Desde hace varias décadas dejamos de ser un territorio de analfabetos.... en el siglo XXI somos alfabetos poco funcionales. No nos da la regalada gana leer. Aunque existe una infinita cantidad de formar de acceder a la lectura: libros, revistas, periódico, internet. Y el acceso a libros ha mejorado, tenemos librerías, bibliotecas públicas, libros regalados, libros prestados, libros robados, etc.
Quizá uno de los problemas de ser alfabetos no funcionales consiste en que seguimos manteniendo un pensamiento mágico.... casi ingenuo que raya en la irrresponsabilidad. Por ejemplo, las autoridades educativas en sus sermones políticos afirman que con:
Salacadula Chalchicomula
Bíbidi Bábidi Bu.
Siete palabras de magia que son:
Bíbidi Bábidi Bu.
Salacadula Chalchicomula
Bíbidi Bábidi Bu.
Yo hago milagros con esta canción:
Bíbidi Bábidi Bu.
Todo se puede:
El titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Alonso Lujambio, declaró que si los niños saben leer, pueden aprender todo lo demás.
Estas declaraciones tan simples chocan contra la cruda realidad mexicana; nuestro cerebro se llena de dopamina al fumar o beber un refresco, no cuando leemos:
Pagar por entrar a un concierto, un museo o una obra de teatro, o por obtener un bien cultural -un libro, una artesanía, una película o música grabada-, no es una práctica común entre los mexicanos. En un país donde 11 millones de personas, en promedio, fuman 10 cigarrillos por los cuales gastan cada día 20 pesos -es decir, siete mil 300 pesos al año- o donde el promedio de refrescos que una persona toma al año es de 160 litros -y si cada litro es a 10 pesos, quiere decir que cada mexicano se gasta mil 600 pesos al año en este tipo de bebidas-, ocurre que 72% de la población, en el último año, no gastó un solo peso en la compra de libros. Se trata de las tres cuartas partes de los mexicanos. Una cantidad similar tampoco adquirió artesanías, ni pagó por ir a un concierto, a un museo o a un espectáculo de danza o teatro.La Encuesta Nacional de Hábitos, Prácticas y Consumo Culturales, muestra que los mexicanos no invierten ni su tiempo ni su dinero en capacitarse en asuntos relacionados con la cultura, en aprender a tocar un instrumento, a dibujar o a hacer fotografía, aun cuando hay en el país mil 715 casas y centros de cultura, según cifras del Atlas de Infraestructura Cultural 2010, donde se programan cursos que en buena parte son gratuitos.
En 40 años hemos aprendido a sortear las crisis financieras, a crear una cultura de la pobreza y vivir de prestado. Pero no hemos sabido cómo crear capital humano y capital social:
En México sólo uno por ciento de la población adquiere libros, cifra que ha premanecido estancada desde hace 40 años, explicó Fernando Valdés, director de la editorial Plaza y Valdés. El estudio que realizó el editor plantea que incluso “ha disminuido el número de editoriales, de mil 400 a menos de 500, registradas actualmente en la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem). Hace 40 años, cuando México tenía una población de 50 millones de habitantes, la cantidad de lectores era de uno por ciento, es decir, 500 mil. Actualmente existen 110 millones de personas y la cifra de consumidores de libros es de un poco más de un millón, es decir, el mismo uno por ciento.
La sociedad civil pone en marcha algunas iniciativas:
Que los niños lean a cualquier precio, es la demanda y anhelo de Toño Malpica, Jaime Alfonso Sandoval y Francisco Hinojosa, tres escritores que se dedican a la creación literaria para niños, y que explican sus razones, preocupaciones y presentan algunas propuestas. Sus propuestas van desde ubicar orientadores de lectura especializados para padres e hijos en librerías que faciliten los títulos del tema preferido; que los niños superen el miedo a los libros y dejen de verlos como objetos de culto; eliminar las imposiciones literarias de los adultos, evitar tareas escolares a partir de las lecturas; y restablecer el vínculo roto entre alumno y profesor, mediante la lectura. “Uno de los grandes pendientes en materia de lectura es que los niños se acerquen a los libros por sí mismos, es decir, que pierdan por completo el miedo hacia éstos y dejen de verlos como si se tratara de reliquias de culto”, asegura Toño Malpica, autor de Los mil años de Pepe Corcueña y El lápiz de labios del señor presidente. Otro pendiente, explica, sería eliminar paulatinamente las recomendaciones de libros por parte de los adultos. “Así como los niños se acercan a una pelota o a cualquier juguete, es imprescindible que por sí mismos se acerquen a los libros, con esa misma naturalidad”, apunta.
Organizaciones civiles e instituciones gubernamentales proponen una nueva campaña:
Al iniciar la campaña “Leer para Aprender”, “Diviértete Leyendo” para fomentar la lectura entre los niños de México, el Consejo de la Comunicación estableció como nuevas metas de desempeño en este terreno para la Secretaría de Educación Pública (SEP), en un plazo de dos años, que uno de cada dos estudiantes se ubique en los niveles de excelencia y bueno en las pruebas nacionales. Alonso Lujambio, titular de la SEP, calificó como significativo que en este 2011 -a 90 años de que Vasconcelos fundó la Secretaría- se proponga un programa nacional de lectura como el que en esos años buscó la alfabetización. Dijo que con la participación de todos, la sociedad civil, padres de familia, sindicato, maestros y autoridades se contribuirá a mejorar los indicadores que hoy muestran a un México que sólo lee 2.9 libros al año, mientras en España leen 7.7; Portugal 8.5 y en Alemania 12 libros por año. La campaña inició de manera formal luego de que la presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, Elba Esther Gordillo; el titular de la SEP, Alonso Lujambio; los secretarios de educación de los estados, además de cámaras empresariales y organizaciones civiles firmaron el documento con el que se promoverá la lectura en las escuelas y hogares, durante 20 minutos; además de fomentar el uso de bibliotecas.
Se abre una nueva biblioteca, con los libros atesorados por ilustres mexicanos:
Con la apertura del Fondo Bibliográfico José Luis Martínez que ha quedado instalado en la Biblioteca de México “José Vasconcelos”, el gobierno inicia una política de adquisición de bibliotecas personales de los grandes hombres del siglo XX, como Antonio Castro Leal, Jaime García Terrés, Alí Chumacero y Carlos Monsiváis. La propuesta busca que para 2012 se hayan comprado e instalado en el edificio de La Ciudadela, al menos cinco bibliotecas más. La biblioteca personal de Martínez, integrada por 73 mil 500 volúmenes (48 mil libros, 22 mil fascículos de revistas y un fondo documental de 3 mil 500 piezas, entre cartas, fotos, catálogos y mapas) ubicada en un espacio diseñado por el arquitecto Alejandro Sánchez y cuya inversión fue de 20 millones de pesos. Hace dos meses, el gobierno federal compró la biblioteca personal del abogado y ex rector de la UNAM, Antonio Castro Leal, conocido como uno de los “Siete sabios de México”. El acervo, que cuenta con unos 58 mil volúmenes, de entre los que destaca una gran cantidad de libros en inglés, francés y alemán. Rodrigo Martínez, uno de los tres hijos del bibliófilo mexicano, dijo que la biblioteca de su padre está compuesta por colecciones y que al abrirla a los mexicanos se cumple un sueño de que sus libros permanezcan en México. “La colección de mi padre es única e irrepetible de literatura mexicana de los siglos XIX y XX; también es importante aunque no exhaustiva en libros de historia de México, cultura, ciencia y de otros asuntos mexicanos, aunque destaca literatura de otras lenguas”.
En poco tiempo veremos si la campaña de fomento a la lectura, ahora sí, funciona. O seguimos con el:
Salacadula Chalchicomula
Bíbidi Bábidi Bu.
Siete palabras de magia que son:
Bíbidi Bábidi Bu.
Salacadula Chalchicomula
Bíbidi Bábidi Bu.
Yo hago milagros con esta canción:
Bíbidi Bábidi Bu.
2 comentarios:
creo que es preocupante esta información, las cifras son realmente alarmantes. Leer es algo maravilloso donde te sumerges a un nuevo mundo y te pierdes hasta que lees la última página, eso no se debe de perder y los padres de familia deben apoyar a sus hijos e inculcarles éste hábito.
Mientras no se acerquen más platicas sobre estrategicas de lectura y se dejen t<reas específicas no se va a avanzar. mucjhos maestros de primaria leen poco, no hay que olvidar que también están en la estadística. Muchos padres de familia no leen o leen muy poco, así cuándo.Bueno el remedio es dejar tareas de lectura (no opcionales). La otra aprte. el que deja la tarea debe dejar libros amigables. No complicaciones que auyentan lectores. Se requiere asesoría.
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