Los documentos revelan que si existían peligrosos espías en el movimiento estudiantil de 1968. Los espías eran... los presidentes mexicanos pagados por la CIA:
El canalseisdejulio entrega una nueva producción documental, 1968 La conexión americana, que pone al descubierto la intervención de la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) en el conflicto estudiantil de aquel año y su interés porque el Ejército asumiera el poder en México. Documentos e imágenes inéditas de esa época confirman, en el trabajo del cineasta Carlos Mendoza, la intromisión del gobierno de Estados Unidos en la política nacional, la cooptación de funcionarios y militares mexicanos por la CIA, así como el desarrollo de una estrategia propagandística encaminada a hacer creer que en nuestro país se gestaba una “revolución comunista”. El documental demuestra que fueron reclutados por la CIA, los presidentes Adolfo López Mateos, Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría, así como Antonio Carrillo Flores, secretario de Relaciones Exteriores en el gobierno de Díaz Ordaz; Fernando Gutiérrez Barrios, jefe de la Dirección Federal de Seguridad; Joaquín Cisneros, secretario particular de Díaz Ordaz; Emilio Bolaños, sobrino de Díaz Ordaz, y Humberto Carrillo Colón, agregado de prensa de la embajada de México en Cuba.
Los resultados del espionaje fueron: brutalidad 1000, estudiantes 0:
Lo de Tlatelolco fue el 2 de octubre, y aquello, 10 días después. Entonces había la consigna de los manifestantes diciendo: “No queremos Olimpiada”. Pero ése era un compromiso del Estado mexicano, un gran acontecimiento. Entonces, el presidente —que es el único que puede decidir cosas de esa magnitud excepcional— ordenó que fuera el Ejército. Hubo una balacera; murieron soldados, oficiales. Del otro lado, estudiantes.
¿En ese contexto cuáles fueron las instrucciones que usted recibió del presidente?
No, la orden fue al Ejército. En realidad todo lo manejó el presidente.
Pero usted era secretario de Gobernación.
Sí, pero las grandes determinaciones, que fueron muy graves, nunca eran cosa del subsecretario, ni del secretario, eran el presidente. Entonces y ahora las grandes determinaciones al Ejército vienen del presidente, que es el comandante general del Ejército.
¿Usted tenía comunicación con el secretario de la Defensa?
No, no como secretario de Gobernación; él trataba directamente con el presidente. Además, el secretario de Defensa (Marcelino García Barragán) tenía sus simpatías para la presidencia siguiente, porque, después del contacto con el presidente, con quien más tenía comunicación era con el secretario de la Presidencia, el doctor Emilio Martínez Manautou, que trabajaba muy cerca del presidente, entonces le vio posibilidades para que fuera candidato
Dos de cada tres mexicanos (64%) relacionan la fecha del 2 de octubre de 1968 con el movimiento estudiantil o con la represión a estudiantes. Este es un claro indicador de que tanto la fecha como el año ya son parte integral del imaginario político nacional. A pesar de que el movimiento estuvo localizado primordialmente en la capital del país, la mayoría de los mexicanos lo tiene como referente. Los resultados de la encuesta arrojan dos datos importantes. Primero, por lo menos la mitad de la población (55%) identifica espontáneamente a un responsable de la represión, ya sea por nombre o genéricamente. Segundo, se responsabiliza por la represión estudiantil a Gustavo Díaz Ordaz (20%), al gobierno (17%), a Luis Echeverría (8%) y al Ejército (4%). De hecho, Díaz Ordaz y Echeverría son dos villanos de la opinión pública mexicana: sólo cuentan con 6% y 7% de opiniones positivas respectivamente, mientras que predominan las opiniones negativas sobre sus personas (29% y 37%). Si la historia la escriben los vencedores, es claro que los derrotados fueron las autoridades mexicanas, en especial Díaz Ordaz y Echeverría. La opinión pública los ha condenado. Los ex presidentes ganaron en el corto plazo, pero perdieron a la larga.
A Tlatelolco nada le quita “el mal agüero de esas ruinas”, les dice Asunción a sus hijos, siempre que recuerdan el 2 de octubre. Ella no sabe del pasado de esas ruinas que un día fueron lugar de resistencia indígena frente a la Conquista española. Pero imagina que algo muy malo debió ocurrir allí. Como aquella tarde que vio helicópteros en el cielo, escuchó gritos y balazos y el ulular de patrullas y ambulancias. “Ya ni me acuerdo”, dice Asunción mientras se levanta de la mesa y se dirige a su cocina. “Ni ganas le dan, ¿verdad, mamá? Pero se portó usted muy valiente, ándele, platique”. Adela, su hija, interviene para alentarla, pero fracasa. “No le gusta hablar de eso con extraños. Todavía piensa que pueden venir por nosotros, ¿creerá?”
El movimiento estudiantil francés de 1968 no puede explicarse sin los aportes teóricos previos de su par alemán, con autores como Herbert Marcuse, dijo el escritor José María Pérez Gay durante una conferencia en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco. Destacó que la crisis económica en Estados Unidos es un reflejo más de que “el modelo neoliberal ha muerto” y de que “el libre mercado falló”. La paradoja, agregó, es que la crisis se agrava cuando el Estado casi ha sido disuelto. Consideró que el 68 mexicano sigue vivo en cuanto esperanza, pero ya pasó, y agregó que un nuevo parteaguas se generó en 2006, con el fraude electoral y la protesta social masiva.
¿1968, ya pasó? En realidad no pasó nada, salvo la documentación de la brutalidad de los gobiernos federales que siguen el uso y costumbre heredada de los dictadores mexicanos. La juventud en el 2008 sigue en las mismas condiciones. Los únicos cambios ocurridos son que quizá a nadie le espanta el cabello largo de los varones y las minifaldas de las jóvenes, o el rock and roll.
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