La SEP ha llegado a los 90 años. El Universal recuerda una nota de José Vasconcelos el primer secretario con motivo de su nombramiento. Pedía evitar el uso y costumbre de hacer la barba a los nuevos funcionarios públicos:
Con motivo del nombramiento que acaba de hacer en mi favor el señor Presidente de la República, he sido invitado ya desde antes de protestar a dos o tres comidas, y me veo ante la amenaza de una serie indefinida de agasajos de esta índole. En tal virtud, creo de mi deber hacer constar que ya es tiempo de que cese ésta epidemia de fiestas que nos ha invadido, precisamente en una época en que todos los esfuerzos debieran estar dedicados a la reconstrucción nacional. Debe tenerse en cuenta a sí mismo, que un banquete significa una tarde perdida, un poco de elocuencia derrochada en halagar vanidades pueriles y un gesto perjudicial para personas que disfrutan de modestos emolumentos, como son los empleados de instrucción pública. Al mismo tiempo, en nuestro carácter de educadores, debemos dar ejemplos que contrarresten el vicio nacional de la holganza y de la fiesta a toda costa. Ruego atentamente por tanto, a todos mis colaboradores, que se abstengan de preparar comidas de ningún género; una resolución adoptada desde hace tiempo me veda aceptarlas, no obstante que mucho me agradaría poder asistir a estos agasajos que reconozco están fundados en estimación y cariño personal.
México, 11 de octubre de 1921.
Hay opiniones encontradas sobre los logros en educación pública de los últimos 90 años. Parece que el camino transitado sigue siendo insuficiente:
A 90 años de la fundación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), que materializó la idea de ofrecer enseñanza a todos los mexicanos, el sistema educativo nacional “perdió la brújula y colapsó”, en opinión de estudiosos del tema en México. A casi un siglo de distancia de la gran cruzada por llevar el alfabeto a los sitios más olvidados del país, existen cerca de 5 millones 400 mil mexicanos que no saben leer ni escribir, casi 32 millones de nacionales están en rezago educativo y la escolaridad promedio es de 8.6 años, es decir, no alcanza, siquiera, la secundaria terminada.
Aunque la explosión demográfica ha servido como pretexto para justificar esta situación, países como Argentina y Chile, con los cuales suele establecerse un punto de comparación, tienen una escolaridad promedio de preparatoria.
El especialista de la Universidad Pedagógica Nacional (UPN) y del Instituto Mora, César Navarro, lo resume así: “Se pasó de una epopeya social a un campo educativo arrasado. La educación es la pérdida social más lamentable que ha tenido nuestro país”.
Para expertos e historiadores, la diferencia de hoy, con aquel entonces, cuando al inicio de los años 20 del siglo pasado nació la SEP, con José Vasconcelos, consiste en que antes existía un proyecto de Estado, donde la enseñanza ocupaba un lugar central, cosa que en la actualidad “no se ve desde hace muchísimos años, después de secretarios como Jaime Torres Bodet y Agustín Yáñez”, considera el investigador emérito del Instituto de Investigaciones Históricas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Álvaro Matute.
El secretario actual tiene un punto de vista diferente:
El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio, rechazó que exista un colapso en el sistema educativo o una traición a los conceptos del proyecto de José Vasconcelos: “La SEP sigue estando especialmente inspirada” en quien hace 90 años fundó la institución.
Lujambio consideró que hace 90 años, la gran cruzada fue contra el analfabetismo y hoy el “gran tema” es la calidad educativa, aunque cree que “se están dando los pasos estructurales necesarios para generar” esa mejora.
A contracorriente de su optimismo, las evaluaciones internacionales colocan a nuestro país en los últimos lugares en el desempeño escolar; por quinto año consecutivo, 60 por ciento de alumnos de primaria se ubicaron en los niveles de insuficiente y elemental, mientras que ocho de cada 10 de secundaria no tienen los conocimientos básicos, de acuerdo con los resultados de la Evaluación Nacional de Logro Académico en los Centros Escolares (Enlace) 2011.
Desde hace algunos años se ha planteado dividir esta secretaría para dar impulso a la educación superior, la ciencia y la tecnología:
Académicos e investigadores plantean la necesidad de dividir esa dependencia e impulsar la creación de una Secretaría de Educación Superior, Ciencia y Tecnología. La propuesta que se hizo por primera vez en el año 2000 para tener, por un lado, una secretaría dedicada a los problemas estructurales de la educación básica obligatoria; y por otro lado, una que dé prioridad nacional al desarrollo científico y tecnológico en la educación superior. El año pasado, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) recomendó a México crear una nueva secretaría que impulse el desarrollo científico, con lo cual sugirió transformar al Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y dividir a la SEP. Manuel Gil Antón, investigador de El Colegio de México, se pronunció por considerar la propuesta de la OCDE, pues la SEP está estructurada con una visión centralista del siglo XX. Explicó que la educación media superior, el bachillerato y luego la educación superior “nunca han tenido la posición de relevancia dentro del Estado. Por eso la propuesta se hace en función de plantear una verdadera política de Estado que unifique la labor de la educación superior con el desarrollo científico y tecnológico”.
La Jornada realiza una serie de entrevistas a ex-secretarios sobre la educación básica:
A propósito del 90 aniversario de la fundación de la Secretaría de Educación Pública (SEP), La Jornada preguntó a ex titulares de la institución sobre la trascendencia de la educación pública, las propuestas que se preservan y qué se ha perdido del proyecto vasconcelista y los principales aportes en sus respectivas administraciones. Ir a las entrevistas.
Creo que debemos valorar los avances de estos 90 años que no son producto de un secretario en particular, son producto de la sociedad mexicana, entre los que se incluyen los docentes, directores de escuela, familias y estudiantes. También a todos aquellos que han elaborado proyectos y programas de diversa índole. Hay que otorgar un gran reconocimiento a todas estas personas anónimas, aquellas que dieron y dan sentido y significado a la educación básica.
Pero también, hay que reconocer que no ha sido suficiente, todavía existe la pobreza en la mitad de los mexicanos, hay rezago educativo en muchos lugares, la calidad no es buena. No podemos darnos por satisfechos. Los cambios y avances no serán realizados por el siguente secretario, serán realizados por la sociedad mexicana.
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