México es un país de artistas y artesanos. Se reconoce la calidad y destreza de nuestros artistas y artesanos, sin embargo, la educación artística no se encuentra dentro de las aulas de la educación básica. Existe la idea generalizada que “el arte es un accesorio cultual o un complemento para la educación”, por lo tanto, permanece fuera del salón de clases.
A los niños, niñas, jóvenes y personas adultas, se nos “platica” de las obras artísticas, de los artistas y su influencia en la cultura. Los educadores y educadoras monologan sobre los contenidos o comentarios de las obras artísticas. Se “informa” a los aprendices de Van Gogh, Picasso o Remedios Varos, sobre su vida, sus obras y su influencia, pero, no se “miran” sus obras pictóricas. Los aprendices no tienen la oportunidad de observarlas, mirarlas desde diferentes ángulos, explorarlas, e iniciar una “conversación” con la obra, buscando preguntas y respuestas, poniendo atención a sus percepciones, sensaciones, sentimientos y significados que “emanan” o “plantea” la obra en cuestión.
Sin embargo, el siglo XX trajo buenas noticias para la investigación sobre la creación artística. Los investigadores de diversas áreas del conocimiento iniciaron una búsqueda de respuestas al misterio del artista y su obra. Uno de los grupos más apasionados fue el Proyecto Zero del MIT, impulsado por el filósofo Nelson Goodman. Uno de los investigadores más reconocidos de este proyecto es Howard Gardner quien postula la Teoría de las Inteligencias Múltiples. Los hallazgos del Proyecto Zero se reflejan en varias propuestas sobre el desarrollo de la inteligencia utilizando las artes.
En México, existe evidencia de la utilidad de estos programas para el desarrollo de las habilidades cognoscitivas. El grupo de La Vaca Independiente ha desarrollado el programa Desarrollo de la Inteligencia a través del Arte (DIA). Este programa se inserta en las escuelas de educación básica, pero, a pesar de los resultados que se obtienen, la Secretaría de Educación Pública, los educadores y las familias, continuamos pensando que las artes son un accesorio cultural o un complemento para la “verdadera educación”.
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