viernes, mayo 15, 2009

Infuenza: ¿Invertir o no invertir en ciencia y tecnología? II

Los datos sobre influenza nos muestran que la gripe aviar no ha sido tan peligrosa para la especie humana por su adaptación a temperaturas corporales altas:

La nueva investigación llevada a cabo en el Colegio Imperial de Londres y la Universidad de Carolina del Norte en Estados Unidos, descubrió que el H5N1 no ha sido peligroso para el ser humano porque en la temperatura promedio de la nariz humana, 32ºC, el virus pierde sus funciones y no puede propagarse. Esta podría ser una de las razones por las cuales el virus de influenza aviar no ha causado la pandemia en humanos que muchos han pronosticado, afirma el estudio publicado en PLoS Pathogens (Biblioteca Pública de Ciencias). Los científicos creen que estos virus no se han propagado entre humanos porque el virus se ha adaptado a las temperaturas más calientes (40ºC) del intestino de las aves, donde a menudo contagia a los animales.

Caso contrario al virus AH1N1 que provocó el corto circuito a la vida social del país sálvesequienpueda. Durante algunas décadas (como unas 10 0 12) se ha importado conocimiento y tecnología. No se potencia a la ciencia e investigación mexicana, debido a que los gobiernos federales y estatales nos protegen de la enfermedad mental conocida como surmenage:

Carlos Arias, director del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), resaltó que si el Estado hubiera invertido anualmente en estos sectores una décima parte de lo que ahora tendrá que gastar para resarcir los daños económicos por la influenza, el país hubiera estado preparado para analizar las cepas del virus desde el principio. Si el gobierno federal hubiese destinado 400 millones de dólares a esos sectores, "no sólo en el área biomédica, que es importante, sino en general a la ciencia, tecnología y educación, ahora estaríamos en mejores condiciones para responder a ese tipo de emergencias".

Tampoco se cuenta con un programa para crear suficientes cerebros, afortunadamente el virus AH1N1 no ataca a los jovenzuelos de 60 años (edad promedio de nuestros renombrados científicos). Sólo faltaba que la influenza aniquilara a los escasos expertos en el tema:

La ciencia mexicana requiere de una urgente transfusión de sangre fresca. Mientras que la matrícula en este campo va a la baja, por lo cual no hay cómo suplir a los académicos más destacados y de mayor experiencia del país —integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SIN)— ya que el promedio de edad de oscila entre los 50 años en el nivel 1 y hasta 63 años en el nivel 3. Al igual que hace 20 años, México cuenta con menos de un investigador por cada 100 habitantes y el gasto nacional en ciencia y tecnología no ha logrado rebasar 0.5 por ciento como proporción del Producto Interno Bruto (PIB), de acuerdo con la opinión de expertos. José Franco, secretario de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC), y Jaime Tacher y Samarel, ex secretario técnico del Sistema Nacional de Investigadores, coinciden al decir que el descuido y abandono que se ha dado en el país a la investigación y desarrollo deja una “amarga experiencia y una bofetada” en momentos de emergencia, como la que vive México por el brote de influenza A H1N1.

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