A la luz de los cambios de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos se realizan modificaciones al funcionamiento actual del INEE:
La Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobó modificar el esquema de integración del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), para que su presidente sea electo por los integrantes de la junta de gobierno y no designado por el titular del Ejecutivo.
La comisión concluyó el proceso de dictamen de la iniciativa presidencial a los artículos 3 y 73 de la Constitución, para construir un nuevo esquema de evaluación magisterial.
El actual presidente del INEE ya pide nuevo presupuesto (uso y costumbre de las iniciativas que se presentan al cambiar de administración federal):
La transformación del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), a partir de la iniciativa de reforma que dota de autonomía al organismo, debe realizarse en las mejores condiciones, o de lo contrario sólo quedará en buenos deseos, sostuvo el presidente del organismo, Mario Rueda Beltrán, quien manifestó su deseo de continuar al frente de esta institución, de aprobarse el nuevo proyecto. Rueda Beltrán fijó su postura sobre la propuesta presidencial de dotar de autonomía a ese organismo y señaló que fue atinado pensar en el INEE para asumir las evaluaciones del sistema educativo.
Sin embargo, reconoció que no hay claridad en algunos puntos, ya que todavía se le reconoce a la SEP la función de evaluar en términos individuales, y al INEE, en términos del sistema en su conjunto. También indicó que en una acción como es la prueba Enlace se gastan alrededor de 260 millones de pesos, equiparables a lo que eroga anualmente este instituto con 160 trabajadores.
Y al final, parece desalentado de tener que evaluar a 1.4 millones de docentes:
El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) no puede convertirse en un órgano persecutorio ni sancionador, advirtió Mario Rueda Beltran, presidente del organismo, quien destacó que no es viable convertirlo de un momento a otro en la institución responsable de evaluar a 1.4 millones de docentes en el país. Destacó que si se quiere que la valoración de los maestros repercuta en una mejor formación de los estudiantes, se debe sacar al instituto del ámbito político, y garantizar que quienes integren el nuevo INEE –que de acuerdo con la reforma educativa contará con autonomía– tengan un perfil académico, porque un organismo técnico no puede estar sujeto a criterios partidistas o gubernamentales. Tras reiterar su deseo de ser considerado en la terna para la elección de quien encabezará al nuevo INEE, enfatizó que el organismo debería mantener un estatuto técnico y quedarse a nivel de recomendaciones o de vigilancia, y no como una instancia sancionadora del docente.
Destacó que pretender transformarlo en un instituto evaluador de todo el magisterio nacional no sería recomendable. Sería convertirlo de un momento a otro en un organismo muy grande. Implicaría el entrenamiento de muchas personas y esto generaría consecuencias.
Todavía faltarán algunos años para saber si el INEE puede cambiar las reglas de la casi centenaria SEP y sacudirla de las ideas del siglo XVI que sigue manteniendo. Porque es más fácil que renuncie un Papa a que se pidan cuentas a un pésimo docente de educación básica en México.
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