El año 2000 comenzó con una gran expectativa y esperanza. Después de un largo periodo, cerca de 70 años, el gobierno federal pasó a manos de un partido de oposición. Una de las grandes expectativas consistía en impulsar políticas educativas y culturales. Especialmente en el fomento a la lectura. En nuestra cultura mexicana no valoramos la lectura, en promedio los mexicanos leemos un libro al año. En el 2001 se presentó el Programa Nacional de Cultura que planteó un proyecto denominado Hacia un País de Lectores. Sin embargo, 5 años después los resultados no son muy halagadores.
Desde el año 2001, los jóvenes mexicanos obtuvieron bajos puntajes en la prueba de lectura de pisa. Las cosas no cambiaron en 2003, continuábamos en los últimos lugares de la OCDE. Para el 2006 persisten los malos resultados con pruebas realizadas por el INEE. Tal parece que no se impulsó una auténtica transformación en el sistema educativo.
Todavía no se han presentado los resultados del proyecto Hacia un País de Lectores, especialmente si hubo logros en la formación de lectores. La única obra importante que se ha mencionado, y que ha causado gran controversia, fue la construcción de la megabiblioteca José Vasconcelos. Otra megabiblioteca para la Ciudad de México en donde se ubican las principales bibliotecas del país. ¿No era más importante construirla en alguna de las ciudades del norte como Monterrey, Saltillo o Chihuahua? ¿o al sur, como en Mérida, Villahermosa? Sabemos que los estudiantes, escritores e investigadores que no viven en Ciudad de México se quejan de ausencia de bibliotecas y librerías. En una ciudad como la México, la megabiblioteca sólo será una más de las que ya existían
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