En nuestra cultura autoritaria siempre ha existido un recelo por la libertad de expresión de los jóvenes. En general, cuando los jóvenes levantan la voz se considera que es una falta de respeto. Esta situación causa tanta ansiedad debido a la creencia de que es el primer paso para perder la autoridad y caer en el qué dirán. El problema con el autoritarismo es que necesita de la plaza pública para mostrarse y elaborar un discurso, muchas veces, poco sustentado con los hechos. En días pasados, los medios han mostrado el recelo de la autoridad a los reclamos de los jóvenes:
Estudiantes de la Escuela Nacional de Pintura, Escultura y Grabado La Esmeralda fueron desalojados ayer por elementos de la Policía Federal Preventiva cuando se manifestaban en el contexto de la visita del titular del ejecutivo federal y de los príncipes de Asturias al Centro Nacional de las Artes. Una veintena de jóvenes desplegó mantas en el camellón de la avenida Río Churubusco en protesta –dijeron– por la falta de recursos para la educación artística mientras en el Cenart se hicieron gastos extraordinarios para que Calderón Hinojosa pudiera inaugurar el primer Congreso de la Cultura Iberoamericana. Los alumnos de artes plásticas fueron forzados –con empujones y gritos– a retirarse del lugar y llevados hacia la calzada de Tlalpan, donde también se les impidió mostrar una manta.
El derecho de los adultos para alzar la voz... no es la misma, según el poder federal, que la de los jóvenes:
Cuando el titular del ejecutivo federal elogiaba a la indígena Eufrosina Cruz porque alzó la voz en su comunidad y defendió el derecho de las mujeres al voto, Andrés Leonardo Gómez Emilsson, estudiante de 18 años que había recibido de manos del mandatario el Premio Nacional de la Juventud, se puso de pie en el podio, alzó los brazos y grito: “¡espurio!”. El Ejecutivo siguió con su discurso mientras dos elementos del Estado Mayor Presidencial se colocaban detrás del joven; uno de ellos lo tomó del brazo y le ordenó: “¡cálmate!”. Apenas habían transcurrido unos segundos cuando Marco Jiménez Santiago, quien se encontraba entre el auditorio, exclamó: “¡no hay libertad en este país, no hay libertad!”, por lo que otros dos elementos del EMP se acercaron a él, lo tomaron del brazo y se lo llevaron, mientras Calderón advertía que a diferencia de 1968, “uno de los momentos más tristes” de la historia, ahora hay libertad y “se pueden dar espectáculos como éste.
La crónica de los hechos nos hablan del gusto exquisito de la guardia presidencial del respeto a los derechos humanos y el manejo magistral de las palabras para infundir miedo:
Los dos protagonistas de la interpelación al presidente Felipe Calderón relataron que los mantuvieron en el pequeño cuarto con dos sillas y un escritorio en Palacio Nacional. “Pregúntale a tu pinche conciencia”, le contestaron a Mario cuando preguntó por qué lo tenían en ese sitio. Él, tesista de historia en la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, contó que lo jalonearon y le “hicieron la llave” en un brazo. Mario Virgilio Santiago refirió que le preguntaron: “cómo chingados entraste aquí”. Le pregunté a uno de los jefes “¿adónde me van a llevar?” “Te vale madres”, le respondieron. “Te vamos a sacar de aquí. Ahorita le hablamos a la PFP”. Y metieron a tres agentes de la PFP, tres guardias y granaderos.
Quién este jóven que alzó la voz:
Andrés Leonardo Gómez Emilsson, el joven que gritó “¡espurio!” al presidente Felipe Calderón tras haber recibido el Premio Nacional de la Juventud por ser uno de los alumnos más destacados del país en el área de matemáticas, dice estar convencido, por estudios estadísticos, de que hubo fraude en las elecciones de 2006. Ha ganado medallas de plata en las Olimpiadas Nacionales de Matemáticas y de bronce en las de Matemáticas de la Cuenca del Pacífico 2007; obtuvo el primer lugar en el concurso Leamos la ciencia para todos, del Fondo de Cultura Económica, y una presea internacional de bronce en la primera Olimpiada Juvenil de Ciencia, en Indonesia.
El hecho provocó diversas reacciones:
La detención de los dos jóvenes que increparon a Felipe Calderón Hinojosa en Palacio Nacional representa “el rechazo y la animadversión que el Presidente de la República provoca aún en amplios sectores de la sociedad; y es muestra del grado de intolerancia y temor del Ejecutivo federal hacia sus opositores”, señalaron diputados de PRD y PT. La actitud de los integrantes del Estado Mayor Presidencial, es relevante porque criminaliza la oposición y la discrepancia; manifiesta, además, el temor que al sistema le provoca el malestar de los ciudadanos. “A pesar de no habérseles sometido a un proceso legal, los jóvenes inconformes ya fueron tachados como rebeldes por la mayoría de los medios de comunicación.
1 comentario:
Esa es la verdad de lo que pasa en el país y muy pocos o casi nadie se quieren dar cuenta.
Muy buena nota...
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