A nuestros políticos les encanta el autoritarismo mágico; imaginan que obtenido un puesto de "elección popular" los convierte en inteligentes, guapos, sabios, visionarios. En realidad, en México, se transforman en una suerte de Rey Midas tercermundista, ya que todo lo que toca se convierte en oro para su familia y amigos nomás. Y sus grandes discursos quedan para la posteridad en la Biblioteca Nacional. Podemos contrastar la realidad de un país desarrollado como Noruega con la realidad nacional. Ya que Noruega se convirtió como México en un país exportador de petróleo allá por la década de 1970:
Noruega maneja un fondo de pensiones, o de ingresos petroleros, que al cierre de 2012 alcanzó la cifra de 685 mil millones de dólares, es decir, más de dos veces el PIB de Grecia.
Con ello son dueños del uno por ciento del total de las acciones que se cotizan en los diferentes mercados de valores de todo el mundo, y también tienen comprado su futuro.
Por ello se hacen llamar “Dueños Universales”, ya que su portafolio de inversiones representa el uno por ciento del total del valor de las acciones que existen en todos los mercados de valores del planeta, diversificado en más de ocho mil empresas de todo tipo, menos tabacaleras, armamentistas nucleares, que violen los derechos laborales de sus trabajadores (Wal Mart), o corruptas.
Noruega siempre tuvo visión, desde el descubrimiento de su primer yacimiento petrolero comercial, el Ekofisk a finales de los 60, sabía que los recursos del subsuelo no durarían por siempre, y tenían que acelerar su explotación.
El bienestar generado por la economía petrolera se refleja en la vida diaria de los noruegos, pueden soportar tres meses de vacaciones al año, jornadas laborales de menos de siete horas diarias, entre otros beneficios.
Sin embargo, tienen muy seguro su fondo de pensiones, que esperan incrementarlo a un millón de millones de dólares para 2017 con lo que casi alcanzarían el tamaño del PIB mexicano al cierre del año pasado, y que fue de un millón 154 mil millones de dólares.
Noruega seguirá siendo un país desarrollado, mientras tanto, México a pesar de ser uno de los principales exportadores de petróleo, no puede ofrecer un sistema de salud universal y su sistema de salud no puede mantenerse:
El Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que atiende a alrededor de 50 por ciento de los mexicanos, tiene un déficit de 18 mil millones de pesos anuales, los fondos de los que ha obtenido recursos para el régimen de jubilaciones y pensiones de sus trabajadores se agotan este año y además se enfrenta a rigideces administrativas y operativas que obstaculizan el uso óptimo de los recursos.
El documento que ayer divulgó el instituto señala que esta situación se debe a factores internos y externos, y entre ellos hace referencia a las transiciones epidemiológica y demográfica. Ahora, apunta, el IMSS atiende a una población derechohabiente cada vez más envejecida, que requiere mayor cantidad de servicios médicos e intervenciones más complejas y de mayor costo; además, el costo de los servicios de salud se incrementa por encima de la inflación.
Por otra parte, Noruega tiene un sistema escolar de buena calidad, mientras en México, el sistema escolar es de baja calidad. Aún más, los docentes y las familias mexicanas tienen bajas expectativas con respecto a sus estudiantes, muy pocos creen que sus alumnos llegarán a las universidades mexicanas:
La Encuesta Nacional de Educación Básica, elaborada por el Instituto de Fomento e Investigación Educativa, AC (IFIE), detectó que apenas 14% de los directores de primarias y secundarias considera que los alumnos de las escuelas que encabezan podrán obtener una carrera profesional y sólo 5% tiene la confianza de que esos mismos alumnos cursarán un posgrado.
Entre los resultados que arrojó esa encuesta aplicada por el IFIE en 25 entidades del país a finales de 2012 destaca que en promedio dos de cada 10 directores de escuelas públicas (19%) confían en que los alumnos egresarán del bachillerato y 14 por ciento considera que el nivel educativo más alto que podrán obtener es una carrera técnica.
Esa baja expectativa entre directores y maestros indica que su desempeño en las aulas es insuficiente para mejorar el rendimiento académico de sus estudiantes y que aspiren a continuar sus estudios.
La baja expectativa se suma a la incapacidad de la sociedad mexicana de crear trabajos dignos y con potencialidades para el crecimiento personal y desarrollo económico. Cualquier parecido con la selección mexicana de fútbol es pura coincidencia:
En México tener una carrera profesional no garantiza un salario extraordinario. El ingreso promedio mensual de los profesionistas ocupados en el país es de 10 mil 337 pesos, revela el Observatorio Laboral de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS).
El análisis sobre Tendencias del empleo profesional 2013, indican que el área de ciencias físico matemáticas es la que percibe los ingresos más elevados, con 14 mil 300 pesos al mes; le sigue el área de Ingeniería, con 11 mil 570; y en tercera posición se ubica el área de Arquitectura, urbanismo y diseño, con 11 mil 275 pesos cada 30 días.
Las áreas que presentan los niveles de ingreso mensuales por debajo del promedio de los profesionistas ocupados son Ciencias de la Salud, con 10 mil 271 pesos; Ciencias Sociales, con 9 mil 701 pesos; Artes, con 9 mil 31 pesos; y, finalmente, el área de Educación, con 8 mil 566 pesos.
Margarita Chico, directora corporativa del portal de empleostrabajando.com, el cual opera en 11 países iberoamericanos, indicó que en México la oferta de puestos de trabajo se ha mantenido; sin embargo, el rango de sueldos ha bajado con respecto a los años anteriores. Indicó que hace dos años no sólo los salarios que se ofertaban eran hasta 20 por ciento mayores, sino que también se ofrecían paquetes de compensaciones por encima de ley, como seguros de gastos médicos, vales de despensa, vales de gasolina, fondos de ahorro, además de bonos por productividad. El ingreso promedio de los profesionistas mexicanos es 41 por ciento inferior al que registran sus similares en España. El centro de estadísticas del portal de empleo trabajando.com revela que, mientras un profesionista en México obtiene un salario de 824 dólares en promedio al mes, en España los salarios de éstos rondan los mil 973 dólares.
Y las mentadas reformas laborales realizadas hace poco, como la selección de fútbol, solo propaganda de los poderes fácticos. La realidad es que solo son utilizadas para el mercantilismo del siglo XVI:
El mercado laboral mexicano ha experimentado un trancazo con la reforma a la Ley Federal del Trabajo; así lo refleja la caída de 11 lugares en el Índice de Competitividad Mundial 2013-2014 del Foro Económico Mundial (WEF, por su sigla en inglés). El año pasado, para promover la aprobación de los cambios, la Secretaría del Trabajo y Previsión Social afirmaba que éstos permitirían a México dar un salto de 30 lugares en el conteo. Nada más lejos de la realidad.
Y es que, de los 10 indicadores que conforman el pilar de la eficiencia del mercado laboral (uno de los 12 pilares de medición que sustentan el ranking del WEF, que mide a 144 economías), en seis se registró una caída; en la práctica de contratación y despidos se mantiene en el lugar 113, y en los rubros de atracción y retención de talento, México se ubica en el lugar 79 y 56 respectivamente. Cabe destacar que en el documento “Consideraciones de la reforma laboral” que presentó la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, previo a la aprobación de la reforma, indicaba que “de aprobarse esta reforma, México avanzaría de 25 a 30 posiciones en eficiencia del mercado laboral, avanzaríamos a niveles de India, Brasil e Indonesia”, pues así lo preveían instituciones como Banco de México, el Imco, la OCDE, o la OIT.
Sin embargo, en la flexibilidad de determinación de los salarios, México pasó del lugar 79 al 87 en el último año; en pago a la productividad, pasó del 83 al sitio 88; en costos de despido, pasó del lugar 100 al 104, y la contratación y el despido poco han modificado en su rigidez.
Mientras Noruega apuesta a la investigación y el desarrollo del conocimiento, México sigue siendo importador neto de conocimiento científico y tecnológico, como en el siglo XVI:
La falta de campo laboral para el reducido número de físicos mexicanos que continúan su formación en el extranjero y el hecho de que los empresarios industriales mexicanos prefieran comprar tecnología a invertir en su desarrollo propician la fuga de cerebros de esta especialidad, advirtió Alfredo Macías Álvarez, investigador de la unidad Iztapalapa de la Universidad Autónoma metropolitana (UAM). Comentó que México debe formar profesionales de la física que puedan vincularse con científicos del extranjero para contribuir en el avance de la investigación de esta disciplina en el país.
Explicó que hay pocos especialistas en la materia y los que salen a realizar un posdoctorado regresan y no tenemos dónde colocarlos, si bien la mayoría se dedica a la academia.
Y la falta de empleo hace que una buena parte de los mexicanos ya no busquen ningún tipo de trabajo:
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del INEGI, seis millones 427 mil mexicanos no trabajan ni buscan activamente un trabajo por considerar que no tienen oportunidad de encontrarlo. Los mexicanos sin esperanza laboral no son considerados como personas sin trabajo por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
También esos 6.4 millones de desalentados son 18% de los 35 millones 803 mil personas de la población no económicamente activa (PNEA).
La encuesta revela que los más afectados por la desesperanza son casi tres millones de jóvenes, es decir 45%; los de más de 60 años representan 20 por ciento.
Y aquello que los empresarios mexicanos, los gobiernos mexicanos y las organizaciones de la sociedad civil no quieren, alcanzan el éxito en los Estados Unidos de América (uno se pregunta para qué queremos un gobierno nacional, y no una nueva sociedad para todo el subcontinente de Norteamérica):
Los mexicanos representan 12% de los inmigrantes dueños de pequeños negocios en Estados Unidos, una de cada 25 empresas en ese país son de su propiedad, que generan anualmente 17 mil millones de dólares en ingresos. Así lo indica el reporte de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) titulado Los mexicanos en Estados Unidos, la importancia de sus contribuciones. Se detalla que los 11.7 millones de mexicanos que residían en Estados Unidos en 2011 representaban 29% de los inmigrantes y 4% de la población total estadounidense. La mayoría vivía en California (37%, 4.3 millones) y en Texas (21%, 2.5 millones), las dos mayores economías estatales. En general, indica, “los mexicanos en Estados Unidos, incluidos los de segunda y tercera generación, contribuyen con 8% del PIB de Estados Unidos”. La cancillería destaca que “los inmigrantes mexicanos son empresarios que generan empleos”, al considerar que 40% de las empresas del Fortune 500 fueron fundadas por inmigrantes de primera y segunda generación, que crean 10 millones de empleos. Asimismo, expone que, de acuerdo con un estudio de Partnership for a New American Economy (PNAE), 28% de los negocios creados en 2011 son propiedad de inmigrantes, y en ellos emplean a 10% de los trabajadores estadounidenses. Otro de los indicadores sobre la importancia de este sector de la población en la economía es que “los mexicanos representan 12% de los inmigrantes dueños de pequeños negocios en Estados Unidos. Alrededor de 570 mil empresas en Estados Unidos, más de una de cada 25, son propiedad de inmigrantes mexicanos, y generan anualmente 17 mil millones de dólares en ingresos”.
Añade que, sólo en 2010, “las familias encabezadas por inmigrantes indocumentados pagaron 11.2 mil millones de dólares en impuestos estatales y locales —1.2 mil millones en impuestos sobre la renta, 1.6 mil millones de dólares en impuestos sobre la propiedad y 8.4 mil millones de dólares en impuestos sobre las ventas (Institute for Taxation and Economic Policy)—.
Así, la comparación. Y la conclusión clara es que el autoritarismo mágico debería ser erradicado de la sociedad mexicana. Y pensar seriamente que significa para las generaciones futuras, los denominados gobiernos independientes latinoamericanos. Quizá tenemos que repensar nuestra república y dejarnos de discursos vacíos sin relación con la práctica real.
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