1968 fue un verdadero parteaguas; pasamos del milagro mexicano a las crisis políticas y económicas que persisten hasta el 2008:
En 1968 México tenía 51 millones de habitantes y aún figuraba en la lista de naciones con gran estabilidad de la economía, con tasas de crecimiento de 6 por ciento anual y con un sistema que brindaba grandes oportunidades de movilidad socio-económica. El 30 por ciento de la población reportaba ingresos familiares que descontada la inflación equivalen a entre 10 mil a 17 mil pesos anuales a precios de hoy, de acuerdo con economistas. Los jóvenes que estaban en la universidad tenían en promedio cinco empleos disponibles para escoger la mejor oferta. “El país estaba bastante bien posicionado, había tasas de crecimiento de 6 por ciento anual, en algunos años alcanzamos el 9 por ciento sobre todo en la época de López Mateos y había pleno empleo. Sobre todo los muchachos de clase media urbana se empleaban incluso antes de salir de la universidad”, señala el politólogo José Fernández Santillán.
Pero, el milagro ocultaba nuestro gusto por el autoritarismo:
Al llegar el año 1968, los pucheros ya tenían tiempo calentándose, el caldo estaba gordo y en México, la tradición patriarcal, autoritaria y machista, consideraba que la esposa y los hijos eran propiedad del padre de familia y no se cuestionaba su “derecho” a la violencia moral, sicológica y física. Si nos atenemos a las canciones, al cine, a la nota roja y a la conseja popular, en ese tiempo era admirable el hombre que lavaba en sangre su honor manchado por la infidelidad sexual. Y eso no era muy distinto en muchas otras partes del mundo, en buena parte del mundo occidental industrializado, donde la moral victoriana reprimía la sexualidad y únicamente respetaba la necesaria para la reproducción de la especie, sometiendo a la mujer con la mística de la maternidad. Todavía en 1965, en Francia, una mujer casada no podía abrir una cuenta bancaria o conseguir empleo sin autorización explícita de su esposo. Las mujeres no podían trabajar vestidas con pantalón, no existía el divorcio de mutuo acuerdo y los medios de comunicación estaban sometidos a censura.
Y llegó la represión, 40 años después... todos contestan: "Y yo porqué":
A 40 años de la matanza de Tlatelolco, los responsables murieron o se hicieron viejos, pero ninguno ha pagado ante la justicia la brutal represión ocurrida el 2 de octubre de 1968 contra estudiantes mexicanos que dejó al menos 44 muertos, según cifras oficiales. En los “que no se ha logrado ni en el tiempo moderno, ni con la experiencia lamentable y la llaga abierta del movimiento del 68, terminar o disminuir a niveles más lógicos de la impunidad que vive el país” dijo a la AFP José Antonio Ibáñez, coordinador del programa de Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana.
A 40 años de la masacre ocurrida el dos de octubre de 1968 en Tlatelolco, aún existen en la Procuraduría General de la República averiguaciones previas sin resolver y que están directamente vinculadas con los movimientos estudiantiles de las décadas de los sesenta y setentas. La Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delitos Federales tiene en su poder diversas pesquisas relacionadas con los acontecimientos estudiantiles de aquella época que desembocaron en la matanza de la plaza de las tres culturas de Tlatelolco. Además de estos casos, aún está abierto en un tribunal el juicio contra el ex presidente Luis Echeverría Álvarez acusado del delito de genocidio por su presunta participación en esos hechos, situación que lo mantiene bajo arraigo domiciliario.
El trabajo de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (Femospp) no sólo fue limitado y sin consecuencias para alcanzar la justicia en el caso de la matanza de Tlatelolco. El director de comunicación de la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos, Alejandro Juárez Zepeda, consideró que la fiscalía fracasó en todos los sentidos. Recordó que las expectativas de transición democrática abrigaron muchas expectativas ante la posibilidad de saber qué ocurrió finalmente durante años de autoritarismo, crímenes, desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales y tortura. “Sin embargo, vimos –con el transcurso del tiempo y de su trabajo– cómo se desmoronaban estas expectativas”.
Dirigentes del movimiento estudiantil de 1968 entregaron ayer en el Senado un paquete de 10 libros que contienen la recopilación de lo que se ha escrito sobre lo que ocurrió en ese proceso. Raúl Álvarez Garín, Pablo Gómez Álvarez, Félix Hernández Gamundi y Salvador Martínez della Rocca destacaron que “del 2 de octubre hay que hacer un examen de lo que está ocurriendo; nosotros afirmamos e insistimos en que el problema de la impunidad en el país es lo que da condiciones para que se mantenga la política represiva, y estas concepciones de gobernabilidad por la violencia”.
Amnistía Internacional solicitó al gobierno federal establecer de “una vez por todas la verdad sobre la masacre” de la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco en 1968 y lo instó a hacer justicia, porque a 40 años de una de las matanzas más atroces de la historia de México, el gobierno sigue sin dar respuesta. Pese a los constantes esfuerzos de víctimas, familiares y miembros del movimiento estudiantil por establecer la verdad de lo sucedido aquella noche, los hechos completos nunca se han establecido y los responsables no han rendido cuentas,
afirmó AI.
Además, los actores políticos del momento compartían el gusto autoritario para proteger a la nación de.... cualquier situación que pareciera sospechosa....
El liderazgo del presidente Gustavo Díaz Ordaz resistió al desgate de la mano dura aplicada a lo largo del movimiento estudiantil de 1968, en particular el 2 de octubre, y signo de ello fue un viaje por la Cuenca del río Balsas con el general Lázaro Cárdenas del Río, quien lejos del reproche, expresó lo que en los viejos tiempos se llamó un espaldarazo: “La responsabilidad que pesa sobre el primer magistrado de la nación, merece que se le guarden las consideraciones inherentes a su alta investidura institucional, para que él, a su vez, pueda proseguir en su tarea de desarrollar al país con justicia y libertad y, asimismo, con creciente independencia”. Díaz Ordaz viajó por las poblaciones de la Cuenca del río Balsas del 25 al 28 de noviembre de 1968, periodo en el que, a la vez, Cárdenas del Río abogaba por la libertad de jóvenes detenidos durante el movimiento estudiantil y se rumoraba que en su casa se escondía Heberto Castillo, uno de los maestros destacados al lado del Consejo Nacional de Huelga (CNH).
Los hechos siguen hablando por si mismos:
Detrás de la iglesia tomé, sin flash para no llamar la atención, fotografías de cómo metían cuerpos de soldados ya sin vida dentro de una ambulancia del Ejército. Un soldado me vio y jaloneó mi cámara desde la correa para quitármela; logré convencerlo y me soltó. Pedí a uno de los ayudantes principales del general José Hernández Toledo, comandante del Batallón de Fusileros Paracaidistas, que me dejara tomar unos cuerpos amontonados atrás de la iglesia. El mayor dijo que no, porque había francotiradores. El mayor pidió que nos identificáramos, pero ya nos conocía. “Se van pegados a la pared de la iglesia, uno detrás de otro, después de diez pasos, al otro extremo se identifican con el oficial”. Me regresé al edificio Chihuahua, y vi que sacaban a detenidos en fila india, acompañados por un miembro del batallón Olimpia, quienes traían puesto un guante blanco en la mano izquierda. Uno del batallón me dijo: “Ponte algo blanco en la mano izquierda”, lo único blanco era mi camiseta. Lo hice.
Durante meses, los compas de Marcelino Perelló lo chotearon refiriéndose a él como Marcelino Peregón, igual que lo llamó un policía la madrugada del 28 de julio de 1968, cuando lo dejaron en libertad frente a una enorme y chirriona puerta de acero gris, que él pensó era la entrada a la cámara de torturas, aunque en realidad era la salida de las mazmorras de la policía en Tlaxcoaque. Seis meses después de ese episodio preludió de la matanza del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas, y ante el aviso-amenaza de Miguel Nazar Haro, de que la policía secreta no lo andaba buscando para encarcelarlo, sino para matarlo, Perelló cruzó otra puerta, la del exilio, que desde enero de 1969 se prolongó 16 años.
Mientras el general José Hernández Toledo entregaba Ciudad Universitaria a las autoridades de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y con ello se ponía fin a la ocupación militar de la casa de estudios, “miles de madres de familia, vestidas de luto, acompañadas por estudiantes” y gente del pueblo, marcharon del Monumento a la Madre a la Cámara de Diputados. Allí protestaron por la persecución gubernamental contra “jóvenes y pueblo en general, y por los actos de terrorismo que se han realizado contra escuelas superiores”. Asimismo, demandaron amnistía para todos los presos políticos, relata Ramón Ramírez en su libro El movimiento estudiantil de México, editado por Era en 1969.
Junto con los archivos de la Secretaría de la Defensa, de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y la Dirección General de Investigaciones Políticas y Sociales, los documentos generados por el llamado “servicio secreto” del entonces Departamento del Distrito Federal, son claves para reconstruir los detalles de la represión del Estado contra el movimiento estudiantil en 1968. Pero hoy el paradero de ese archivo es desconocido.
En el presente continuan las manifestaciones:
Un vacío, un símbolo de luto, una manifestación de ausencia, de pérdida. Eso representa la falta del Escudo Nacional en la fachada del antiguo edificio de la Secretaría de Relaciones Exteriores, hoy Centro Cultural Universitario Tlatelolco (CCUT). La intervención titulada Desmantelamiento y reinstalación de un símbolo patrio es del colectivo regiomontano Tercerunquinto, que decidió retirar la imagen del águila devorando la serpiente para que este 2 de octubre quede el hueco a la vista de los transeúntes y visitantes a la plaza. Los artistas tardaron una semana en desmontar las piezas de mármol que forman el escudo.
El auge del movimiento libertario en 1968 concentró largas jornadas de acción previa. El 68 no es un rayo que surge de la nada. Nuestra generación es el 68 pues las acciones juveniles de ese año encarnan los sacrificios y las visiones, los ideales de nuestro tiempo. Esas luchas son un legado ético, limpio, ejemplar. Fuimos factor del principio de un cambio de época. Actuamos conscientes en un muy complejo y promisorio entorno mundial y nacional. Nuestro internacionalismo socialista, solidario, es uno de los rasgos de la identidad generacional, con importantes acciones de apoyo a Cuba, Vietnam, República Dominicana, Panamá y otros pueblos en lucha de liberación antiimperialista. Las acciones contra las guerras imperiales de de todo signo y por la paz formaron parte de nuestra cotidianidad.
Lo que sucedió en 1968 fue una emancipación de los estudiantes, que sentían en el ambiente “la posibilidad de una transformación de fondo en el país”, aunque ese año representó también el inicio de un proceso de terrorismo del Estado en México, señalaron especialistas reunidos en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). María Fernanda Campa, quien fue integrante del movimiento del 68, recordó que esa emancipación fue influida por el triunfo de la revolución cubana en 1959, y dijo que los jóvenes palpaban la posibilidad de que América Latina se liberaría de la influencia de Estados Unidos.
Pablo Gómez, senador por el PRD, quien fue representante de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México ante el Consejo Nacional de Huelga (CNH) elabora sus juicios: el movimiento estudiantil “fue derrotado en sus propósitos políticos concretos”, y unos años después había en México menos libertades, creció el número de presos políticos y, en general, “las luchas democráticas se vieron detenidas”. Gómez no desdeña a Tlatelolco como un “precursor de los cambios democráticos que se han producido desde entonces... pero eso no demuestra una victoria de aquella lucha”. En todo caso, conviene, las cosas empezaron a cambiar “poco a poco” a partir del 10 de junio de 1971 cuando, derivado de la masacre del jueves de Corpus, se removió al regente de la ciudad, Alfonso Martínez Domínguez, y a los jefes policiacos. De ahí siguieron movimientos reivindicativos en varias universidades y sus sindicatos, así como la creación de una corriente obrera independiente, entre otros.
El movimiento estudiantil de 1968 es el fenómeno político del siglo XX mexicano que más obra ha producido, después de la Revolución. Son más de 600 los libros, reportajes, películas, obras de teatro, números monográficos de revistas, tesis, grabaciones, entre otros, que han abordado el movimiento estudiantil desde muchas perspectivas
También, los grupos porriles de aquel entonces, siguen en la memoria de las marchas estudiantiles actuales:
Integrantes de diversos colectivos estudiantiles que marcharán este 2 de octubre de la Plaza de las Tres Culturas al Zócalo, en conmemoración del 40 aniversario de la matanza de Tlatelolco, informaron que organizarán un operativo de seguridad contra provocaciones de grupos porriles, que, advirtieron, “han lanzado convocatorias para que provocadores asistan a la marcha y generen confrontaciones entre los jóvenes”. En conferencia de prensa, señalaron que todos los grupos de alumnos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), del Instituto Politécnico Nacional (IPN), así como de diversos planteles educativos en el Distrito Federal, “asistiremos a una marcha pacífica, en la cual la consigna es no responder agresiones ni provocaciones”.
1 comentario:
a mi parecer fue una verdadera injusticia tanto para los jovenes que pasaron por eso como para las demas personas, ya que se supone que tenemos el derecho de expresar lo que sentimos o queremos en ese momento y resulto que al gobierno no le importaba nada mas lo que para esas personas estuviera bien y lo que les convenia.
pero que lastima que aun viendo todo lo que hasta el momento de esa salvaje matanza no resulto nada y no se arreglo nada ya que en estos iempos el gobierno sigue igual, mejor dicho esta peor que antas; yo creo que deberian de apoyar al pueblo mexicano porque tambien es su pueblo.
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