Escuchamos con frecuencia que para que un país del Tercer Mundo como México pueda tener oportunidades en el mundo globalizado es necesario que existan más científicos, que se invierta en investigación y desarrollo. Sin embargo, tenemos una comunidad científica muy reducida, y al parecer que tiene poco impacto en el desarrollo económico y social del país.
Sin embargo, no existe un interés real por potenciar a la creación científica. El Instituto Nacional de Evaluación Educativa (INEE) ha presentado a la opinión pública los resultados obtenidos por los estudiantes de educación primaria y secundaria. Los resultados son desalentadores. Los bajos puntajes obtenidos en las pruebas de lenguaje y matemáticas son una grave limitación para la formación de cuadros científicos.
Para hacer ciencia se requiere de tener ideas interesantes y una curiosidad infantil, pero al mismo tiempo, es necesario que estas ideas se puedan comunicar a otros, debatir con otros y convencer a otros. Estas habilidades dependen de un adecuado manejo del lenguaje. Si los niños, niñas y jóvenes mexicanos no pueden expresar sus ideas y someterlas a crítica y reflexión, se alejan de la práctica científica. Si sumamos esta ausencia de capacidades a los bajos resultados en la matemáticas, una poderosa herramienta para el científico, entonces, hablar de que en México se necesita hacer y formar científicos es tan sólo un ejercicio de sofistas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario