Se siguen incorporando acervos bibliográficos personales a las bibliotecas públicas:
Una alfombra con dibujos hechos a mano por Francisco Toledo guiará el recorrido por el acervo bibliográfico de Carlos Monsiváis (1938-2010) dentro de la Biblioteca José Vasconcelos. La biblioteca personal del ensayista y cronista estará a disposición del público a partir del último trimestre de este año. Al anunciar la adquisición del acervo que a finales del presente mes será sometido a un proceso de catalogación.
Además de literatura, el cronista se dedicó a coleccionar volúmenes sobre cine, fotografía, ciencias sociales y catálogos de exposiciones. Lo mismo que publicaciones como Revista Sur, Revista Tiempo, Siempre, Heavy Metal, Proceso, El Universal ilustrado, La Semana ilustrada y Revista de Revistas, además de la historieta La familia Burrón, en la que incluso fue personaje.
Entre las “joyas” destacan ejemplares autografiados por personajes que admiraba Monsiváis, como Elías Nandido, Salvador Novo, Fernando Benítez, Gabriel García Márquez, Daniel Sada, Vicente Leñero, Margo Glantz y Elena Poniatowska.
También:
El archivo bibliográfico de Antonio Castro Leal (1896-1981), que consta de más de 50 mil materiales, estará a disposición de los lectores en el último trimestre del año en la Biblioteca México, en la Ciudadela, anunció Consuelo Sáizar, titular del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA).
Por otra parte, las empresas continuan las campañas de fomento a la lectura entre sus trabajadores:
Scot Rank, presidente ejecutivo y director general de Walmart para México y Centroamérica, prometió que sus empleados lograrían, al menos, un millón de horas de lectura en un año, casi la mitad de la meta que se ha impuesto esa iniciativa.
Sin embargo, nunca dijo cuál sería la estrategia para hacerlo, tampoco si ya tenía un diagnóstico de cuántos de sus empleados tenían interés en leer o que al menos ya hubieran comenzado una campaña interna de convencimiento.
Esa empresa y muchas otras de las que se han sumado a la iniciativa “LEER MÁS”, cuyo objetivo es “impulsar el hábito de la lectura entre los empleados y sus familias, para alcanzar entre todos dos millones 12 mil horas de lectura en el 2012”, no dijeron cómo emprenderían esa titánica tarea que carece de directrices o lineamientos generales de fomento a la lectura.
Pablo González Guajardo, presidente del Consejo de la Comunicación, asegura que serán las propias empresas quienes definan sus estrategias. “Partimos de la base de que son empresas de primera calidad, muy responsables; que todos los que ya arrancaron buscaron a especialistas para asesorarse, estamos seguros que las recomendaciones y planes que lleven a cabo serán muy exitosos”.
Sin embargo, Paloma Saiz, promotora de la lectura que ha impulsado proyectos como “Para leer de boleto en el metro” y “Letras en guardia”, sostiene que son campañas sin contenidos.
“Estas mismas campañas estarían bien si fueran acompañadas realmente de programas de Estado que al mismo tiempo fueran apoyadas por una campaña de publicidad para de alguna manera poder involucrar a toda la sociedad”.
Saiz argumenta que cuando dichas campañas se dan de manera aislada y sin una verdadera estrategia del plan nacional de lectura, son esfuerzos que quedan en la nada e incluso casi que inútiles porque van dirigidos a gente que no lee.
Mientras tanto, la industria editorial mexicana sigue en el siglo XVI:
En la industria editorial española, la edición electrónica ya representa casi 16 por ciento de su producción, de más de 114 mil títulos. En Estados Unidos la venta del libro electrónico ya les significa 10 por ciento del mercado, mientras que en México no existen datos que permitan conocer de qué manera se ha insertado ese formato en la cadena del libro y la lectura.Si aún no existen cifras claras acerca de la presencia de los libros digitales en el mercado mexicano, mucho menos lo hay de un ámbito que ofrece nuevas posibilidades a la lectura, aun cuando todavía existe una idea muy vaga de lo que significa y de sus alternativas: el libro interactivo. Tomás Granados, coordinador editorial del Fondo de Cultura Económica.
Daniel Goldin, editor del sello Océano Travesía, reconoce que hay mucho interés e inquietud en México por el libro interactivo, en especial existe consenso sobre su potencial de ellos, pues le otorga al libro posibilidades prácticamente ilimitadas para trasmitir todo tipo de información y para interactuar con sus lectores, “pero tanto en el terreno de las maneras en que son leídos, como en la forma de establecer su comercialización hay muchas interrogantes e inquietud”.
De acuerdo con el especialista Antulio Sánchez, no hay en México políticas públicas orientadas a aprovechar esas nuevas plataformas, como una vía para fomentar la lectura, para acercar los libros a diversas comunidades que no cuentan con libros y que lo puedan hacer vía una biblioteca virtual/digital en tabletas o e-readers.
“En ese sentido, hay en este país un atraso de unos 15 años respecto a lo que se está haciendo en este terreno por ejemplo en Europa y, sobre todo, en Estados Unidos o China.”
¿Y qué buen libro estás leyendo en estos días?
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