Desde hace 200 años, México ha intentado construir un núcleo de investigadores y científicos para ayudar al desarrollo económico y social, todo ha quedado en bonitos discursos, mientras tanto, seguimos muy atrás de nuestros socios comerciales de la OCDE. La situación como en el siglo XIX:
Pese a que México cuenta con áreas de investigación científica muy fuertes, como la física y las matemáticas, es necesario redoblar esfuerzos para combatir el rezago en la participación de jóvenes y mujeres en estas disciplinas, aseguró la presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias, Rosaura Ruiz Gutiérrez. Durante una reunión con los coordinadores del programa Verano de la Investigación Científica, Ruiz señaló que si bien el aparato científico mexicano es de muy alta calidad, aún es muy pequeño para lo que el país requiere. Precisó en ese sentido que de entre más de 105 millones de mexicanos, el país sólo cuenta con 15 mil científicos dentro del Sistema Nacional de Investigadores.
Autoridades científicas y académicas afirmaron que también se busca “recuperar las plazas públicas para la ciencia, en un momento en que está amenazada por el pensamiento medieval”. En un acto encabezado por José Narro Robles, rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), y Marcelo Ebrard Casaubon, jefe de Gobierno del Distrito Federal, astrónomos y académicos señalaron que México requiere de otro Galileo para combatir el pensamiento “rígido y dogmático” que impide concretar las transformaciones que requiere el país.
En tanto, en otras latitudes el avance de la robótica en la medicina o las artes es impresionante:
Unos científicos australianos han creado un nanorrobot de 250 nanómetros de diámetro, equivalente al grosor de dos o tres cabellos, potencialmente capaz de operar el cerebro, como en la película de ciencia ficción Viaje fantástico, realizada en 1966. “Buscamos algo que pudiera colocarse en las arterias humanas, en especial donde las tecnologías tradicionales no pueden ser utilizadas”, explicó James Friend, del laboratorio de nanofísica de la Universidad Monash, en Clauyton, Australia, y coautor de un estudio publicado en la revista Journal of Micromechanics and Microengeneering. El reto consistía en desarrollar, en un robot muy fino, un motor lo suficientemente potente para poder “remontar a contracorriente” los flujos sanguíneos.
Nueva Zelanda presenta uno de los festivales de música más grandes de este año en el país, con una banda que no pondrá un pie sobre el escenario. Los integrantes de The Trons, que actuarán junto a músicos de la talla de Arctic Monkeys y Neil Young en Big Day Out, en Auckland, son robots que crean música automáticamente. Manipulados por un software “ultrasecreto”, el cuarteto está formado por el vocalista Ham, Fifi en los teclados, el baterista Swamp y el guitarrista Wiggy.
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