Mientras la ultraderecha del viejo régimen trata de evitar que se muevan los docentes de la SNTE, los jóvenes excluidos de las universidades públicas realizan marchas y protestas para poder ingresar a alguna universidad. ¿Cuál es la justificación del viejo régimen? La culpa la tienen las familias y estudiantes mexicanos.... nada que ver con el cambio al liberalismo social del viejo partido del PRI:
La concentración de la demanda educativa en algunas carreras profesionales ha generado altos niveles de desempleo y subempleo en México, aseguró el secretario de Educación Pública, Emilio Chuayffet Chemor, quien destacó que también se carece de una base social de niños y jóvenes con vocación científica y tecnológica.
Agregó que siete de cada 10 egresados del bachillerato se concentran en ocho licenciaturas, mientras que 40 por ciento de los estudiantes con formación universitaria se ubican en 10 opciones profesionales.
Por ello, indicó, se favorece un ejercicio profesional en actividades de baja productividad o sin correspondencia con la formación recibida.
El secretario del Trabajo y Previsión Social (STPS), Alfonso Navarrete Prida, reconoció que pese a ser un país de jóvenes no se ha logrado aprovechar esta condición a plenitud para llevar a la nación a mejores condiciones de desarrollo y bienestar.
Las viejas inercias, los usos y las costumbres de los últimos 40 años han impedido invertir en la educación superior. El viejo régimen sigue pensando que hay que seguir formando obreros:
El Estado debería analizar si sigue ofreciendo alternativas de educación media superior, como los centros de estudios tecnológicos, o si esos recursos los destina a instituciones a las que la mayoría de los estudiantes aspiran, señaló Angel Díaz Barriga, del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la Educación (IISUE) de la UNAM.
Ha sido una terquedad del Estado decir que tienen que ir al Conalep a fuerza. Si los estudiantes están demandando otra cosa, veamos si se lo podemos dar, afirmó el experto.
Ciertamente estamos en un contexto donde la mayoría de la sociedad mexicana aspiraría a ingresar a la UNAM o al Instituto Politécnico Nacional (IPN); en ese sentido, el Estado tendría que discutir hasta dónde convendría que la UNAM y el IPN fueran las instituciones que ofrecieran estos estudios en la zona metropolitana.
Mientras tanto, año con año se incrementan el número de jóvenes que son excluidos de la educación superior. Estos jóvenes son tercos al no aceptar terminar en la economía informal o como trabajador de bajo nivel en una empresa tipo McDonalds u OXXO. Se organizan para insistir en tener una oportunidad de ingresar a las universidades públicas:
Luego de varias movilizaciones de organizaciones estudiantiles, la Secretaría de Educación Pública (SEP) les dio una cita, en la cual, estaría presente personal de la Subsecretaría de Educación Superior y el titular de la coordinación general de atención ciudadana de la dependencia, Miguel Salcedo.
Sin embargo, los jóvenes mantienen su exigencia de que se instale, como en años anteriores, una mesa de diálogo con representantes de la SEP y de las principales instituciones públicas de educación superior con miras a alcanzar un acuerdo, pues insistieron en que el Programa Emergente de Matrícula de Educación Superior (Proemes) no es suficiente y no satisface sus demandas de una educación de alto nivel académico.
Por la mañana, el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (Maes) marchó de la Secretaría de Gobernación a la SEP, donde una comisión fue recibida por un funcionario menor, quien les dijo que la única opción es Proemes.
Y se organizan más protestas y marchas:
Integrantes del Movimiento de Estudiantes No Admitidos (Mena) realizan una concentración en el Zócalo capitalino, de donde partirán en marcha hacia la Secretaría de Educación Pública (SEP) en busca de una respuesta al pliego petitorio que entregaron a la dependencia el primero de julio y en el que demandan aumento en la matrícula e incremento al presupuesto para educación superior.
Movilizaciones, plantones y eventuales huelgas de hambre son las acciones anunciadas por el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (Maes) ante la negativa de la Secretaría de Educación Pública (SEP) de instalar una mesa de diálogo.
Tras sostener una reunión con personal de la coordinación general de atención ciudadana, el Maes informó que fue reiterada la negativa para instalar una mesa de diálogo como se ha hecho en otros años. Desde 2006 se ha instalado la mesa de diálogo entre el movimiento estudiantil, autoridades de la SEP, de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Instituto Politécnico Nacional (IPN) y Universidad Pedagógica Nacional (UPN), entre otras casas de estudio, lo que derivó siempre en la apertura de lugares a través de un proceso de ingreso diferido. La SEP pretende sustituir este mecanismo de diálogo por una página de internet, sostuvo Atzelbi Hernández, vocera del Maes.
La página en internet tuvo varios problemas:
El primer día de operación del portal del Programa Emergente de Matrícula de la Educación Superior 2013-2014 se recibieron poco más de 5 mil 700 registros, para un total de 41 mil 406 espacios educativos adicionales; de éstos, sólo 8 mil 212 corresponden al sistema escolarizado.
Vianey Nájera intentó, sin éxito, registrarse en el Programa Emergente de Matrícula de Educación Superior (Proemes) a través del portal de Internet.
“Entendemos que estaba saturada la página, pero se cayó muchas veces y tampoco dejaba abrir los links de las escuelas. Es insuficiente para lo que queremos”, relató quien lleva dos años intentando entrar a Enfermería en el Instituto Politécnico Nacional o la Universidad Autónoma Metropolitana.
Consideró que las opciones que ofrece el programa “no son una alternativa, porque no se comparan con el nivel académico de la UNAM o el Poli; son escuelas tecnológicas o a distancia”.
El Programa Emergente de Matrícula de Educación Superior y su portal de Internet, difundido por la Secretaría de Educación Pública (SEP), son un intento de engaño a las aspiraciones de más de 200 mil jóvenes mexicanos que buscan un lugar en educación superior, consideró el Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (Maes).
Se trata de paliativos mediáticos, señaló Atzelbi Hernández, quien añadió que los 36 mil 376 lugares ofrecidos son, a todas luces,insuficientes frente al universo de rechazados.
Puntualizó que de esa oferta de espacios, apenas 8 mil corresponden a educación presencial, el resto es la misma oferta que todo mundo conoce: institutos tecnológicos, universidades privadas o educación a distancia, pero ninguna solución real.
Pude entrar hasta el miércoles, pero ya no estaba lo que yo quería; sentí como que me tomaron el pelo, porque me quedé igual que al principio, sin lugar.” Jorge Campos, rechazado de la UNAM. En la modalidad presencial se habían inscrito 14 mil 550 estudiantes, 8 mil 865 en instituciones públicas y 5 mil 685 en privadas, para una oferta total de 18 mil 512 lugares.
A pesar de este programa emergente, las protestas y marchas continúan moviendo a México:
Integrantes del Movimiento de Estudiantes No Admitidos (Mena) en diversas universidades públicas realizaron una marcha por el campus de Zacatenco del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en demanda de que se abran más espacios en esa y otras casas de estudio de educación superior.
Un centenar de estudiantes se movilizaron de la llamada Plaza Roja a la Dirección General del IPN, donde ante representantes politécnicos insistieron en que se dé atención al pliego petitorio que entregaron.
Carlos Zapata, integrante de ese movimiento, indicó que tanto las autoridades del IPN como de la UNAM tienen toda la disposición para participar en una mesa de negociación con alumnos rechazados –como se venía realizando cada año desde 2006— a fin de brindar opciones a quienes no fueron aceptados en las instituciones educativas públicas.
Sin embargo, dijo, hasta el momento la SEP no ha aceptado entablar negociaciones, por lo que las autoridades de ambas casas de estudio sólo están a la espera del llamado de la dependencia federal.
Finalmente, se instala una mesa de negociación:
Integrantes de los movimientos de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (Maes) y de Estudiantes No Aceptados (Mena) acordaron instalar una mesa de negociación con autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP), para buscar una solución a la falta de lugares en instituciones públicas. Al concluir una movilización unitaria, contingentes de ambas organizaciones realizaron un mitin frente a la dependencia para exigir al gobierno federal que se destinen mayores recursos a la educación pública superior y para que se creen más espacios para egresados del bachillerato.
A pesar de ello, se realiza un plantón en la UNAM:
Debido a que la UNAM señaló que ya no tiene capacidad para recibir a más estudiantes, integrantes del Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (MAES) instalaron un plantón frente a la Torre de Rectoría de esa institución de educación superior. Los representantes de ese movimiento determinaron que ante la falta de vías alternas para ofrecer espacios a los jóvenes no aceptados podrían instalar una huelga de hambre. El movimiento señaló que los supuestos lugares adicionales a través de la página web que lanzó la SEP fueron un engaño, porque los lugares que ofrecieron en ese portal fueron asignados antes.
Finalmente, se llega a un acuerdo:
El Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior (Maes) acordó en asamblea aceptar el ofrecimiento de las autoridades educativas, consistente en ocupar los lugares que dejen disponibles quienes no se inscriban a las universidades Autónoma del Estado de México (UAEM) y Pedagógica Nacional (UPN), así como al Instituto Politécnico Nacional (IPN), a través del programa emergente de matrícula de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y, en el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), continuar con el ingreso diferido (en años posteriores al primero) pero sólo a través del proceso de acreditación.
Si bien las protestas más añejas y vistosas son las que ocurren en la zona metropolitana de ciudad de México, jóvenes en otros estados también se organizan y protestan por más lugares en las universidades:
Alrededor de 50 estudiantes rechazados de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG) marcharon por tercer día por la Costera Miguel Alemán, para demandar que sean incluidos en la lista de alumnos para el próximo ciclo escolar.
Los inconformes dijeron que no cesarán de manifestarse, mientras sigan estando fuera de la oportunidad de estudiar.
La Diana Cazadora fue el sitio en donde los jóvenes protestaron por espacio de una hora y en donde permanecieron bajo los rayos del sol, informando a la población sobre su problema.
En Baja California, estudiantes obtienen un amparo federal para poder ingresar a la UABC:
Cuarenta y dos estudiantes rechazados por la Universidad Autónoma de Baja California (UABC) obtuvieron amparos federales, por lo cual esa casa de estudios deberá permitirles acudir a clases de manera regular en el ciclo que se inicia este mes o en febrero de 2014, según la capacidad de la institución. Sin embargo, la UABC informó que no hay cupo en las carreras seleccionadas por los primeros 10 estudiantes y que no puede acatar la primera resolución judicial. Asimismo indicó que tres de los jóvenes rechazados se incorporaron a otras carreras y ya acuden a clases.
Y en otras universidades del país, los rectores tienen que hacer malabares para abrir más lugares a los jóvenes mexicanos:
Ante la escasez de lugares para estudiar medicina, rectores de la Universidad Autónoma de Sinaloa y de la Universidad Autónoma de Guerrero reconocieron que carecen de infraestructura y ofrecieron otras carreras a los aspirantes. En Sinaloa, Juan Eulogio Guerra Liera anunció que habrá 220 espacios para citología cervical, fisioterapia, gericultura y podología, además de 190 en ciencias de la nutrición y gastronomía. En Guerrero, Javier Saldaña Almazán ofreció 700 espacios en odontología, enfermería, agricultura y mercadotecnia, entre otras carreras.
Parece que México se mueve, y se mueve mucho entre los temblores y las marchas. No se avizoran soluciones al corto plazo. Las políticas de Estado son prácticamente las mismas que las de hace 25 años, siguiendo los preceptos del liberalismo social de la etapa salinista del viejo régimen. Se sigue apostando por la venta de materias primas, formación masiva de obreros (aunque ya no existen fábricas como las del siglo XX, ni se necesitan millones de obreros) y administrando la pobreza e ignorancia.
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