El mundo actual gira alrededor de la ciencia y la tecnología. Las grandes empresas que se especializan en las epidemias, desastres naturales y biotecnología tienen un futuro prometedor. Aquellos países que puedan ofrecer a sus ciudadanos una mejor respuesta a estos complejos temas serán reconocidos, aquellos que fracasen probablemente desapareceran del mapamundi. En el país sálvesequienpueda no hemos transmitido la pasión por la ciencia, el gozo del conocimiento y la importancia de su aplicación práctica para resolver los problemas de nuestro tiempo:
El secretario de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio, refirió que "quizá" en México no se esté transmitiendo la pasión por las materias de matemáticas y física, que son tan importantes para el desarrollo tecnológico y económico del país. Durante el encuentro con los integrantes de la delegación mexicana que participará en la Olimpiada Internacional e Iberoamericana de Física 2009, el funcionario dijo que las ciencias básicas son algo muy importante para México en estos momentos. "¿Qué pasa con las matemáticas, con la física, con la biología, con las ciencias básicas que solamente en el dos por ciento de los casos, de los jóvenes que pasan a educación superior, se inclina por estas disciplinas?", cuestionó el funcionario. "Quizá no estamos transmitiendo la pasión por las matemáticas y por este tipo de disciplinas tan importantes para el desarrollo de los países", dijo. En tanto, el subsecretario de Educación Media Superior, Miguel Székely Pardo, admitió que las ciencias no son precisamente el ámbito donde más estudiantes tienen interés y luego pasen a la educación superior.
No se tiene un sistema de divulgación de la ciencia, sistemático, simpático, atractivo, que fomente la curiosidad y nos sorprenda. Los científicos se pierden en la nebulosa del cangrejo, la sociedad se pierde en la noticia banal y entretenida;
Por primera vez en México científicos y periodistas se reunieron en un seminario nacional para reducir distancias y tratar que la ciencia, la tecnología y la innovación se vuelvan temas cotidianos en la sociedad. En el encuentro surgieron acuerdos, desacuerdos y varias propuestas, como la de crear una red nacional de divulgadores, una agencia de información científica, un plan nacional de difusión de ese quehacer, o solicitar a los legisladores que se destine 0.1 por ciento del producto interno bruto (PIB) para ese propósito. En Acapulco, el Foro Consultivo Científico y Tecnológico, en coordinación con la Sociedad Mexicana de Divulgadores para la Ciencia y la Técnica (Somedicyt), llevó a cabo el seminario nacional La ciencia, la tecnología y la innovación como noticia: los retos de la comunicación pública, que reunió a 104 trabajadores de medios de comunicación nacionales y locales, 44 académicos de distintos centros de investigación del país, tres representantes empresariales, ocho del sector público y cuatro legisladores.
Cerebros, hay (tal vez demasiado pocos). No existe interés de la sociedad y del gobierno:
México aporta al mundo 1.6 por ciento del total de los trabajos científicos de la más alta calidad publicados y 0.2 por ciento de las patentes, lo que demuestra la capacidad de la comunidad científica mexicana para contribuir con conocimiento a la resolución de problemas del orbe. Ruiz Gutiérrez asentó que el país cuenta con un aparato científico reducido, pero capaz y brillante, por lo que hoy más que nunca es necesario reivindicar su calidad, tanto en el ámbito interno como en el contexto mundial. Recordó que el Informe 2007-2008 del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, que mide el grado de desarrollo humano de un país basado en longevidad, salud y educación, ubica a México en la posición 52 de 177 países. Estamos muy lejos de naciones como Islandia, Noruega, Australia, Canadá e Irlanda, que ocuparon las primeras cinco posiciones y que invierten entre 19 y 34 por ciento de su gasto público corriente total en educación superior y entre 1.2 y tres por ciento de su Producto Interno Bruto en investigación y desarrollo. La especialista sostuvo que sin ciencia y tecnología, México será uno de los países con más injusticia social del mundo, donde coexisten los hombres y mujeres más ricos con los más pobres del planeta.
En el tema del virus AH1N1 es necesario tener y producir más conocimiento:
Expertos del Instituto Politécnico Nacional (IPN) comenzaron la búsqueda de nuevos principios activos en seis plantas medicinales mexicanas, con características antivirales e inmunoestimuladoras, para diseñar tratamientos alternos contra el virus de la influenza A/H1N1. El objetivo es extraer los ingredientes activos de especies vegetales terrestres y marinas, en las cuales se ha detectado su capacidad para atacar la proteína que permite al microorganismo introducirse en las células del cuerpo humano.
El sistema de salud canadiense parece enfrentar con solidez el embate de la epidemia de influenza A H1N1 de 2009. Comparado con sus socios norteamericanos, Canadá tiene menos casos confirmados de contagio por cada 100 mil habitantes (1.5) de los que han aparecido en Estados Unidos (casi dos) y México (3.8). Parte de la razón pudiera tener que ver con la experiencia que el país adquirió con el brote del Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS, por sus siglas en inglés), ocurrido en Toronto durante la primavera de 2003, una crisis de salud pública que afectó severamente la economía de esa urbe, causó la muerte de 44 personas y provocó que el gobierno canadiense ordenara una revisión de su red de salud pública. La investigación fue encargada a un panel independiente de expertos en diversas disciplinas, que emitió una serie de recomendaciones al Parlamento. Entre ellas, aumentar y reorientar el gasto en salud y crear una agencia federal dedicada a prevenir futuras epidemias. “No podría decir con certeza que hay una relación de causa–efecto entre las medidas que se tomaron después de la epidemia del SARS y el número de casos de influenza, pero es verdad que reaccionamos muy bien esta vez”, dice el doctor David Naylor, un médico internista y epidemiólogo que presidió el comité cuyas conclusiones son conocidas en Canadá como el Informe Naylor.
“Los genomas de los últimos tres virus pandémicos de la influenza (el H1N1 de 1918, el H2N2 de 1957 y el H3N2 de 1968) se originaron en parte o completamente en reservorios no humanos”, indicaron los investigadores. Las tres pandemias provinieron de virus aviarios. La cepa H1N1 data de la pandemia de 1918 y, aunque no está claro quién infectó a quién, se volvió común en los cerdos en la década de 1930. Desapareció en las personas cuando la pandemia de 1957 causó la muerte de 2 millones de seres humanos, pero reapareció en 1977, quizá por un accidente de laboratorio. En 1998 una versión porcina de la cepa H1N1 se mezcló con el virus de la gripe estacional H3N2 y uno de influenza aviaria y se expandió a través de los cerdos en América del Norte. Los expertos dijeron que probablemente otras mixturas raras están afectando actualmente a los puercos, pero que aún simplemente no se han observado.
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