Uno de los problemas del territorio mexicano consiste en que en sus 200 años de vida, todavía no asimila la importancia de mantenerse con buena salud y realizar esfuerzos para conservar la juventud. Todos los gobernantes tienen la ilusión faraónica de que el futuro los recuerde por la construcción de alguna obra arquitectónica... sin elegir mecanismos que aseguren esa ilusión. Estas obras utilizando los materiales del siglo XXI son efímeras y olvidables si no se mantienen. Este es el caso de Universum, una de las ideas más interesantes del siglo XX. Hoy, esa idea requiere de mantenimiento o corre el riesgo de convertirse en una obra olvidada:
Universum, el Museo de las Ciencias de la UNAM, tiene problemas de mantenimiento de salas y piezas, y un presupuesto insuficiente. Si bien hay salas renovadas (el Cerebro y R3) y algunas en proceso de modernización, en otras, como las de Matemáticas, Reproducción Humana y Estructura de la Materia, hay piezas sueltas, perillas desprendidas, juegos que no funcionan, objetos donde se promete un video que ya no corre e información desactualizada. En uno de los baños, un lavabo suelta agua, a pesar de que en el espejo una calcomanía llama a ahorrarla: “Para usarlo deposite $50 pesos (Si sigues desperdiciando el agua muy pronto esto será una realidad)”. En el exterior del museo, un viejo xilófono de gran tamaño, que alguna vez estuvo en la sala de Estructura de la Materia, está roto, los tubos ya no producen notas y los nombres de los temas que años atrás se escuchaban ahí están cubiertos por grafitti, como lo están también las placas del laberinto que se encuentra en la misma área externa. A unos metros de allí, el llamado huevo de dinosaurio funciona para talleres de la casita de las ciencias, pero también como bodega. El Museo de Ciencias más importante de la ciudad , y el más visitado de su tipo en el país (hasta noviembre recibió más de medio millón de personas, una asistencia que es comparable con la del Museo del Templo Mayor), tiene un presupuesto de 140 millones de pesos, de los cuales el 83% se destina al pago de nómina. El resto del dinero es lo que queda para mantenimiento de áreas de servicio y de salas.
Una de las características de la ciencia en el siglo XXI es que se vuelve obsoleta con gran rapidez. Un museo dedicado a la ciencia tiene que renovarse con la misma velocidad.... ¿Alguien sigue pensando que la luz eléctrica es un gran invento? Hoy es un servicio básico en la sociedad contemporánea, a nadie sorprende ni causa gran emoción... salvo cuando se va la luz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario