Gran parte de las pérdidas se deba a la ignorancia general de la sociedad mexicana y la ignorancia particular de trabajadores y dueños de empresas que siguen las pautas laborales de los países tercermundistas:
Óscar Ramos Rodríguez, coordinador del rastro de aves de León, Guanajuato, explicó que en muchas ocasiones los empleados desconocen el problema de la influenza debido a la falta de capacitación de las compañías donde trabajan. “En México hay empresas que manejan pollo de postura y gallina de engorda y utilizan el mismo vehículo para llevar alimento a los dos tipos de aves, lo que puede provocar que haya contaminación cruzada”. El también investigador de la Universidad La Salle Bajío, de la escuela de medicina veterinaria, dijo que hace falta monitorear en qué medida cumplen las grandes firmas con las medidas de bioseguridad, porque a lo mejor a algunas les hace falta implementar arcos sanitarios o vados sanitarios, éstos últimos desinfectan las llantas de los vehículos que trasladan el huevo, para evitar la propagación del virus. Por su parte, Karla Romero, veterinaria de Guanajuato, coincidió en que las empresas deben acentuar con mayor rigor las medidas de bioseguridad. Enrique Martínez, titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), dijo que se tienen las dosis necesarias de vacunas contra el virus AH7N3 para evitar su propagación.
Esta enfermedad tiene grandes repercusiones en la economía local y nacional:
El presidente de la Cámara Nacional del Autotransporte de Carga (Canacar), Roberto Díaz Ruiz, informa que hay una reducción de 9 por ciento en los viajes que se realizan en el Bajío. La empresa afiliada a la Canacar, asentada en Salamanca, la Royal Transports, redujo viajes. Hay granjas en cuarentena y esta empresa es la línea más afectada, porque es el principal transportista de pollo y huevo en el Bajío.
La falta de información y hábitos de los mexicanos sobre cómo hacer eficiente el consumo doméstico de energía, ocasiona que habitantes de grandes urbes como el Distrito Federal, no utilicen las innovaciones que ayudan a disminuir la contaminación ambiental, a preservar los recursos naturales y a reducir el pago de servicios. Así lo indican los estudios que investigadores del Centro de Investigaciones Económicas, Administrativas y Sociales (Ciecas) del IPN realizan sobre eficiencia energética en hogares mexicanos. “La educación podría ahorrarles a los usuarios el 30% de consumo en electricidad y gas por bimestre. Por eso, informar y usar nuevas tecnologías resulta fundamental en una época en que los precios suben y el impacto ambiental afecta a todos, pues influye en el cambio de clima y agotamiento de recursos”, aseguró Rolando Jiménez Gutiérrez, responsable del estudio.
La sociedad mexicana debe cambiar su percepción y relación con el conocimiento. No es sustentable seguir alabando la ignorancia y torpeza, mientras seguimos confiando en los poderes sobrenaturales como la pata de conejo o las cartas astrales para resolver nuestros problemas. Los ciudadanos mexicanos deberíamos tratar de aspirar a la sabiduría, venerar el trabajo para adquirir el conocimiento. De otra forma seguiremos en el sótano de la OCDE, con una economía que favorece a las empresas globales pero no para cada una de las familias mexicanas.
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