Los críticos literarios y escritores de Latinoamérica, mismos que se dicen preocupados por el poco interés en la lectura por parte de la comunidad latinoamericana, consideran que el plagio es bueno y deseable en el periodismo, que puedes plagiar impunemente y ganar después un premio en dólares por inventar buenas historias:
No hubo crítica, llamados a reconsiderar, debate y escándalo que lo impidiera, el Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2012 al escritor peruano Alfredo Bryce Echenique, acusado de plagio, fue entregado -irónicamente- el jueves de forma “original”: a domicilio y en secreto.
El escritor Mauricio Montiel lo resumió así en su cuenta de Twitter: “The deed is done (la hazaña está hecha).
A través de un comunicado, los organizadores informaron que la directora del premio dotado con 150 mil dólares, Dulce María Zúñiga, entregó el galardón a Bryce Echenique en la capital peruana, lo que desató nuevas críticas entre quienes consideran que se menospreciaron los argumentos para que se reconsiderara el fallo e incluso advierten de un daño a la imagen de la Feria Internacional del Libro (FIL).
Académicos y escritores han acusado de incongruente que se le dé un premio literario a un escritor que fue acusado y sentenciado por plagio de artículos periodísticos en años anteriores. Desde que se dio a conocer que el jurado, integrado este año por la periodista argentina Leila Guerriero, el escritor rumano Calin Mihailescu, el autor inglés Mark Millington, el escritor peruano Julio Ortega, la escritora puertorriqueña Mayra Santos-Febres, la crítica colombiana Margarita Valencia y el escritor mexicano Jorge Volpi; los críticos pidieron a la FIL reconsiderar su decisión y a Alfredo Bryce Echenique a renunciar al premio, algo que no hizo ni uno ni otro.
“No veo pues que deba renunciar a nada mientras el jurado que votó a favor de mi obra literaria me mantenga su plena confianza, como es hasta el día de hoy”, declaró Bryce Echenique a la prensa en septiembre. Los organizadores insistieron en las razones de la entrega, al citar nuevamente al jurado: “Bryce Echenique (1939) es una de las figuras fundamentales de la literatura latinoamericana. Su obra ha atravesado e influido a varias generaciones desde la publicación de su primer libro de cuentos, Huerto cerrado. Su prosa está plena de humor, sentido satírico y un estupendo registro de la oralidad. Desde una melancolía bien temperada y una irónica nostalgia por los años idos, construye mundos y personajes entrañables con quienes los lectores establecen empatía inmediata”.
Por alguna extraña razón, los críticos y escritores latinoamericanos, mismos que afirman luchar contra el autoritarismo y las dictaduras de la zona, persistieron en imponer a un candidato que tiene una investigación sobre plagio periodístico en donde fue encontrado culpable. Parece que los críticos y escritores latinoamericanos quieren llevar a la realidad el autoritarismo mágico:
La polémica y el descontento devino en rompimiento de una tradición. Desde hace 22 años el Premio FIL de Literatura en lenguas Romances representa el arranque de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), esta vez no será así. El galardón que está dotado de 150 mil dólares será entregado de manera privada al escritor Alfredo Bryce Echenique en su casa de Lima.
La decisión fue tomada hace por los miembros de la Asociación Civil Premio de Literatura Latinoamericana y del Caribe Juan Rulfo; en sesión ampliada, la Comisión de Premiación decidió que, debido a “los señalamientos de miembros de la comunidad académica y cultural en México sobre la concesión del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2012 al escritor peruano Alfredo Bryce Echenique”.
En el comunicado de prensa emitido por la FIL de Guadalajara, la Comisión de Premiación, conformada por Raúl Padilla, presidente de la Asociación Civil del Premio; Roberto Vázquez, secretario técnico del Conaculta; y Joaquín Díez Canedo, director del Fondo de Cultura Económica, entre otros, manifiestan comprender “el malestar de quienes han protestado contra la decisión del jurado y respetamos las posturas críticas expresadas”, pero dicen que la decisión del jurado es inapelable.
Entonces, niños y niñas, jóvenes estudiantes, según los escritores y críticos literarios latinoamericanos pueden ya tienen permiso para el plagio. Pueden impunemente cortar y pegar textos de otros y ponerles alegremente su nombre. Si los cachan, nada más inventen una historia plena de humor, sentido satírico y un estupendo registro de la oralidad. Desde una melancolía bien temperada y una irónica nostalgia por los años idos, construyendo mundos y personajes entrañables. Así se ganarán hasta un premio en dólares (en defensa de las devaluadas monedas latinoamericanas, suponemos). Todo es cuestión de entrar en la moda del autoritarismo mágico.
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