Durante décadas México ha vivido en crisis financiera y devaluación continua de su moneda. Ninguna receta de los bancos o instituciones internacionales ha funcionado más allá de evitar el colapso del país. Ahora, en mitad de una crisis financiera internacional, se aplicarán las mismas recetas: proteger empresas y negocios.... y el sistema educativo (motor de las economías basadas en el conocimiento) sufrirá recortes y recortes y después más recortes. No se ve una solución para el siglo XXI:
La crisis financiera que aqueja a Estados Unidos afectará sobremanera a la educación superior en México, sostuvo aquí el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles. Al hablar sobre el panorama económico, señaló: “Los mexicanos no contribuimos a la crisis; sin embargo, pagaremos las consecuencias. Algo que no será sencillo. “Vamos a tener que encontrar la manera de hacer el mejor uso posible de los recursos financieros”, señaló Narro refiriéndose a las universidades públicas, “además de hacer un uso transparente y de rendición de cuentas a la sociedad”.
México debe evitar que la recesión económica se transforme también en una recesión educativa que deteriore la calidad del capital humano del país. Por ello, este es el “mejor momento” para que el gobierno y el sector privado inviertan en este sector, asegura la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). La crisis que atraviesa la economía global y local, no sólo afectará el bolsillo de los mexicanos, también minará el nivel educativo de la población, asegura Bernard Hugonnier, director adjunto de la División de Educación del organismo internacional. El ejecutivo que visitó México para analizar el sistema educativo mexicano, lamenta que en este momento se estén destinando más recursos para salvar al sistema financiero y a empresas en riesgo, que para preparar individuos competitivos laboralmente a escala internacional, y adecuados a las exigencias de la problemática actual.
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