nueva secretaría. Con el fin de centralizar el desarrollo científico en una entidad que se encargara de regular las investigaciones. El presupuesto con el que iniciaría la Secretaría de Ciencia, Tecnología y Educación Superior sería de alrededor de 125 mil millones de pesos, tomando en cuenta el Presupuesto de Egresos de 2010.

Permanecer atrapados en las típicas prácticas políticas y económicas de hace 200 años impide que la sociedad mexicana sea incapaz de adaptarse a la nuevas condiciones climáticas que se aproximan en las siguientes décadas:

Tarde o temprano el aumento de la temperatura del planeta obligará a modificar las prácticas agrícolas en México, pues “el clima es el principal factor de desarrollo de las plantas”, según Ernesto Sifuentes, especialista del Instituto Nacional de Investigación Forestal, Agrícola y Pecuaria (INIFAP). La producción de maíz en México puede caer 20% para fin de siglo a partir del incremento en la temperatura y la escasez de lluvia, afirmó Waldo Ojeda, investigador del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA). A pesar del calentamiento global “la agricultura no se va a acabar, tenemos que adaptarnos”. Una alternativa de adaptación es utilizar más agua en el esquema de cultivo de riego para producir lo mismo en menos tiempo, lo que también implica contar con una mayor superficie para sembrar, aseguró Ernesto Sifuentesa.

Los datos son elocuentes, veremos pasar corriendo a otros países más preparados en ciencias y en tecnología:

El Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP) afirmó que Brasil ya es superior a México en competitividad, pues ha mostrado mejoras en rubros como educación superior y formación profesional, disposición tecnológica, sofisticación empresarial e innovación. “Esto significa que México comienza a rezagarse tecnológicamente y, por ende, muestra un estancamiento productivo. Ante esto, Brasil surge como alternativa muy atractiva a detonantes del crecimiento como la inversión extranjera directa o la migración de empresas”, destacó el organismo. China también supera a México en la mayoría de los indicadores de competitividad, resaltando que aun en la tan referida estabilidad macroeconómica que ha logrado nuestro país en los últimos años, el país asiático se encuentra 31 posiciones por encima en materia del índice de competitividad.

Entre la crisis política, social y económica las familias mexicanas no pueden acceder a las nuevas tecnologías:

En plena era de la sociedad del conocimiento, alrededor de una quinta parte de las familias en México son analfabetas digitales, pues no tienen computadora o internet, pues argumentan que no saben usarlos o porque creen que no los necesitan, de acuerdo con información estadística del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Son hogares que probablemente tienen los recursos para adquirir estas máquinas o contratar una conexión de internet, pero que no los tienen por desconocimiento del uso de estas herramientas; 22% de las familias consultadas en la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) dijeron que no tiene una computadora porque no la necesitan, mientras que 14.5% dicen que no la tienen por no saber usarla. De los hogares del país, 5% no tienen esta máquina debido a que no les interesa o desconocen su utilidad. Respecto a las familias que sí tienen computadora pero no cuentan con conexión a internet, 22.2% dijeron que no necesitan este acceso a la web.

Mientras nuestra sociedad tenga la ilusión puesta, o en unas veladoras o en un líder carismático, la revolución tecnológica provocará mayor pobreza y desesperanza.


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