Mientras la lengua de los políticos viaja a la velocidad de los comerciales televisivos y twitter, los programas para cambiar la realidad mexicana requieren de tiempos de los Teotihuacanos; pues los programas propuestos requieren del tiempo de construcción de una gran pirámide con herramientas del siglo III, al menos 100 años:
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), será en 2025 cuando las cerca de 220 mil escuelas de educación básica en México puedan operar como planteles de tiempo completo.
El gobierno federal prometió que en este sexenio incrementará de 5 mil 500 escuelas con jornadas de entre seis y ocho horas a 40 mil.
En el reciente informe Avances en la implementación de las reformas de la educación básica en México. Una perspectiva desde la OCDE, el organismo internacional apuntó lo anterior y advirtió que las escuelas mexicanas han tenido poca colaboración entre ellas, lo cual ha limitado su capacidad para llevar a cabo un desarrollo profesional de alta calidad, cuyo eje sea la escuela.
Una de las principales quejas de los profesores frente a grupo en relación con dicho programa es la pérdida de tiempo en detrimento de las actividades escolares. En algunas escuelas de la capital del país se ha constatado que hay hasta cuatro turnos para que los niños pasen al comedor, lo cual significa que en total pierden 2.45 horas en tomar sus alimentos, ya que el primer turno es de 12:45 a 13:15 horas y el último de 15 a 15:30 horas.
Pese a ello, el gobierno federal argumentó en los compromisos del Pacto por México que su objetivo de incrementar las ETC es para aprovechar mejor el tiempo disponible para el desarrollo académico.
Y si seguimos los usos y costumbres de los gobernantes, nos va a llevar un ratito más, como 177 años:
Con el ritmo actual de inversión en la adaptación y equipamiento de comedores para convertir 8 mil planteles de la capital del país en escuelas de tiempo completo, tomaría177 años remodelar todas las escuelas oficiales con el propósito de que operen como centros donde los niños reciban sus alimentos y estén más tiempo en los salones de clase.
De acuerdo con el documento La escuela en el centro: narrativa de seis años de transformación educativa 2007-2012, elaborado por la Administración de Servicios Educativos en el Distrito Federal (AFSEDF), el modelo de tiempo completo en la práctica enfrenta demasiados obstáculos, pues hoy día las instalaciones educativas que operan de esa forma ni siquiera tienen las adaptaciones adecuadas.
La AFSEDF destaca que convertir una escuela a la jornada completa requiere, además de un proyecto pedagógico claro y suficiente, una fuerte inversión en infraestructura para la construcción y equipamiento del comedor, así como para dotar de doble plaza a los docentes y garantizar la prestación del servicio de la comida.
Y lo que más preocupa a los administradores de los servicios escolares no es lo que aprenden los niños y las niñas; es el costo de los comedores.... no hay duda, nuestros administradores públicos siguen pensando como los antiguos Teotihuacanos, solo que sin la calidad y esplendor de antaño. Seguimos pensando en construir elefantes blancos en lugar de pensar soluciones para el siglo XXI.
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