La llamada guerra contra el narco sigue cobrando muchas víctimas y daños colaterales (es decir, muertos ocasionado por el fuego amigo). La cantidad de muertos y los recursos financieros que se gastan en granadas que matan o hieren a alguien, o que simplemente destruyen el patrimonio nacional, no han mejorado la situación de los jóvenes mexicanos; siguen sin oportunidades de tener un buen salario en un trabajo digno, por ello, la delincuencia organizada parece una salida obvia:
La crisis económica y el creciente control de la delincuencia organizada en diversas actividades económicas han trastocado los mercados de trabajo juvenil en las principales ciudades fronterizas del norte del país, advirtieron especialistas de El Colegio de la Frontera Norte (Colef). Con la pérdida de miles de empleos en la industria maquiladora y altas tasas de inseguridad, no basta con ofrecer más espacios educativos en instituciones tecnológicas si antes no se crean las condiciones reales para garantizar que tendrán empleo. Los egresados de bachillerato y licenciatura –afirmaron– no sólo enfrentan la caída en la generación de puestos de trabajo en la maquila, también una progresiva distorsión salarial, generada por los altos ingresos que ofrecen los narcotraficantes frente a las bajas remuneraciones que se perciben en actividades lícitas, que en el mejor de los casos oscilan entre 5 mil y 8 mil pesos mensuales para quienes realizan labores de técnicos.
A los estudiantes de bachillerato en Sinaloa el sistema los saca de las aulas para meterlos al consumo de drogas, a los penales, a la delincuencia organizada: o bien emigran e incursionan al mercado laboral para apoyar a sus padres en su lucha por la sobrevivencia. Jóvenes de entre 16 y 19 años de edad ingresan a estudiar la preparatoria, pero se quedan a mitad del camino. Según el Consejo Nacional de Población en la entidad hay 104 mil 406 hombres y cien mil 382 mujeres en ese rango de edad. En el ciclo escolar 2008-2009, Sinaloa se ubicó entre los seis estados con más jóvenes (96.5 por ciento) que terminaron la educación secundaria e ingresaro a preparatoria; sin embargo, en este nivel la entidad ocupó el lugar 12 en eficiencia terminal, con 62.3 por ciento de egresados; es decir, 37.7 por ciento no terminaron el bachillerato.
El crimen organizado ha reclutado a estudiantes guanajuatenses para traficar drogas, o bien como informantes, mejor conocidos como halcones. Según la Comisión de Seguridad Pública del Congreso del Estado y el mismo secretario ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, Juan Miguel Alcántara Soria; 20 estudiantes de distintos niveles han sido apresados por delitos contra la salud en los últimos tres años. Los jóvenes son convencidos de trabajar para la delincuencia organizada simplemente con el pago de un teléfono celular, o con cifras que llegan a promediar hasta mil pesos a la semana. Así, los estudiantes son reclutados, incluso como sicarios. Alcántara Soria informó ante empresarios que los detenidos estudiaban secundaria, preparatoria, carrera universitaria y otros, una carrera técnica, y esto no es privativo de Guanajuato, sino ocurre en todo el país.
A 200 años de independencia, la juventud mexicana sigue esperando que la generación ruki genere empleos bien pagados, una educación de buena calidad y un entorno social que propicie el desarollo armónico de todas las facultades de los hombres y mujeres que viven en territorio mexicano... mientras tanto, en la tele y en la radio existe más preocupación por la alineación de la selección mexicana de fútbol que obtendrá los mismos resultados que las pruebas ENLACE 2010.
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