Hace cerca de un siglo el periodista gringo John Kenneth Turner escribió: “Descubrí que el verdadero México es un país con una Constitución y leyes escritas tan justas en general y democráticas como las nuestras; pero donde ni la Constitución ni las leyes se cumplen. México es un país sin libertad política, sin libertad de palabra, sin prensa libre, sin elecciones libres, sin sistema judicial, sin partidos políticos, sin ninguna de nuestras queridas garantías individuales, sin la libertad para conseguir la felicidad… encontré que México es una tierra donde la gente es pobre porque no tiene derechos… los mexicanos de todas clases y filiaciones se hallan acordes en que su país está apunto de iniciar una revolución a favor de la democracia…”
Estas palabras las encontramos en su libro “México Bárbaro” que documenta la vida de los hacendados y peones en la dictadura de Porfirio Díaz, y que describe detalladamente las terribles prácticas que los mexicanos realizaban contra otros mexicanos, tales condiciones generaron el escenario para la Revolución Mexicana. Ha transcurrido un siglo. Y todavía el presidente actual de México, Vicente Fox, pide tiempo a los ciudadanos para alcanzar el ansiado bienestar, tener una buena educación y salir de la pobreza. Ha transcurrido un siglo y una buena parte de las demandas ciudadanas se refieren a: democracia plena, buena educación y posibilidades de una vida digna.
La historia mexicana gusta de las transiciones paulatinas y las tradiciones, como nos recuerda el cronista de Dolores Hidalgo, Guanajuato, la fecha actual del “grito de independencia” fue un capricho de Don Porfirio Díaz que decidió que la historia mexicana le agradecería el hecho de cambiar la fecha real del evento histórico (5 de la mañana del 16 de septiembre), por el 15 de septiembre para coincidir con su cumpleaños. (cualquier semejanza con algún emperador romano es pura coincidencia).
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