Mientras que para el gobierno del empleo las cifras (por más que cambien de metodologías) son estremecedoras y el partido de oposición dice que regresará a gobernar otros 70 años (como si no fueran parte del problema actual):
En enero pasado, la tasa de desocupación de México fue de 5.87 por ciento, lo que significó que 2.76 millones de personas se encontraran sin empleo, informó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). En los primeros 31 días del año alrededor de 503 mil personas se sumaron a la desocupación. Por género, la tasa de desempleo en los hombres alcanzó una tasa de 6.1 por ciento, la cifra más elevada desde 1995, mientras que entre las mujeres fue de 5.41 por ciento, la más alta desde octubre del año pasado.
Dos de cada tres personas en edad y condición de trabajar obtienen su ingreso de desempeñar actividades en el sector informal. Es uno de los costos del desplome de la economía en 2009, pero a la vez constituye una forma de restar presión social. La informalidad contribuyó a que el poder adquisitivo de la población no se desplomara en México el año pasado, opinó Jorge Sicilia, economista en jefe para América Latina de BBVA Bancomer. En 2009, año en que la economía se contrajo 6.8 por ciento, según estimó ayer BBVA Bancomer, el sector formal prácticamente no generó empleos, mientras la informalidad actuó como la alternativa de ingreso para quien perdía su trabajo.
La generación rukis se preocupa por el desinterés de los jóvenes por estudiar o trabajar. Como sucede en estos casos se realizan coloquios, foros, conferencias de prensa... en donde, los rukis beben, comen y reciben un cheque por su trabajo:
Los jóvenes que ni estudian ni trabajan, conocidos como generación nini, son más propensos a caer en conductas vandálicas, delincuencia organizada, depresión, angustia o incluso el suicidio, informó Mario Carrillo, secretario de Educación en el Distrito Federal. La generación nini, que incluye jóvenes de entre 12 y 19 años que no realizan alguna actividad productiva, se vincula “directamente a riesgos crecientes y particularmente irreversibles”, comentó el funcionario durante la inauguración del foro Hacia una política pública de atención a jóvenes que ni estudian ni trabajan. El primer riesgo es la depresión, debido a la inactividad; el segundo es que comiencen a experimentar con drogas, que después se convierten en una adicción.
Al ahondar sobre las problemáticas que rodean a los jóvenes, González Placencia precisó que el consumo de drogas se incrementó en 600 por ciento en los cinco años recientes en la ciudad y se fortaleció una política criminal que tiene en las cárceles a los chavos de bajos recursos y bajo nivel educativo, con edades de entre los 18 y 29 años, que equivalen a 60 por ciento de la población penitenciaria.
De los poco más de siete millones de jóvenes mexicanos que no estudian ni trabajan –a los cuales se conoce como ninis–, al menos 8 por ciento vive en el estado de México, informó la directora del Instituto Mexiquense de la Juventud, Melissa Vargas Camacho. La funcionaria adelantó que este año se realizará un amplio diagnóstico para ubicar a esos jóvenes en cada municipio y saber qué causas los han llevado a formar parte de este fenómeno creciente en el país.
¿Qué habrá sido de la generación que inventó: sexo, drogas y rockandroll? Su discurso es igualitito a los reaccionarios de los años 60 y 70. Así pues..... no llegó nunca: la imaginación al poder.
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