Los mexicanos leemos poco, no nos entusiasma la lectura. Nos conformamos con los malos programas televisivos que nos ofrecen entretenimiento facilón. Los chismes y los sueños son los temas recurrentes en la televisión mexicana. Gran parte del problema consiste en que los medios de comunicación para sobrevivir al viejo régimen tuvieron que ser los comparsas y patiños del presidente en turno. Lo más paradójico fue que cuando los ciudadanos han elegido por partidos políticos alternativos, los medios de comunicación siguen las viejas tradiciones, ser comparsas del presidente en turno. Al iniciar el siglo XXI las empresas que manejan los medios de comunicación masiva hicieron poca gran cosa para fortalecer la democracia, ni para fortalecer los derechos humanos y menos por mejorar la educación de los ciudadanos:
No tenemos un estado fuerte ni con presencia para orientar el fomento a la lectura y cultura en las televisoras, y menos para que el sector académico, que conoce los temas, pueda emitir su voz. Por ello, los resultados que tenemos son niños que no puedan tener un mejor desarrollo humano, no adquieren conocimientos y existe una desarticulación familiar, asegura la directora del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM, Aurelia Vargas Valencia.
Por su parte, el secretario académico de la IIF, David García Pérez, señaló que las campañas que se hacen en la televisión, como leer 20 minutos con sus hijos no funcionan, “porque no se trata de quién lee más palabras en ese tiempo, se trata de comprender. Como dijo Jorge Luis Borges: quien lee bien un libro, ya leyó toda la biblioteca”. Aurelia Vargas señala que al no existir una política pública que incida en los medios de comunicación, especialmente en las televisoras, los especialistas no pueden influir en lo que se programa en la televisión, “porque este medio no es malo, nos permite vincularnos con el mundo, pero el estado no está presente para en este en materia cultural”.
Ante esto, explica, hoy vemos en la televisión temas como la violencia y la indolencia, que van formando a los niños. Pero también hay una desarticulación de la familia, por el hecho de que los padres trabajan todo el día y dejan a los niños con la televisión o en el mejor de los casos con la abuela u otros parientes.
Por otra parte, los viejos valores del virryenato de la Nueva España fomentan el temor a los libros, a la lectura, y se sigue privilegiando la ignorancia. Todavía en pleno siglo XXI el denominado gobierno de "la alternacia" regresaba a la inquisición, prohibiendo libros:
Una lectura virtualmente obligada para los estudiantes de secundaria en México es "Aura", de Carlos fuentes. Por eso, no había nada de sorprendente en que la hija de Carlos Abascal leyera la novela por indicación de su profesora de español.
Pero el entonces secretario del Trabajo del gobierno del presidente Vicente Fox armó en el 2001 un escándalo inaudito para un escritor y un libro tan consagrados, tomando en cuenta que se publicó en 1962.
A juicio del secretario algunas partes de la novela eran inapropiadas para una estudiante del tercer año, por lo que pidió que se tomaran medidas contra la profesora de su hija Luz Carmen en el colegio de monjas Félix de Jesús Rougier. La dirección de la institución argumentó que el libro no se apegaba al programa propuesto por la Secretaría de Educación y terminó por despedir a la profesora Georgina Rábago.
"Felipe cae sobre el cuerpo desnudo de Aura, sobre sus brazos abiertos, extendidos de un extremo al otro de la cama, igual que el Cristo Negro que cuelga del muro de su faldón de seda escarlata, sus rodillas abiertas, su costado herido, su Corona de brezos montada sobre la peluca negra, enmarañada, entreverada con lentejuela de plata. Aura se abrirá como un altar. Murmuras el nombre de Aura al oído de Aura, sientes los brazos llenos de la mujer contra tu espalda. Escuchas su voz tibia en tu oreja: ¿Me querrás siempre?", dice el párrafo que despertó la controversia.
El asunto no habría trascendido de no ser porque varios medios de comunicación le dieron seguimiento y entrevistaron a la profesora. Una vez que se supieron las condiciones en las que ocurrió su despido, figuras como el activista conservador Jorge Serrano Limón, la Unión Nacional de Padres de Familia, el cardenal Norberto Rivera Carrera y hasta la entonces vocera de la presidencia (y futura primera dama) Martha Sahagún saltaron a la defensa de Abascal.
Mientras tanto la indignación crecía entre intelectuales como la periodista y escritora franco-mexicana Elena Poniatowska y el fallecido escritor Carlos Monsiváis, que más allá de considerar "Aura" una lectura apropiada para los estudiantes de secundaria, lamentaron la censura de la que decían estaba siendo objeto Fuentes.
A la luz de los años el escritor no le guardó ningún rencor al ex secretario de Trabajo.
"Cuando un libro es objeto de un acto de censura como que resucita el libro. 'Aura' fue objeto de un acto de censura que yo agradezco, porque gracias a esa censura se multiplicaron las ventas del libro", dijo Fuentes en la Feria del Libro de Guadalajara en 2008. Las ventas "brincaron a 20.000 ejemplares a la semana. Imagínense ustedes, cosa que nos tenía felices a mi editor y a mí".
¿Y tú que libro prohibido has leído últimamente? APAGA LA TELE, ¿Por qué no te atreves a leer ideas peligrosas, rebeldes, utópicas, apasionadas, vivas? Te invito a soñar con algún buen libro....
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