La ciencia corrobora lo que el sentido común y los derechos del niño afirman; un buen desarrollo cognoscitivo no se lleva bien con el castigo corporal. Los golpes consiguen obediencia, en el mejor de los casos, pero no desarrollan la inteligencia:
"Todos los padres y madres quieren hijos inteligentes", indicó Murray Straus, autor del estudio. "Esta investigación muestra que si se evita el castigo físico y se corrige de otras maneras, la mala conducta puede lograr que los niños sean más inteligentes", apuntó al destacar que los resultados del estudio tienen implicaciones importantes para el bienestar de los menores en todo el mundo. Straus y Mallie Paschall, del Instituto Pacífico para Investigación y Evaluación, estudiaron muestras representativas nacionales de 806 niños y niñas de 2 a 4 años de edad, y de 705 con edades de 5 a 9 años. Ambos grupos fueron evaluados nuevamente cuatro años más tarde. Los coeficientes intelectuales de los niños con edades de 2 a 4 años que no recibían castigo corporal fueron cinco puntos más altos cuatro años después que los de quienes sí los recibían. Los coeficientes intelectuales entre los niños de 5 a 9 años de edad libres de castigo corporal fueron 2,8 puntos más altos cuatro años después que los de los menores del mismo grupo de edad que sí los sufrieron. "Cuán a menudo los padres y madres castigan marca una diferencia", señaló Straus, quien explicó que en la medida en que "más frecuente o intenso sea el castigo, más lento es el desarrollo de la habilidad mental del niño".
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