Desde hace 30 años se reconoce la importancia de la educación preescolar para el desarrollo de las personas y del bienestar económico y social. Desde entonces, existe una mayor atención al bienestar y el respeto de los derechos del niño, especialmente, en los países desarrollados. En el territorio mexicano todavía falta un largo trecho para que los niños y las niñas en edad preescolar reciban una educación de buena calidad. Los datos muestran una colección de problemas de infraestructura, cobertura, formación profesional y especialmente de maltrato a los niños y las niñas:
Las desigualdades en la educación prescolar impiden que gran parte de los niños reciban enseñanza de calidad; tratar de expandir esos servicios en las actuales condiciones profundizará las diferencias y podría generar efectos negativos en el desarrollo de los menores de tres a cinco años, advirtió Annette Santos del Real, directora adjunta del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (Inne). Al presentar el primer informe La educación preescolar en México, elaborado con una muestra de mil 892 escuelas, 4 mil 675 docentes y 23 mil 370 padres de familia, destacó que ante las asimetrías (en infraestructura, seguridad, preparación docente, etcétera) es necesario revisar la obligatoriedad en la asistencia de los niños de tres años a los planteles. Los docentes usan prácticas punitivas: 47.1 por ciento llama la atención al niño con voz fuerte; 40.9 por ciento separa al niño del grupo para que se tranquilice, y 9 por ciento lo deja sin recreo. Santos del Real señaló que la decisión del Congreso de hacer obligatoria la educación prescolar en 2002 fue precipitada y sin un diagnóstico.
Se presta poca atención a la seguridad y protección de los preescolares:
Alrededor de 28 mil planteles de prescolar, esto es, 35 por ciento en el país no cuenta con un control respecto de las entradas y salidas de personas en sus instalaciones, mientras 59 por ciento –aproximadamente 47 mil centros– carece de una bodega para resguardar materiales o sustancias que puedan representar riesgos para la salud y la integridad de los niños. De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), en 10.3 por ciento de las aulas de ese nivel educativo hay materiales tóxicos como cloro, alcohol, agua oxigenada o detergente, que representa un riesgo para la salud de los menores. En 31.2 por ciento de los salones la infraestructura se encuentra en mal estado; abunda mobiliario con astillas o clavos que sobresalen, estantes frágiles o ventanas con vidrios rotos, que también significan una amenaza para la seguridad de escolares y docentes.
A pesar de que existe abundante evidencia científica de la importancia del juego y de las actividades físicas, los centros no tienen una área de juegos, no hay chapoteaderos o areneros. Los preescolares copian la pobre infraestructura de las escuelas primarias diseñadas para el control y la permanencia en aulas con estudiantes callados y sentados:
Aunque se consideran espacios indispensables para contribuir al desarrollo físico, intelectual y mental de los infantes, 38 mil 778 planteles de prescolar, esto es, 48.4 por ciento, carece de área de juegos y cuando cuenta con ella no sirve; 59 mil 289 escuelas, 74 por ciento, no tienen areneros, y a 68 mil 262 centros –85.2 por ciento– les hace falta un chapoteadero o alberca. De acuerdo con el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE) en 10 por ciento de estas escuelas no hay baños y en 19 por ciento hay sanitarios, pero sin agua. Sólo dos terceras partes de los planteles de prescolar que tienen baños cuentan con retretes adecuados a la estatura de los pequeños. Mientras en 56.3 por ciento de los centros, los retretes son compartidos por niños y adultos.
El territorio mexicano mostrará cambios cuando la educación preescolar que se ofrece a los niños y las niñas sea de buena calidad.... mientras tanto, las ideas actuales nos siguen condenando al tercermundismo con vías para el cuartomundismo.
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