Las universidades mexicanas todavía necesitan cambiar sus bulbos y no se han dado cuenta que ahora se necesitan nuevos circuitos integrados. Desde hace algunos años se empeña en mejorar su calidad para permitir a los graduados a conseguir trabajo en las empresas mexicanas. Sin embargo, el futuro de la sociedad mexicana se encuentra en "desarrollar nuevas empresas", ya que la empresa mexicana en general se encuentra atrapada utilizando las ideas de mitad del siglo XX (con suerte). Pocas universidades mexicanas logran que sus graduados tengan un "espíritu" emprendedor, creador de soluciones a problemas en la sociedad en la que viven. Y no ayuda el énfasis de la idea de "trabajar para una empresa":
La necesidad de eliminar la curva de aprendizaje laboral en los alumnos al graduarse y que cumplan con el perfil requerido de las empresas existentes ha generado una estrecha relación entre la academia y el sector empresarial.
Esto se ha logrado al implementar nuevas carreras universitarias y estrategias conjuntas entre el sector educativo, industrial y gubernamental; la idea que subyace es que las compañías ahorran al no capacitar y esperar a que el trabajador nuevo aprenda y realice con eficiencia las tareas que le encomienden. Las grandes empresas identifican tres perfiles definitorios para decidir una inversión: el emergente que se refiere a la mano de obra calificada existente para incorporarla a procesos clave y, el de cartera que fomenta una rápida reacción de escuelas ante las necesidades y comportamientos en la industria.
Por último están las mega-tendencias, que se enfoca a la conformación de nuevas materias, planes de estudio o carreras para los próximos años.
Por ejemplo, Sonora tienes una visión enfocada en cinco sectores (aeroespacial, automotriz, agroindustria, energías renovables y tecnologías de la información) y los actores se adelantan a ellas de manera específica.
Para cumplir con el objetivo, los gobiernos estatales e incluso municipales donde hay corredores industriales o parques tecnológicos, trabajan para adecuar su nivel educativo.
Guanajuato cuenta con 25 nuevas universidades donde estudian 700 jóvenes y se imparten 73 nuevas ingenierías.
“Todas están conectadas a la vocación económica de los corredores industriales de la entidad, destacando carreras como nanotecnología, automotriz, aeroespacial”.
A pesar del énfasis en elevar la calidad de las universidades mexicanas, pocas realizan un esfuerzo por desarrollar la tecnología y la investigación o buscan desarrollar la creatividad:
El subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán, manifestó que de las 200 universidades más importantes, 35 son mexicanas según los rankings sobre instituciones de educación superior.
De acuerdo con las tablas clasificatorias CIRC y QSWR, las universidades mexicanas deben mejorar la calidad de sus investigaciones, llevarlas a cabo en alianza con instituciones extranjeras y publicar los resultados en publicaciones de reconocida calidad.
Puntualizó que en el ámbito de la investigación se debe publicar más en revistas de reconocida calidad en el mundo y sobretodo en las revistas de mucho mayor prestigio.
Además, que muchas de las investigaciones mexicanas tendrían mucha más visibilidad si lo hacemos en alianza con investigadores e instituciones de otras universidades en el extranjero.
Asimismo, que es necesario mejorar la calidad de nuestras investigaciones, para hacer mucho más visible la contribución nacional.
Tampoco hay un desarrollo a largo plazo, los gobiernos federales y estatal de finales del siglo XX siguen fomentando las minicrisis financieras anuales en el sistema de educación superior:
Con la finalidad de evitar que al menos 13 universidades estatales enfrenten condiciones críticas de financiamiento en el último trimestre del año para el pago de nómina y aguinaldo, el gobierno federal busca destinar 350 millones de pesos adicionales, informó Rafael López Castañares, secretario general de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (Anuies).
Y las empresas mexicanas u organizaciones de la sociedad civil se contentan con contratar mano de obra barata, licenciados con pocas aspiraciones o licenciados que no tienen de otra que recibir un salario raquítico y tercermundista:
Saber más es un problema en México para encontrar empleo, coinciden jóvenes que obtuvieron una maestría o un doctorado en instituciones mexicanas o en el extranjero. Según el estudio del programa de Becas de Posgrado, con base en una encuesta realizada entre marzo y abril de 2008 a 2 mil 32 ex becarios beneficiados entre 1996 y 2007, para 30% de los entrevistados la “sobrecalificación” fue un problema para conseguir empleo. La insuficiencia de ofertas de trabajo, la falta de experiencia y la edad “avanzada” de estos ex becarios, superior a los 40 años y menor a 56 años, son otras de las razones por las cuales no han encontrado empleo, pero también la causa que los orilló a intentar dejar el país. El nivel de desempleo entre estos mexicanos es de 19.2%. En promedio, 37% de quienes obtuvieron el doctorado en EU entre 1970 y el 2003 no regresaron al país y 474 mil 565 mexicanos con altas calificaciones viven en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En promedio 56% de los egresados de maestrías y doctorados tardaron hasta medio año en conseguir su primer trabajo, 17% más lo consiguieron en año y medio; 14% lo obtuvieron antes de salir de las universidades, y 4% esperó más de dos años. En el momento de la encuesta 80% de los ex becarios tenía un trabajo y 19.2% se encontraban desocupados o “inactivos”. De los desocupados e inactivos, 12.5% eran doctorados en México y 8.2% obtuvieron ese grado en universidades extrajeras.
Para asimilar el cambio que se presenta en el siglo XXI es necesario desarrollar el aprendizaje generativo, más que el aprendizaje adaptativo. No sirve de mucho preparar a los jóvenes con ideas del tercermundismo, los discursos del siglo XX serán poco útiles. Se requiere de mirar a largo plazo, más allá de los ciclos de las elecciones más caras del continente americano, más allá de los discursos que apuestan a un futuro fantasioso y no de un futuro posible.
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