Hay una serie de prejuicios que tiene la sociedad mexicana acerca de la lectura. En algún momento la sociedad novohispana "decidió" que las culturas de nuestros pueblos originarios eran simplemente "orales". Todavía en pleno siglo XXI hay mexicanos que creen que las lenguas originarias de América son orales. Desde hace décadas la investigación antropológica y etnográfica desmiente esos prejuicios:
En el área conocida como Cantil de las ánimas, en Tepic, Nayarit, fue localizado un panel de petroglifos con una antigüedad estimada de más de mil años y cuya lectura podría desvelar datos sobre la cultura Aztatlán. El Instituto Nacional de Antropología en Historia (INAH) informó que arqueólogos de la institución descubrieron los petrograbados que habrían sido tallados entre los años 850 y 1350 a.C., es decir con una antigüedad superior hasta los mil años.
Los bajorrelieves simbólicos descubiertos en el sitio mencionado son adjudicados a grupos del complejo cultural Aztatlán.
Se ubican en una zona montañosa del altiplano meridional nayarita y cubren una superficie de casi cuatro metros de largo por dos de ancho, cuyo frente se encuentra orientado hacia el sur.
La mentalidad virreynal insiste en que administremos la ignorancia al evitar usar de manera cotidiana la lectura y la escritura. Prácticamente se ha "erradicado" el analfabetismo en el país. Pero, seguimos vangloriando la ignorancia en favor del autoritarismo. Seleccionamos a los gobernantes y a los que toman la decisiones por motivos superficiales, parece que no importa que destilen ignorancia en todo momento. La ignorancia es una situación que puede superarse, sin embargo, en la cultura autoritaria mexicana la ignorancia permanece ya que el ignorante autoritario prefiere permanecer ignorante por decreto suyo:
Una de las principales debilidades de los gobiernos municipales es la escasez de alcaldes y funcionarios con la suficiente preparación académica y habilidad para analizar e interpretar información compleja que necesitan a la hora de implementar políticas públicas y operar los servicios públicos. La baja escolaridad de los presidentes municipales influye en su gestión, ocasionando muchas veces altos niveles de error e ineficiencia en la administración pública local.
De acuerdo con el Índice de Competitividad Urbana 2012, elaborado por el Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco), tres de cada diez alcaldes en municipios metropolitanos no estudió una licenciatura, mientras que en municipios rurales 66 por ciento de ellos no cuenta con una profesión.
Si bien es cierto que en un mal gobierno municipal influyen varios aspectos, las deficiencias educativas de las autoridades intervienen en gran medida en las acciones que realizan, pues el desconocimiento de aspectos técnicos suele llevar a los alcaldes a tomar malas decisiones de gobierno.
El estudio del Imco detalla que un alcalde debe tomar decisiones en temas diversos, desde el manejo de residuos sólidos hasta la seguridad pública, y por tal motivo necesita tener conocimientos que suelen ir de la mano de la educación superior. El Índice de Competitividad Urbana 2012, donde se revela que 73 por ciento de los alcaldes de municipios metropolitanos sí estudió una licenciatura, maestría o posgrado.
Sin embargo, más del cinco por ciento de ellos apenas cursó la primaria; 12 por ciento sólo estudió la secundaria y nueve por ciento solamente hasta el bachillerato.
Y la ignorancia se combate con educación; con buena educación; eso se sabe desde hace siglos:
México requiere emprender una profunda reforma educativa que actualice y capacite en pedagogía innovadora a la planta docente, reforme al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), actualice planes y programas de estudio y continúe con los esquemas de evaluación, recomendó The World Innovation Summit for Education (WISE). México no requiere ir muy lejos para observar los avances que otros países latinoamericanos están alcanzando en materia educativa, y que han logrado mejorar su posición en los ranking mundiales de evaluación. Con base en el Índice de Competitividad Global 2011-2012 publicado por el Word Economic Forum, México se posiciona en el lugar 69 de 142 en educación primaria y salud y en la posición 63 en términos de innovación; en el primer caso por debajo de Argentina y en el segundo por debajo de Brasil y Chile. De acuerdo con el Reporte Global de Competitividad del World Economic Forum, Brasil que ocupa el lugar número 33 y Chile en el puesto 46. México está por encima de ambos países en el rubro de educación primaria y salud pero tiene un bajo ranking en educación superior y entrenamiento con la posición número 77 de un total de 140 países.
Pero, los gobernantes mexicanos, los empresarios, las ONG, y la sociedad mexicana parece estar a gustito con la ignorancia y la falta de interés en la lengua escrita. 60% de los jóvenes mexicanos no comprende lo que lee:
Ante una realidad en la que 60 por ciento de los jóvenes de 15 años no logran un nivel básico en la comprensión lectora, los programas oficiales y las campañas de organismos empresariales han sido fallidos, porque priorizan aspectos como la repetición de los sonidos de las letras, promueven la velocidad en lugar de la comprensión, no enseñan a leer diferencias entre distintos textos y venden la lectura como si se tratara de un producto más, coincidieron especialistas en enseñanza de la lengua, lingüística, docencia y literatura.
Al respecto, el presidente del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), Mario Rueda Beltrán, expresó que es un buen momento para repensar la política en materia de lectura.
Tampoco hay libros en el hogar. Los libros se relegan a la escuela y a la biblioteca pública. Es más los docentes tampoco leen:
En uno de cada dos hogares mexicanos tienen de uno a diez libros que no son textos escolares, según reveló la Encuesta Nacional de Lectura 2012, elaborada por la Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura A.C (FunLectura). El el 86 por ciento de los hogares no superan los 30 libros que no son educativos, mientras que apenas un dos por ciento cuenta con más de 100 ejemplares en sus bibliotecas familiares. Los resultados no son alentadores. En México se lee menos y eso demuestra que la lectura sigue siendo una actividad educativa y no cultural, es decir, que quienes leen lo hacen por actividades ligadas a la escuela y no lo hacen por placer.
Los datos de la misma encuesta señalan que la mayoría de los entrevistados dijo que lee para informarse, luego para estudiar, en tercer lugar por la escuela y un porcentaje muy bajo lo hace por gusto. De los encuestados, 54 por ciento no lee libros y 35 por ciento dijo no ha leído un solo libro en algún momento de su vida, a diferencia de un 64 que sí lo ha hecho y el uno por ciento no contestó. El problema no se concentra en estratos sociales bajos, los datos muestran que cuatro de cada diez mexicanos del sector más rico del país no lee.
Al preguntarles a todos los encuestados cuántos libros leyeron en los últimos seis meses, 40 por ciento dijo que ninguno, 22 por ciento confesó haber leído únicamente dos y apenas un cuatro por ciento dijo haber leído seis libros en ese periodo, es decir, uno por mes en promedio.
Si en México, la población nacional apenas lee 2.9 libros al año, los maestros están peor, ya que leen 2.6 libros anualmente.
El presidente de Mexicanos Primero, Claudio X. González adelantó que darán a conocer los resultados de un estudio del Instituto de Fomento e Investigación Educativa, donde detectaron que los docentes que más leen por gusto apenas suman 2.6 al año.
En ese sentido, consideró que si los maestros no leen, no se puede esperar que sean agentes de lectura entre sus alumnos y por tanto es necesario convertirlos en promotores de ese hábito, el cual también deben mejorar los propios docentes.
Leer para los mexicanos es "cosa de la escuela", no tiene aplicación práctica en la vida cotidiana:
En México, la mitad de los estudiantes de secundaria tienen habilidades para leer “a profundidad”, aunque sólo 14 por ciento lo hacen con frecuencia y se acerca a diversos materiales de lectura como revistas, periódicos, historietas y libros de ficción.
El estudio Perfiles lectores de los estudiantes de secundaria, elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) clasificó a los alumnos de ese nivel académico en seis grupos.
La división en perfiles depende del desempeño que los alumnos tienen en su lectura, la frecuencia con la que lo hacen, el interés que le ponen al aprendizaje, en su habilidad para comprender lo que leen y el tipo de materiales que acostumbran leer.
Con base en ello, el análisis señaló que 49 por ciento de los alumnos de ese nivel académico tiene buen desempeño lector, aplica estrategias de aprendizaje para asimilar el contenido de la lectura y logra hacer resúmenes, porque comprende lo que lee.
Sin embargo, 51 por ciento de los estudiantes presenta un bajo desempeño de lectura y eso le impide usar sus propias palabras para hacer un resumen o comprender lo que lee, además de que lo hace con poca frecuencia y no se acerca a diversos materiales como revistas, libros o cómics.
De la investigación se desprende que 14 por ciento de los alumnos tiene la capacidad de lectura profunda y diversificada, pues demostró tener alto desempeño en lectura, usa estrategias que le permite comprender el material y son los alumnos que mejor usan sus habilidades de aprendizaje para comprender, recordar y hacer resúmenes. De ellos, 3 por ciento son más mujeres.
Aunado a ello, leen con alta frecuencia, saben interpretar los textos, en general este grupo de alumnos tiene el nivel socioeconómico más alto, así como mayor acceso a internet y recursos educativos.
En el segundo perfil está 22 por ciento de los alumnos, quienes pueden hacer una lectura profunda, pero leen menos variedad de libros o revistas; sin embargo, su desempeño de lectura también es bueno y aplica estrategias de aprendizaje para comprender, recordar y hacer resúmenes.
De esos jóvenes, 70 por ciento lee todo tipo de material. Entre los estudiantes que tienen alto desempeño en lectura, 13 por ciento tiene un perfil de lector profundo; sin embargo, no lee de todo y lo hace con poca frecuencia, además de que mostró un bajo interés por la lectura y la biblioteca.
Esos tres grupos suman 49 por ciento y conforman el perfil de lectores que comprenden lo que leen, saben interpretar los textos y elaborar resúmenes.
Sin embargo, otros tres grupos suman 51 por ciento restante, quienes demostraron bajo desempeño en lectura y su habilidad para comprender o recordar los textos resulta ineficiente, según el estudio.
De ellos, 16 por ciento lee diversos materiales y puede interpretar los textos, pero la actitud hacia la escuela es regular al igual que su gusto por la lectura.
En tanto, 20 por ciento pertenece al perfil de los que leen de manera superficial y poca variedad de materiales y en consecuencia es bajo su desempeño lector para comprender lo que lee y elaborar resúmenes.
Junto a esas deficiencias, casi no les gusta ir a una biblioteca y no siempre hacen las lecturas que les dejan los maestros para tareas o actividades de clase.
Y todavía hay pocos apasionados de la lectura que se comprometen a cambiar los prejuicios de la sociedad mexicana:
En su tercer aniversario, la Brigada para Leer en Libertad compartió algunos datos que ilustran la trascendencia de esta aventura invaluable, cuya idea clave fue expresada por el escritor Paco Ignacio Taibo II: Leer abre la puerta de la democracia, crea pensamiento crítico y repara las neuronas averiadas por la televisión.
Y es que en tres años de promoción independiente de la lectura, esta organización social, encabezada por Taibo II y la promotora cultural Paloma Sáiz Tejero, su compañera, ha tenido logros casi utópicos, como rescatar más de un millón de libros de las trituradoras de las empresas editoriales, para luego venderlos a bajísimos precios en cuatro remates.
O también, como se informó durante la celebración, la noche del viernes en el Centro Cultural Benemérito de las Américas (la Casa del Artesano): la creación de 36 bibliotecas de barrio, la edición de 57 títulos con 20 rediciones, 250 mil libros regalados, tres ferias alternativas, una internacional, 67 tianguis, 619 conferencias y 249 actividades artísticas. Todo para acercar en total 4 millones de libros a la gente.
Y la lectura profunda y compleja ayuda a mejorar el trabajo de la mente. Este tipo de lectura obliga al cerebro a trabajar, en cambio las telenovelas, los noticiarios y el fútbol mexicano adormecen la mente:
Leer a autores clásicos, como Shakespeare, Wordsworth o T.S. Eliot, estimula la mente, y la poesía puede ser más beneficiosa en terapias que los libros de autoayuda, según un estudio de la Universidad inglesa de Liverpool publicado. Expertos en ciencia, psicología y literatura inglesa de esa universidad han monitorizado la actividad cerebral de 30 voluntarios que leyeron primero fragmentos de textos clásicos y después esos mismos pasajes traducidos a “lenguaje coloquial”. Los resultados muestran que la actividad se “dispara” cuando el lector encuentra palabras inusuales o frases con una estructura semántica compleja, pero no reacciona cuando ese mismo contenido se expresa con fórmulas de uso diario. Esos estímulos se mantienen durante un tiempo, potenciando la atención del individuo, según el estudio, que utilizó entre otros textos de autores ingleses como Henry Vaughan, John Donne, Elizabeth Barrett Browning o Philip Larkin. Los expertos descubrieron además que la poesía “es más útil que los libros de autoayuda”, ya que afecta al hemisferio derecho del cerebro, donde se almacenan los recuerdos autobiográficos, y ayuda a reflexionar sobre ellos y entenderlos desde otra perspectiva.
¿Tú que has leído por placer en esta semana?
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