México sigue atrapado en ideas del siglo XVI, predomina en sus ciudadanos las creencias en la magia, clarividencia y misticismo. Y los gobernantes continuan tratando de administrar la pobreza e ignorancia a través del autoritarismo mágico. Estas ideas que quizá fueron útiles hace 300 años son la ruta del tercermundismo. El siglo XXI es un escenario en donde el conocimiento globalizado es el activo más importante. Ni el territorio, ni la industria pesada logra que un país erradique la pobreza. Es más, con excepción de los EU, ningún país con gran territorio pertenece a las naciones más desarrolladas. La sociedad mexicana todavía cree más en la pata de conejo que en el conocimiento científico:
México es un país alejado de la ciencia y tecnología ya que acuerdo con el INEGI (2010), de cada mil habitantes sólo 31 personas trabajan con relación al rubro: científicos, maestros u otro tipo de personal, indicó Fernando Flores-Camacho, integrante del Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico (CCADET). Esto genera no sólo subdesarrollo, sino también una percepción nacional acerca de que la ciencia y la tecnología no forman parte de la agenda, y aunque en el discurso se resalte su importancia para el desarrollo nacional, en lo particular se piensa que la inversión en estos campos es infructuosa.
De acuerdo con datos de la OCDE, difundidos en 2008, en México hay 1.2 científicos por cada mil habitantes, en España son 5.7; en Canadá, 7.7; en Japón, 11, y en Estados Unidos, 9.7.
La publicación expone que los problemas de baja producción científica, la falta de patentes mexicanas y los resultados en evaluaciones como PISA provienen del lugar secundario que ocupa las ciencias en la educación básica. “A lo largo de la historia de la educación básica en el país, las ciencias ocupan un segundo lugar. Los programas se han enfocado a la lengua y matemáticas, los cuales han ocupado mayor parte de la atención en materiales y formación docente”.
Se crea un proyecto editorial para impulsar la ciencia en educación básica:
La Facultad de Ciencias de la UNAM, la Secretaría de Educación del Gobierno del Distrito Federal y la editorial Siglo XXI crearon el proyecto editorial Ciencias naturales y Matemáticas para profesores de preescolar y primaria, con el objetivo de apoyar a los docentes de educación básica en su labor educativa. Durante el proyecto, se dieron a la tarea de revisar programas de estudio, libros de texto, evaluaciones, así como los temas y conceptos que se enseñan en cada nivel de la educación básica para después generar una propuesta de cómo introducir y tratar estos temas con los estudiantes. “En nuestro país uno de los problemas principales es que, casi por tradición, las materias relacionadas con la ciencia son consideradas las más difíciles –incluso a algunos les provocan pavor”. “Pero México tiene una relación directa con estos temas, entre otras razones, por ser cuna del sistema de numeración maya o porque alberga una enorme diversidad de recursos naturales; por ello, se debe superar la idea de que no somos capaces de aprender y debemos dejar de posponer la educación en ciencia hasta la universidad, a la que pocos tienen oportunidad de acudir”.
En el siglo XXI el conocimiento será riqueza y la ignorancia pobreza. La ciencia puede contribuir a solucionar muchos problemas locales:
Debido a que en México existe un alto consumo de comida rápida, estudiantes del Politécnico adicionaron harina de brócoli para enriquecer bollos y mediasnoches gourmet con los que se elaboran hamburguesas y hotdogs, ya que el vegetal tiene excelentes propiedades para la salud.
Los panes enriquecidos con brócoli fueron producidos por alumnos de la carrera de Ingeniería Bioquímica de la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN, Connie Marisol Chávez Rodríguez, José Alberto Esquivel Alarcón y Diana Elizabeth Ruiz Alonso, con la asesoría del profesor Salvador Bedolla Bernal.
En un comunicado del Instituto Politécnico Nacional (IPN) señalaron que el brócoli es una crucífera reconocida por la comunidad científica por tener acción preventiva sobre el cáncer de colon y en otras enfermedades.
Los jóvenes politécnicos indicaron que en el ámbito de nutrición se sabe que el vegetal previene la anemia por su alto contenido de hierro, además de aportar fitonutrientes, vitaminas C y E y minerales como el calcio.
Mejorar la producción y exportación de fruta:
El 86% de la producción de mango en México se consume localmente y sólo el 14% -cien mil toneladas anuales- se exporta a Estados Unidos, a la Unión Europea y a Japón, por eso se necesita dar mayor valor agregado a los productos agrícolas mexicanos para que generen divisas y accedan a mercados internacionales, indicó Enrique Galindo, investigador del Instituto de Biotecnología de la UNAM, durante la presentación del convenio de comercialización de Fungifree, patente de un biofungicida que evita la antracnosis en cultivos de mango.
El objetivo es exportar mango mexicano de mayor calidad, sin manchas negras –ocasionadas por los hongos antracnosis– y libres de químicos.
En la Rectoría de la UNAM se presentó el primer fungicida natural desarrollado en América Latina, basado la bacteria Bacillus subtilis, que impide el crecimiento de las manchas negras en frutas. Enrique Galindo comentó “que desarrollos como Fungifree se inscriben en una de las vías seguras para poder contender con la crisis alimentaria”, ya que “la tecnología puede dotar mayor valor a los productos, hacerlos competitivos en mercados a los que antes no se accedía y generar divisas para el país”. “La agricultura es un pilar en México y el mundo, es la fuente de alimentos. El consumidor cada vez requiere productos más saludables, y este desarrollo contribuye a que lleguen libres de residuos químicos”, comentó Galindo.
Incluso a la exportación de "bichos" comestibles:
Fritos, condimentados, por puño, por taco, enlatados y exportados, podemos encontrar insectos en todo tipo de variedades destinadas al consumo humano. Se conocen cerca de dos mil especies comestibles en el mundo; tan sólo en México se han identificado 549. Aunque son numerosos, algunas están en riesgo de desaparecer por la destrucción de su hábitat, la contaminación por el uso de agroquímicos y la sobrexplotación de las poblaciones debido a la creciente demanda.
Los insectos tienen un alto valor nutricional por su contenido de proteínas, con aminoácidos esenciales en grandes cantidades, además de minerales, vitaminas y grasas de tipo insaturado. Son fuente de energía para funciones vitales de nuestro organismo y sus propiedades se comparan a las de la carne de vertebrados y otros alimentos convencionales. Por ello, desempeñan un papel importante en la nutrición y economía de pequeñas localidades de países en desarrollo. De las especies comestibles en México, cerca de 95 se comercializan, algunas en gran escala. Sin embargo, por la falta de reglamentación para su manejo no existe un control de calidad que garantice que los podemos consumir sin riesgo.
Al conocer los hábitos, desarrollo y propiedades de distintas especies, la ciencia puede aportar conocimientos para diseñar métodos de recolección y cultivo en mayor escala. Con nuevas tecnologías de alimentos se pueden tener insectos de buena calidad, incluso más atractivos para la vista y el gusto.
Con la UNAM, Ramos Elorduy ha obtenido patentes internacionales por la creación de métodos libres de contaminantes para el cultivo intensivo de insectos destinados al consumo humano. De acuerdo con cada especie, su equipo de investigación ensaya diferentes procesos para cultivar desde escamoles, gusanos de maguey, chapulines, jumiles y hasta cucarachas.
La ignorancia solo es rentable para los gobernantes de los países subdesarrollados. Pronto, los robots cambiarán las reglas de la economía y dejarán a millones y millones de personas fuera del mercado laboral. ¿Qué va a ocurrir en los países en donde la ignorancia sigue siendo privilegiada? ¿Con millones de personas que simplemente no tendrán la capacidad de conseguir ningún tipo de trabajo? ¿Estás preparado para la siguiente revolución tecnológica?
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