Desde hace 20 años, se ha criticado el modelo neoliberal impulsado por los gobiernos federales.
Las voces críticas han denunciado el aumento de la privatización de la educación en México. Sin embargo, la realidad es otra. Lo que ocurrió verdaderamente fue que el gobierno federal dejó de invertir en la educación mexicana; prefirió pagar una deuda externa impagable que construir centros educativos y universidades. Grave error debido a que vivimos actualmente la emergencia de las sociedades de la información y el conocimiento (SIC). Estos gobiernos pensaron que el mercado podría compensar la falta de inversión gubernamental... la crisis simplemente obliga a las familias a buscar refugio en el sistema de educación pública, a pesar de las limitaciones de acceso y de calidad educativa. En el 2009 como en 1995 la situación es similar: las familias se alejan de la educación privada porque no puede pagar los costos, y en caso extremo, los niños, las niñas y los jóvenes se alejan del sistema educativo para trabajar en condiciones precarias.
Como ejemplo del temor a la privatización el actual rector de la UNAM declara los siguiente:
El rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, declaró: "a quienes piensan en la desaparición de la educación pública tendríamos que decirles que guarden esas intenciones en el cajón de los recuerdos, porque la sociedad se opondría a una medida de esa naturaleza, pues es imposible concebir a México sin este sistema".
Sin embargo, el mercado se encarga de que las tendencias a la privatización sean más un pretexto del gobierno federal y de los gobiernos estatales para no invertir en educación que una realidad. El mercado obliga a las familias a buscar opciones en el sistema de educación pública:
Al menos 15 por ciento de la matrícula universitaria a escala nacional, atendida en instituciones privadas de educación superior, corresponde a familias que ante la grave crisis económica que enfrenta el país "van a tener dificultades para seguir pagando las colegiaturas, y en consecuencia podrían solicitar su ingreso a universidades públicas", alertó Manuel Gil Antón, experto en el sistema educativo nacional y catedrático de la Universidad Autónoma Metropolitana. Coautor de la obra Cobertura de la educación superior en México. Tendencias, retos y perspectivas, publicada recientemente por la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES), agregó que en 2003 la tasa de cobertura de universidades privadas alcanzó 33 por ciento a escala nacional, para luego disminuir a 30 por ciento, pues "al parecer las familias con recursos para pagar colegiaturas se acabaron, es decir, llegaron a un tope de crecimiento".
En la última década, el incremento de las colegiaturas en escuelas primarias particulares en México creció 10 puntos por arriba del incremento al salario en ese mismo periodo, ya que mientras el pago de colegiaturas se incrementó 61% en promedio, el salario mínimo tuvo un alza de 51%. Los pagos de inscripción y colegiaturas pasaron en promedio de más de 3 mil 200 pesos a 6 mil 500 pesos en la última década, lo que ha incrementado el paso de alumnos de escuelas privadas a las públicas. El gobierno del DF considera que en los dos últimos años el incremento de alumnos en escuelas oficiales osciló entre 25 mil y 30 mil niños, lo que permite un calculo similar para el número de menores que dejaron de estudiar en una institución privada para acudir a una pública.
Los efectos de la crisis financiera repercuten en todos los niveles educativos, desde preescolar hasta el nivel universitario:
Dirigentes magisteriales de 15 entidades del país denunciaron que ante el embate de la crisis económica se han incrementado las tasas de deserción y abandono escolar, en particular en las comunidades rurales, donde los niños "dejan el aula para sumarse a las labores del campo como jornaleros". En las regiones de montaña las condiciones de pobreza han golpeado "muy duro a las familias, lo que ha hecho disminuir el número de alumnos que llegan a clase, pues para muchos es un esfuerzo que se ha hecho incosteable. Los grupos llegan a tener tan sólo 10 o 15 alumnos, porque la mayoría debe sumarse a las tareas agrícolas de la familia para garantizar un sustento".
Frente a la grave crisis económica que vive el país, integrantes del colectivo Redes Universitarias alertaron sobre la posibilidad de que miles de estudiantes se vean afectados, pues "muchos aún dependen económicamente de sus familias para continuar sus estudios y corren el riesgo de engrosar las cifras de la deserción escolar".
Ante el complicado panorama económico, la Secretaría de Educación Pública (SEP) advirtió que alumnos de universidades privadas consideradas de élite podrían verse obligados a cambiarse a escuelas particulares que ofrezcan colegiaturas menos costosas. Según la dependencia, muchas familias no podrán costear los estudios de sus hijos en esas escuelas, aunque cuenten con beca. Si bien es cierto que alrededor de 40 por ciento de los universitarios de colegios privados tiene algún tipo de beca, esto no garantiza que se quedarán en el mismo plantel para el próximo ciclo escolar, señaló el subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán. El funcionario alertó que habrá impactos negativos en este nivel educativo por la crisis económica, pues inevitablemente se verá una caída en la demanda y, en consecuencia, menos dinamismo en la matrícula.
Mientras tanto, el PRI anuncia una iniciativa que parece más propaganda política que una realidad económica (recordemos que mientras mantuvo el poder federal implementó las políticas neoliberales en nuestro país):
Diputados del PRI impulsarán una iniciativa que reforma la Ley del Impuesto Sobre la Renta para que las colegiaturas en los niveles preescolar, primaria y secundaria sean deducibles del pago de impuestos. En la exposición de motivos, los legisladores argumentan que uno de los sectores más afectados por la crisis es la educación, no sólo por la dificultad de cubrir los costos, como las inscripciones o colegiaturas, sino por los gastos asociados, como la transportación, los útiles y comidas, entre otros, que pueden llegar a representar un porcentaje elevado del gasto familiar. “Si añadimos esos costos a la vulnerabilidad en que se encuentran la mayoría de las familias mexicanas por la crisis, nos colocamos ante un problema cuyas dimensiones pueden afectar de manera severa la continuidad escolar, tanto en escuelas públicas como en privadas, dando como resultado la deserción.”
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